La isla de Menorca, famosa por sus paisajes idílicos y su ambiente relajado, se ha visto envuelta en una tormenta de controversias en las últimas semanas. ¿La razón? Un taller de grappling policial que ha puesto en el centro de atención a la empresa Desokupa y a su polémico instructor, Otavio de Paula. Este artículo no solo busca desentrañar los entresijos de este controvertido evento, sino también reflexionar sobre las implicaciones más amplias en la formación de nuestros cuerpos de seguridad y la ética detrás de ellos. ¡Agárrense que esto se va a poner interesante!
¿Qué es el grappling y por qué debería importarte?
Antes de saltar a la controversia, hablemos un poco sobre el grappling. Para aquellos que no están familiarizados, el grappling es un tipo de lucha que se centra en las técnicas de agarre y derribo. Puede sonar como algo salido de una película de acción de los 80, pero en realidad es una disciplina con un trasfondo bien definido, utilizada en múltiples contextos, desde el deporte hasta la seguridad pública.
Me acuerdo de la primera vez que vi un combate de grappling en vivo: la habilidad, la precisión y una pizca de drama. ¿Recuerdas esa vez que intentaste hacer una llave en judo y terminaste un picado y avergonzado en el tatami? Ciertamente, no fue uno de mis mayores momentos, pero, claro, las caídas son parte del deporte y de la vida en general.
El taller de grappling policial en cuestión fue organizado por el municipio de Es Castell y atrajo atención no solo por el contenido, sino también por el trasfondo de los organizadores. Con un dinero público involucrado y varias entidades reclamando su parte del pastel, la cosa se complicó más de lo que parece.
Otavio de Paula: ¿referente o conflicto?
Otavio de Paula es una figura que ha estado en el ojo del huracán. Este ex campeón mundial de Jiu Jitsu brasileño, que ahora se identifica como mujer, ha recabado tanto admiración como críticas. Según el alcalde de Es Castell, Josep Lluís Camps, de Paula es un «referente nacional». ¿Es esto motivo suficiente para que un exponente de un grupo con vínculos a la extrema derecha sea el instructor de la fuerza policial?
El taller atrajo a cerca de 40 participantes, la mayoría de ellos policías locales, quienes pudieron acceder a este entrenamiento de manera gratuita, gracias a un acuerdo que también incluía el pago por parte del ayuntamiento para cubrir el alojamiento y manutención de de Paula. ¿Es eso habitual? Tal vez podríamos abrir un debate sobre la transparencia y el uso de fondos públicos en las formaciones policiales.
De Paula ha declarado que su taller se basa en «técnicas de agarre y reducción del oponente evitando efectuar golpes». Pero, seamos sinceros, si la técnica incluye estrangulaciones y luxaciones, como ha señalado la Federación de Luchas Olímpicas, ¿realmente podemos hablar de una formación pacífica?
La polémica de los derechos y las identidades
Y aquí es donde la historia se torna aún más complicada. Otavio de Paula, con un cambio de sexo registrado en abril de 2023, ha llevado a la diputada autonómica Cristina Gómez a cuestionar no solo su identidad, sino la legalidad de su trabajo en el contexto actual. Tal cuestionamiento ha generado una ola de apoyo y rechazo. Las redes sociales han sido testigos de un auténtico campo de batalla, donde se enfrentan opiniones y sentimientos.
La diputada ha ido más allá, acusando a de Paula de «hacer uso fraudulento de la ley Trans» y cuestionando su profesionalidad. Pero, ¿no es extremadamente importante respetar la identidad de cada uno? La discusión nos lleva a una cuestión más amplia: la intersección entre la identidad personal y el contexto profesional. Después de todo, ¿no deberíamos juzgar a las personas por su capacidad y no por sus elecciones personales?
Un líder en el ojo del huracán
Además de la polémica respecto a de Paula, es fundamental mencionar Desokupa. Esta organización, liderada por Daniel Esteve, ha sido señalada varias veces bajo la mira pública por sus métodos de desalojo extrajudicial. La tensión entre los derechos humanos y los intereses empresariales se hace evidente aquí.
Mientras tanto, Esteve ha incrementado su salario, llegando a la friolera de ¡109.000 euros! Contrastando con las pérdidas que presenta su empresa, es un interesante ejercicio reflexionar si esto refleja más una prosperidad personal que una efectividad organizacional. La ética en los negocios es un tema escabroso. ¿Puede una persona con tales vínculos ser un formador adecuado? Eso es algo que ciertamente está generando dudas y levantando voces críticas.
La reacción del pueblo: clamor y oposición
Desde la oposición política en Menorca han surgido gritos de protesta. Més y Esquerra Unida no han tardado en elevar sus demandas en el Parlamento balear para investigar las conexiones entre Desokupa y las entidades de seguridad pública. Ante la demanda de transparencia, se cuestionan los métodos de contratación del instructor. ¿De verdad necesitamos depender de personas con antecedentes extraños cuando hay tantos profesionales capacitados en Menorca?
Por otra parte, la consellera de Administraciones Públicas, María Antonia Estarellas, defiende la autonomía del ayuntamiento, pero la pregunta que ronda la historia es: ¿dónde están los límites entre la autonomía y la rendición de cuentas? La ausencia de un debate público sobre este tema ha hecho que muchos se sientan engañados e impotentes.
¿Y ahora qué? Reflexiones sobre la ética en la formación policial
Después de tantas controversias, uno se pregunta: ¿qué significa realmente la formación policial? La capacitación adecuada no solo debe enfocarse en técnicas, sino también en valores y ética. La policía es un pilar de la sociedad y sus miembros deberían ser representativos de los valores que defendemos como comunidad. Un programa de formación que mezcla técnicas de lucha con una ética dudosa es, simplemente, una receta para el desastre.
La conciencia social y política en Menorca es, por tanto, de vital importancia. Si hay un sentimiento generalizado de incertidumbre respecto a los formadores de nuestras fuerzas de seguridad, esto sugiere que necesitamos revisitar y repensar nuestras estrategias de formación y selección. Y, hablando desde la experiencia, eso nunca es un proceso fácil. Pero, ¿acaso no es el diálogo abierto y honesto la única manera de avanzar?
Conclusiones: más que un taller de grappling
Este asunto va mucho más allá de un simple taller de grappling. Es un reflejo de las luchas sociales, los derechos humanos, la identidad y la moralidad en el ámbito público. Cada uno de estos hilos se entrelaza en una narrativa más amplia sobre lo que significa ser un agente de la ley en nuestra sociedad contemporánea.
Así que, ¿qué opinas? ¿Es la formación en técnicas de grappling lo más importante, o deberíamos enfocarnos en la ética y la transparencia? La pelota está en tu tejado. Y mientras reflexionas, déjame recordarte que, al final del día, todos somos humanos, enredados en esta danza caótica de vida, y quizás una buena conversación al respecto sea la mejor forma de aprendizaje.