La DANA, o Depresión Aislada en Niveles Altos, ha sido un capítulo cerrado que muchos desearían poder olvidar. ¿Recuerdas aquel día de octubre? La lluvia parecía decidida a arrastrar todo a su paso en la Comunidad Valenciana. En medio del caos, surgen interrogantes sobre cómo se gestionó la emergencia y, más importante aún, ¿quién es el responsable? En este artículo, exploraremos las declaraciones de Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, cómo se maneja el Cecopi y qué lecciones podemos aprender del manejo de emergencias en la región.

El ciclo del caos: una tarde en Valencia

El 29 de octubre de 2023, un día que para muchos fue un festín de lluvias torrenciales y calles como ríos, los responsables de la gestión de emergencias se encontraban en medio de una tormenta mucho más fuerte: la de la crítica. La delegada Bernabé ha declarado que solo se envió el mensaje de alerta a la población cuando llegó el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. ¿Fueron fatuas las decisiones? ¿Por qué esperar a que un jefe visible apareciera en escena?

Como alguien que ha vivido tormentas inesperadas (¿a quién no le ha pasado que un día radiante se convierte en un chaparrón sin previo aviso?), puedo entender la frustración de los ciudadanos al ver cómo la burocracia parece ralentizar el sistema.

La importancia del mando único durante la crisis

Una de las declaraciones más contundentes de Pilar Bernabé fue su insistencia en que el Cecopi es un «mando único». Esto genera la pregunta: ¿realmente es eficiente tener un solo mando en situaciones de máxima tensión? La idea de que en situaciones de crisis no se necesita votar, sino dar órdenes, parece lógica; sin embargo, puede resultar problemática si no se extienden responsabilidades claras entre los diferentes responsables.

Bernabé apuntó que este poder centralizado debe recaer en quien sea responsable de las emergencias en la comunidad, lo cual en este caso era Salomé Pradas, la consellera de Justicia e Interior. Pero, ¿es justo que la población reciba un mensaje de alerta tardío, solo porque un mandatario todavía no había llegado?

Una reunión para pensar (¿o no pensar?)

Imagínate la escena: el Cecopi se forma y varios responsables están en una videoconferencia, pero resulta que deciden que es mejor apagar las cámaras para… “pensar”. No sé tú, pero eso me suena un poco a lo que cualquier estudiante haría cuando no quiere que el profesor lo pille haciendo trampa en un examen.

Durante este tiempo, Bernabé asegura que estuvo contactando a alcaldes para entender cómo estaba la situación en sus respectivos municipios. ¿Por qué no fue ella quien dio la señal en lugar de esperar a otros? Esa es la cuestión que quedó colgando en el aire, junto a las nubes de tormenta que se cernían sobre Valencia.

La mezcla de política y emergencia: un cóctel explosivo

Cuando la emergencia climática se mezcla con la política, es como añadir gasolina al fuego. José María Ángel, el comisionado especial del Gobierno para la reconstrucción, ha mencionado que hubo un «retraso fundamental» en la toma de decisiones. Él enfatiza que ante una alerta meteorológica, es vital actuar con rapidez, algo que evidentemente no se hizo.

Parece que en lugar de estar alineados bajo un mismo mando, cada uno estaba en su propia burbuja, intentando sobrevivir a la tormenta de comentarios negativos que se venía. Y aquí es donde la crítica pública entra en juego. ¿Realmente los ciudadanos se merecen una gestión tan desorganizada cuando sus vidas están en juego?

La jugada de la comunicación: ¿o falta de ella?

Cuando uno se enfrenta a situaciones de emergencia, la comunicación efectiva es clave. Pareciera que había una desconexión clara entre los que tenían que tomar decisiones y la población que tanto lo necesitaba. Durante el desarrollo de la crisis, se comunicó que las grabaciones del Cecopi existían. Sin embargo, surgieron dudas sobre su existencia cuando se solicitó acceder a ellas.

Bernabé reclamó que le dijeron que se estaban grabando las comunicaciones pero luego le respondieron que no existían. Es como ir a buscar un pastel de cumpleaños que le prometieron y encontrar solo una caja vacía. De verdad, ¿qué pasó con esas grabaciones?

El hecho de que el mensaje de alerta no fuera enviado antes genera aún más desconfianza en un sistema que debería operar como una máquina bien engrasada pero, a menudo, parece más bien oxidada.

La responsabilidad del liderazgo: ¿culpa compartida?

La pregunta que quedó resonando en la mente de muchos es: ¿quién asumirá la responsabilidad en este lío? Puede que haya una clara cadencia hacia el liderazgo de Pradas y otros, pero también existe la necesidad de un enfoque más involucrado por parte de todos involucrados, incluyendo a políticos de la oposición.

La política puede ser un juego sucio, donde cada parte busca una manera de salir ilesa, y es en estos momentos de crisis cuando, irónicamente, se demuestra quién está realmente al mando y quién solo se preocupa por su imagen. La situación en Valencia se ha convertido en un juego de echar culpas. Como en cualquier drama, todos están buscando su momento en el escenario y es los ciudadanos quienes sufren las consecuencias.

La reconstrucción como parte del proceso

Luego de una crisis así, la reconstrucción es un tema esencial. No solo se trata de restaurar edificios y carreteras, sino de reconstruir la confianza de la ciudadanía hacia sus gobernantes. Aquí es donde José María Ángel entró con sus declaraciones sobre la necesidad de un enfoque más efectivo. Si el objetivo es aprender del pasado para mejorar el futuro, ¿por qué no empezar a trabajar con mayor seriedad y planificación?

Los que vivimos en zonas propensas a desastres naturales sabemos que no se trata solo de responder a la emergencia, sino de prepararse para la próxima. Quien trabaja en gestión de emergencias debe tener en cuenta que no se trata únicamente de una cifra en un libro contable, sino de vidas que dependen de decisiones adecuadas y rápidas.

Reflexiones finales: la lección de la DANA

La DANA nos dejó muchas enseñanzas, y es importante que no las perdamos de vista. Establecer un claro mando, mejorar la comunicación entre las diversas agencias y responsabilizar a quienes deben rendir cuentas son asuntos que deben abordarse con firmeza. La pregunta persiste: ¿estamos realmente aprendiendo de estos episodios tan dolorosos o estamos condenados a repetir la historia?

Culpar a una sola persona o a un solo grupo no solucionará los problemas que se avecinan. La unión y la colaboración son las claves para avanzar hacia un futuro más seguro. Después de todo, enfrentar desastres como estos exige más que solo un liderazgo; requiere compromiso colectivo, transparencia y la voluntad real de aprender de los errores del pasado.

Recuerda que la próxima vez que el cielo se oscurezca, no solo necesitamos tener a alguien de liderazgo al mando, sino un sistema bien organizado que garantice que todos tengamos un respiro de tranquilidad en los momentos más difíciles. ¡Y sobre todo, esperemos que las alarmas lleguen antes que el agua al suelo!