En la vida, hay momentos que nos hacen reflexionar sobre el funcionamiento de nuestro entorno. La reciente crisis de Emergencias en la Comunidad Valenciana, desencadenada por la devastadora DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) el pasado 29 de octubre, nos muestra lo importantes que son las decisiones políticas y la estructura de nuestras organizaciones de emergencias. 224 personas perdieron la vida, y el hecho de que apenas tres meses después, el Gobierno de Carlos Mazón aún no haya podido cubrir una plaza clave en su organigrama es, sin duda, alarmante. ¿Qué está sucediendo aquí?
Un panorama desolador: la falta de personal
Cuando escuchamos hablar de Emergencias, generalmente imaginamos una respuesta rápida y eficaz a desastres. Sin embargo, la realidad del 112 valenciano es otra. Con un servicio privatizado y apenas 20 trabajadores por turno, la presión sobre este equipo escaso puede parecer un juego de malabarismo, donde los elementos nunca dejan de caer. ¿No te has encontrado alguna vez tratando de hacer malabares y, de repente, te das cuenta de que el último plato se está desmoronando? Esa es la sensación que impera en este escenario.
El conseller de Emergencias, Juan Carlos Valderrama, ha tenido que declarar la convocatoria para la plaza de subdirector general de Asesoramiento y Coordinación Operativa desierta, ¡y lo ha hecho en un contexto de crisis! ¿Por qué, con tantas dificultades, nadie se presenta? Tal vez la falta de confianza en la estructura actual sea un obstáculo, o quizás los candidatos no consideran que la aventura valga la pena.
Una llamada a la responsabilidad
La respuesta del Gobierno valenciano no solo ha sido la falta de candidatos, sino también la falta de acción efectiva después de la DANA. La gestión de crisis no debe ser un juego político; se trata de salvar vidas. Al parecer, la falta de candidatos podría indicar que los profesionales en este sector no ven un futuro alentador en un sistema que se tambalea. ¿Puede ser que todos hayan decidido que es más útil hacer malabares con su propia carrera que con las emergencias? A veces, la ironía de la vida laboral nos lleva a estos dilemas.
Desde la DANA, la Generalitat también lanzó una convocatoria para cubrir 13 plazas de técnicos de emergencias y protección civil que, hasta entonces, estaban vacantes. Pero, vamos, ¿quién se va a presentar a un trabajo con tantas sombras de incertidumbre que cernirse sobre tu futuro laboral?
El descontrol en la política de emergencias: una aventura sin brújula
Una semana después de la crisis, la Generalitat decidió cubrir 13 plazas vacantes. Suena lógico, ¿verdad? Si el equipo es escaso, hay que añadir más personal. Pero aquí es donde la historia se complica. Vox, un partido político con políticas a menudo contestadas, ha asumido un papel en la gestión de emergencias; la respuesta a la DANA fue tan caótica que ha planteado más preguntas sobre la capacidad de gestión de la Generalitat que respuestas.
En lugar de generar confianza, este movimiento ha sembrado la desconfianza entre populares, socialistas y otros actores en el escenario político. La pregunta es: ¿realmente queremos que la gestión de crisis dependa de intereses políticos? Es como confiar en un payaso para dirigir un funeral: la ironía se hace evidente, pero el efecto es trágico.
El vacío de liderazgo: un juego de amigos
La gestión de emergencias debería estar en manos de profesionales, pero cuando el liderazgo se coloca en manos de figuras políticas que pueden no tener un conocimiento profundo de las servidumbres de cada situación, los resultados pueden ser desastrosos. Valderrama, por su parte, ha declarado que se proveerá la plaza en el momento que se estime oportuno. ¿El momento oportuno? La verdad es que no se trata de una cuestión de timing; es una cuestión de necesidad. ¡Las emergencias no esperan!
Y aquí viene una pregunta interesante: ¿Es necesario un cese, una típica jugada política, para poder encontrar alguien que realmente sepa gestionar estas crisis? La historia ha tenido su cuota de líderes eficaces que nos han llevado a los mejores resultados, pero, actualmente, el enfoque parece más un juego de amigos que una preparación seria para cualquier eventualidad.
Cómo podemos mejorar la situación
Ahora, seamos honestos: en momentos de crisis, todos queremos a alguien que sepa qué hacer. La capacitación de los equipos de gestión de emergencias es crucial. La comunidad debe exigir a sus líderes y funcionarios que trabajen en planes robustos y datos reales que garanticen que, si ocurre otra DANA, las vidas y propiedades estén protegidas.
Reforzar la relación entre el sector público y privado también es esencial. Por ejemplo, un mayor número de convenios entre la Generalitat y organizaciones de apoyo podría reducir la presión sobre los servicios de emergencias y garantizar una buena respuesta ante desastres.
Además, deberíamos devolver a los profesionales de emergencias la voz que han perdido. Escuchar sus inquietudes y sugerencias podría ser la clave para hacer que estos espacios sean atractivos nuevamente. ¿Qué tal un poco de محادثة (charla) y empatía?
Anécdotas que nos hacen reflexionar
Ciertamente, la situación no es fácil. Recuerdo una vez que, durante una tormenta, estaba esperando que llegara un servicio de emergencias tras un accidente en la carretera. Después de más de una hora de espera, comenzaron a llegar vehículos, pero la idea de que podrían haber estado escribiendo papeleo burocrático mientras tanto me dejó un poco inquieto. Esos momentos nos hacen pensar, ¿Por qué no podemos ser más proactivos?
Conclusiones: debemos actuar ya
La situación actual en la Comunidad Valenciana es un reflejo de la necesidad de tener sistemas de emergencias sólidos. No podemos esperar a que otra tragedia ocurra y, más allá de que esto impacte a nuestra comunidad, seguirá demostrando la vulnerabilidad de nuestro liderazgo. Es hora de que los ciudadanos exijan un cambio. Un cambio que no solo se trate de palabras vacías, sino de acción efectiva.
Entonces, ¿qué te parece? ¿Estamos dispuestos a permitir que la inacción defina el futuro de nuestra respuesta ante desastres? La respuesta está, literalmente, en nuestras manos. ¡El tiempo de actuar es ahora! No olvidemos que en el juego de la vida, todos somos un poco como un malabarista y, a veces, un pequeño error de cálculo puede tener consecuencias desastrosas. ¿Quién se atreve a ser el héroe de este relato?