La situación de la prensa independiente en Cuba es, sin lugar a dudas, un tema candente. Hace pocos días, la periodista cubana María Lucía Expósito compartió su experiencia personal y un grito de desesperación ante una realidad que muchos en la isla viven a diario. Cuando leí su mensaje sobre su salario “subversivo”, que apenas le permite ayudar a su hermana médica o cubrir los medicamentos de su abuelo, no pude evitar sentir una conexión inmediata. ¿Cuántas veces seguro te has sentido impotente ante un sistema que parece aplastar los sueños y esperanzas de los más vulnerables? Permíteme llevarte a través de esta historia, llena de valentía, tristeza y una cierta dosis de humor negro.
La libertad de expresión en la cuerda floja
Imagina esto: ser periodista en un país donde tu único “crimen” es informar. Es un escenario que parece sacado de una película distópica, pero es la cruda realidad en Cuba. En su post, Expósito no solo se cuestiona el vínculo de las universidades con sus egresados, sino que también reflexiona sobre los consejos de abandonar el país. ¿Quién podría culparla? La situación es compleja y desgarradora.
A medida que la represión se intensifica, muchos periodistas y creadores de contenido han encontrado que el precio de su sinceridad puede ser exorbitante. Están sucediendo interrogatorios que pueden durar hasta 12 horas, el decomiso de salarios e incluso amenazas a sus familias. Es como un juego de mesa, pero sin las reglas y sin ganar. Solo se puede perder.
Denuncias que florecen en redes sociales
Las redes sociales han sido un reflejo del descontento y una herramienta para la resistencia. Periodistas de medios como Periodismo de Barrio, Cubanet y El Toque se han visto obligados a dimitir de sus proyectos o, en algunos casos, abandonar el país. En un mundo donde el acceso a la información es crucial, es alarmante que la lucha por la verdad está tomando un giro tan oscuro. ¿Qué pasaría si vivieras en un lugar donde la única voz que se escuchara fuera la del gobierno?
La pausa indefinida de Magazine AM:PM
Uno de los primeros medios en dar la voz de alarma fue Magazine AM:PM, que anunció una “pausa indefinida” debido al acoso de los cuerpos de seguridad del Estado. Este tipo de represalias no son nuevas, pero el hecho de que estén resurgiendo con más intensidad es inquietante. Si los creativos de una revista musical tienen que hacer una pausa, ¿cómo se siente la prensa seria? La respuesta a esta pregunta es desesperante: el silencio se vuelve la norma.
La directora de Periodismo de Barrio, Elaine Díaz, subrayó en X la “tortura psicológica” que enfrentan los periodistas. Imagínate, a una audiencia que busca información veraz, se le está ofreciendo la propaganda estatal. ¿Es esa la democracia que todos merecemos?
El ciclo de amenazas y represión
La represión no es un fenómeno nuevo en Cuba; en 2016, cuando varios medios independientes florecieron, muchos periodistas también se vieron forzados al silencio. La historia nos enseña que ignorar el pasado no garantiza un futuro mejor. Si algo sabemos, es que los regímenes totalitarios como el de Cuba buscan control y dominación, y la libertad de prensa es uno de los primeros sacrificios en este altar de la opresión.
Con cerca de 150 periodistas cubanos exiliados en los últimos dos años, nos enfrentamos a un escenario en el que, curiosamente, la libertad de expresión es vista como un acto de traición. Pero, ¿qué es más traicionero, el deseo de informar o el deseo de mantener a la población en la ignorancia?
La regulación de la prensa independiente en Cuba
Las leyes que limitan la libertad de expresión son un arma de doble filo. La Ley de Comunicación y el Decreto Ley 370 son solo dos ejemplos de una serie de regulaciones diseñadas para estrangular cualquier iniciativa que busque desafiar el dominio estatal. Cada sanción y cada multa son recordatorios escalofriantes de que una voz disidente es considerada una amenaza.
Recientemente, el abogado cubano Raudiel Peña Barrios explicó que las autoridades están utilizando una variedad de delitos del Código Penal para intimidar a los periodistas independientes. Imagínate ser acusado de “propaganda contra el orden constitucional” por simplemente informar sobre la realidad de tu país. Seríamos una mera sombra de lo que una sociedad debería ser.
Comparación con otras realidades en América Latina
Cuba no está sola en este campo. Al observar la situación en Venezuela y Nicaragua, nos encontramos con patrones similares: limitaciones a la libertad de prensa que son casi un guion repetido. Un informe del Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) reveló que, en Venezuela, el 85.63% de los periodistas consultados han tenido que abandonar el país. ¿Son nuestros vecinos tan diferentes o simplemente reflejan una tendencia más grande en la región?
En Nicaragua, la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) declaró que al menos 263 periodistas se exiliaron desde 2018. Con un panorama tan sombrío, la pregunta persiste: ¿qué le depara el futuro al periodismo en estos regímenes?
El papel de la comunidad internacional
Mientras tanto, la comunidad internacional observa, algunas veces con indignación pero sin demasiada acción concreta. ¿Dónde están las voces de solidaridad cuando más se necesitan? La respuesta parece ser un silencio ensordecedor.
El periodismo independiente no es solo un derecho, es un deber. ¿Debería la comunidad internacional actuar y exigir cambios? La respuesta parece unánime: sí. Pero, como han demostrado los años, las palabras vacías nunca han detenido la opresión.
Reflexión final
La lucha de los periodistas cubanos se ha convertido en un símbolo de resistencia en un mundo que a menudo parece girar en un bucle. A pesar de la oscuridad, hay destellos de esperanza: plataformas de outlet y organizaciones que luchan por la libertad de expresión, incluso desde el exilio.
Cuando miramos la realidad desde diferentes ángulos, es fundamental recordar que detrás de cada número y cada estadística, hay personas con historias y sueños. María Lucía Expósito, con su salario “subversivo”, es una de esas historias. ¿Cómo podemos ayudar? En un mundo lleno de ruidos, seamos ecos de las voces que luchan por ser escuchadas. Mantengamos viva la conversación, informémonos y jamás dejemos de preguntar.
Finalmente, la lucha por la libertad de prensa en Cuba es un espejo que refleja la lucha por la dignidad humana. No es solo un problema cubano; es un desafío global. Mientras algunos eligen el silencio, otros optan por la resistencia. Y tú, querido lector, ¿de qué lado estás?