Cuando miramos la historia diplomática de España, hay ciertos momentos que se marcan con un alto enfoque en la formalidad y el protocolo. El reciente viaje de los Reyes de España a Italia es un ejemplo claro de cómo los eventos de Estado pueden tomar giros inesperados, lleno de sorpresas e incluso controversias sobre aspectos que, en teoría, deberían ser simples. ¿Por qué el ministro Albares no acudirá a Nápoles a acompañar a los Reyes en un momento tan especial? ¡Acompáñame a desentrañar esta intriga!

Un viaje de Estado lleno de significado

Primero, hablemos un poco sobre el contexto de este viaje. Este año los Reyes realizarán su primer viaje de Estado a Italia en 26 años. Imagínate la cantidad de cosas que han cambiado desde 1998, cuando Don Juan Carlos y Doña Sofía pisaron el suelo italiano por última vez. Regresando a 1998 me viene a la mente una imagen en blanco y negro, el tipo de fotos que eran un ritual en la esquivada de selfies. ¡Ah, los buenos viejos tiempos! Pero dejemos la nostalgia y centrémonos en el presente.

Este viaje no solo es significativo por la larga espera, sino también porque tiene componentes bilaterales y culturales muy importantes. Hay un fuerte lazo histórico entre España e Italia, y se espera que este encuentro ayude a fortalecer aún más esos vínculos. Además, se inaugurará un foro empresarial España-Italia, una iniciativa que podría resultar muy beneficiosa para ambas naciones.

La ausencia del ministro: una cuestión protocolar

La controversia comienza cuando se conoce que el ministro Albares no estará presente en la última etapa del viaje. En su lugar, la secretaria de Estado de Comercio, Amparo López, será quien acompañe a los Reyes. Se dice que la decisión ha sido acordada con la Casa del Rey, pero esto lleva a interrogantes. ¿Realmente debería ser así, o esto incumple algún protocolo? Al parecer, según el artículo 64 de la Constitución Española, se establece que los actos del jefe del Estado deben ser refrendados por el presidente del Gobierno y, en su caso, por los ministros competentes. Así que, en pocas palabras, un secretario de Estado no debería estar tomando el relevo. Es un juego de tetris político muy delicado.

El eco del pasado: viajar sin ministros

Este no es el primer episodio donde la ausencia de ministros ha sido puesta en tela de juicio. Recientemente, durante la visita del Rey a los países bálticos, no se vio a ningún ministro acompañarlo, lo que causó revuelo en las redes y, como dirían algunos, en el «sálvese quien pueda». La prensa no tardó en sacar a la luz los debates sobre la responsabilidad y cooperación gubernamental en el ámbito internacional. ¿Es que nadie se da cuenta de la importancia de estos actos cuando son tan visibles para el público?

En mi opinión, esta es una síntesis perfecta de lo poco que a veces se cuida la diplomacia en el día a día. Nos quejamos de lo mal que van las cosas, pero cuándo fue la última vez que nos detuvimos a observar las pequeñas grietas en nuestras relaciones bilaterales debido a estas faltas de protocolo. Acabo de recordarlo: ¡la semana pasada! Pero, en vez de simplemente culpar al ministro, tal vez deberíamos preguntarnos qué es lo que impide una mejor coordinación.

Un viaje que marca la historia

Volviendo a lo que realmente importa: la visita de los Reyes a Italia no es solo otra actividad protocolar. Como mencioné antes, Felipe VI tiene agendado un discurso ante la Cámara de los Diputados y el Senado en una sesión extraordinaria conjunta. Este es un gesto de respeto y simbología que Italia solo ha reservado para un puñado de autoridades en la historia, y en este momento, Felipe VI se encuentra en esa selecta lista. ¿Te imaginas estar en una sala donde solo dos figuras históricas han tenido el privilegio de hablar ante el Parlamento Italiano? ¡Eso es algo digno de un episodio de «Qué Tiempo Tan Feliz»!

Por si fuera poco, el Real Teatro de San Carlos será el escenario donde Don Felipe será investido doctor ‘honoris causa’. Esto marca un precedente importante en la historia de la monarquía española ya que es la primera vez que Felipe VI recibe una distinción como esta. ¿Qué pasaría si uno de nosotros, en nuestro trabajo, recibiera un premio especial como el «honoris causa» por simplemente acercarnos a la máquina de café todos los días? ¡El mundo necesita más de esa clase de reconocimiento!

¿Es esta una señal de debilidad política?

Ahora, la pregunta que muchos se hacen: ¿la ausencia del ministro refleja una debilidad en la política española? Es un tema delicado, pero plausible. Algunos analistas creen que podría ser un indicativo de tensiones internas en el gabinete de Pedro Sánchez.

El nuevo gobierno italiano, liderado por Giorgia Meloni, se ha mostrado un tanto reacio a mantener relaciones más cálidas con el actual gobierno español. Entonces, ¿acaso la decisión de llevar a una secretaria de Estado en lugar de un ministro principal está tratando de suavizar las tensiones o simplemente es un fallo en la coordinación?

Es fácil recordar momentos en nuestras propias vidas donde consideramos que «no es el momento adecuado» para ciertas decisiones, pero a veces son esas decisiones las que podemos lamentar después. Quién sabe, quizás esta sea una de esas decisiones del gobierno.

Y tú, ¿qué opinas?

A medida que avanzamos hacia el 2024, queda claro que este viaje y sus acontecimientos brindan un muy interesante tema de conversación. Me gustaría saber tu perspectiva. ¿Crees que estas ausencias afectan la imagen de España en el ámbito internacional? ¿O simplemente son parte del juego político que todos conocemos bien? Si he aprendido algo en mi vida, es que la política puede ser más entretenida que cualquier telenovela de la tarde.

La mezcla de política, protocolo y relaciones internacionales nos muestran que, aunque a veces parezca que todo está bajo control, siempre hay un pequeño hilo de tensión en cada interacción. Mientras tanto, los Reyes de España prosiguen con su viaje, representando a nuestra nación con orgullo y dignidad. Quién sabe, tal vez logren tejer un hilo más de historia en esta compleja red de relaciones internacionales.

Conclusión

Los viajes de Estado, si bien pueden parecer simples desde el exterior, están llenos de matices que el público cotidiano a menudo pasa por alto. La ausencia del ministro Albares en una visita tan importante a Italia es un caso ejemplar que demuestra cómo las pequeñas decisiones pueden tener grandes repercusiones. Estamos en un mundo lleno de tensiones y desafíos, y a veces una falta de coordinación puede provocar más que solo críticas; puede generar dudas sobre si la política nacional tiene la fortaleza que se requiere en un momento crucial para la diplomacia.

Así que, aguardo tus comentarios, porque en este mundo contemporáneo, es vital estar bien informados y opinando.


Recuerda que, en el fondo, la política es una especie de juego de ajedrez y todos estamos en alguna casilla. ¡Si no lo hacemos bien, es probable que terminemos como peones!