En un mundo donde la política puede parecerse más a una telenovela que a otro tipo de realidad, el reciente discurso de Cuca Gamarra, secretaria general del PP, ha dejado a muchos con una sensación de inquietud. En la clausura de la III Escuela Gregorio Ordóñez en San Sebastián, Gamarra señaló que el Gobierno de Pedro Sánchez está «haciendo de la corrupción una manera de sobrevivir». Tantas acusaciones, tanta fricción… Suena a algo que podríamos ver en un episodio de nuestra serie favorita, solo que esta vez, el drama es muy real. Entonces, ¿qué se puede desprender de todo esto? Vamos a sumergirnos en el oleaje de estas palabras, analizando la situación actual de la política española y, por supuesto, añadiendo un poco de humor y anécdotas en el proceso.

El peso de la corrupción política

Primero, hablemos de la corrupción. Es un término que se ha convertido en un ,y perdón por el cliché, «caballo de Troya». Gamarra menciona una «corrupción ómnibus», que se ha visualizado como una forma de sobrevivencia de la Administración actual. Pero, ¿qué significa realmente este término? En términos sencillos, podría interpretarse como una amplia gama de irregularidades que van desde tratos poco éticos hasta acordar con partidos que, cómo calificarlo de otra manera, tienen una historia cuestionable.

Personalmente, recuerdo una vez que un amigo intentó convencerme de que podía obtener un descuento en un restaurante a través de un «acuerdo privado». La situación se volvió un poco incómoda cuando descubrí que el «descuento» era en realidad un “que no se entere el dueño”. Así es la política, amigos. A veces, parece que todo se reduce a quién puede hacer el trato más turbio.

La crítica a los pactos políticos

En la intervención de Gamarra, el technicolor del drama político se hace evidente cuando ella denuncia los «indecentes» pactos del Gobierno con EH Bildu, el partido que, en su opinión, no se molesta en ocultar su verdadera identidad. Con datos як arrestos y condenas por terrorismo en el trasfondo, la idea de que un partido así tenga algún tipo de influencia en la política nacional es, por decirlo suavemente, inquietante.

¿No es curioso cómo, en nuestra vida cotidiana, tratamos de evitar a las personas que simplemente no son buenas para nosotros? Nos alejamos de amigos tóxicos, rechazamos relaciones que no aportan. Sin embargo, aquí estamos hablando de pactos entre partidos, donde lo que podría representar un «amigo» en nuestra vida es más bien un «caballo de Troya» en la política.

Fiscal General y la confianza en el Estado de Derecho

Un punto que destacó Cuca Gamarra, y que es de suma importancia, es la labor del Fiscal General del Estado. Gamarra se refiere a él como alguien que parece estar más interesado en atacar a opositores que en perseguir delitos, lo que nos deja a todos con la pregunta: ¿dónde reside la confianza en el Estado de Derecho si el sistema judicial actúa como si perteneciera a otro episodio de esa misma telenovela política?

Realmente, hay una gran diferencia entre ser un buen negociador y ser un buen gobernante. Y un buen gobernante, en este caso, debería velar por el bien común, no solo por mantenerse en el poder, ¿no creen? ¿Y no es frustrante que, al final, nuestras instituciones estén diseñadas para proteger nuestros derechos, pero a veces parecen estar más ocupadas en proteger a quienes las dirigen?

El dilema del separatismo

Gamarra también menciona que lo que comenzó como «presos por presupuestos» ha evolucionado al controvertido estado actual en el que parece que «hay presos por la Moncloa». Esto suena como un juego de palabras muy confuso, pero realmente está resaltando un punto crucial: el separatismo en España está avanzando, y el hecho de que esto esté ocurriendo «desde dentro del proyecto», como diría, es alarmante. Una frase que podría resonar en nuestras vidas diarias es «a veces, el peor enemigo está en casa», y esto parece ser muy aplicable en este contexto.

La importancia de la voz ciudadana

Finalmente, Gamarra concluye su discurso enfatizando la importancia de elevar la voz y no normalizar lo que está ocurriendo. Tal vez, aquí es donde todos nosotros, como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de actuar.

A veces pienso que, al igual que en las redes sociales, donde las publicaciones morbosas y las polémicas parecen tener más “likes” que los mensajes positivos, la política igualmente puede verse opacada por las cosas negativas que están sucediendo. ¿Pero es eso lo que queremos permitir? Al final, creo que tenemos que involucrarnos, participar y quizás poner un “me gusta” a lo que realmente importa.

Conclusión: el camino hacia una política útil

El mensaje final de Gamarra, la necesidad de una «política útil» que responda a las verdaderas necesidades de los españoles, resuena fuerte. ¿Qué tipo de política queremos? ¿La que nos promete un cambio mientras ignora las cosas más apremiantes? O ¿una que realmente trabaje para darnos un futuro mejor?

Tal vez una “política útil” comienza con una conversación honesta, en lugar de un espectáculo mediático. Y mientras reflexionamos sobre esta cuestión, nos encontramos no solo como espectadores, sino como actores en esta política de la vida real.

Así que, sigamos atentos, informados y comprometidos. Porque, al final, la corrupción y el separatismo solo son cosas a las que no deberíamos permitirnos acostumbrarnos. ¿Estás listo para hacer oír tu voz? ¡Se aceptan “likes” por la política que verdaderamente merecemos!