¿Alguna vez has tenido la sensación de que tu voz no es escuchada, y que los que toman decisiones en su nombre lo hacen sin consultarte? Bueno, parece que esto es exactamente lo que le está sucediendo a muchos en el mundo literario gallego. En un paisaje tan rico en narrativas y voces como Galicia, la reciente decisión de la Xunta de Galicia de participar en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ha desencadenado cierta controversia y un buen número de críticas.

Acompáñame en este recorrido -que tiene más giros que un buen thriller gallego- para comprender la situación actual, las adhesiones y los desavenencias que rodean este evento. Pero sobre todo, intentaremos entender cómo este tema es más relevante de lo que parece para la literatura gallega y su proyección internacional.

La feria de Guadalajara: un evento de relevancia internacional

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante en el ámbito iberoamericano, se ha convertido en un faro de oportunidades para autores, editoriales y lectores, donde no solo se celebran lanzamientos literarios, sino que también se tejen redes entre distintos actores del mundo editorial. Este año, la Xunta de Galicia ha decidido tener un expositor en la feria. Suena genial, ¿verdad? Como un niño esperando la llegada de Papá Noel.

Sin embargo, el anuncio de la participación de la Xunta se ha visto empañado por una falta de comunicación y colaboración con las principales asociaciones del sector literario. Mientras vemos que algunas personas se preparan para disfrutar de un evento que debería ser una oportunidad, los profesionales del ámbito literario gallego están alzando la voz: “¡Espere, un momento!”

Críticas al modelo de participación de la Xunta

Uno de los aspectos más criticados es la inclusión de autores y las decisiones en torno a ellos. Henrique Alvarellos, presidente de la Asociación Galega de Editoras (AGE), no se ha mostrado nada amable con la forma en que la Xunta se ha manejado: “La estrategia de internacionalización del libro gallego de la Xunta es inútil, totalmente equivocada”. Aquí, parece que el juego de palabras entre lo gallego y lo castellano se convierte en un dilema, donde se enfrenta la necesidad de representar adecuadamente a todos los autores gallegos.

La selección de los cinco autores que representarán a la literatura gallega en la feria, como Eva Mejuto y Pedro Feijóo, ha sido objeto de críticas. Aunque ambos son excelentes escritores, la participación de autores que predominan en el ámbito del castellano ha despertado preocupaciones sobre la sobrerrepresentación del idioma español, dejando de lado a otros autores en lengua gallega. Esto plantea una pregunta válida: ¿es que la calidad de la literatura gallega no puede ser destacada sin caer en el mismo idioma que sujeta una parte significativa de su potencial?

El dilema de la comunicación y la colaboración

Los autores, editores y asociaciones, que deberían formar el corazón del stand gallego, se sienten excluidos de este proceso. La falta de un diálogo verdadero y eficaz ha sido punta de lanza en la crítica. “El Gobierno gallego entiende las ferias del libro como eventos promocionales de la propia administración, y no como encuentros profesionales”, dice Alvarellos. ¡Bingo! La conexión entre el sector y la administración gubernamental parece estar sufriendo un caso de “comunicación fallida”.

Cuando los protagonistas no tienen voz en la obra que les pertenece, la historia se convierte en una narrativa incompleta. Así como cada uno de nosotros necesita ser escuchado en momentos clave, lo mismo debería aplicarse a los escritores y editores antes de cada evento significativo.

La respuesta de la Xunta: defensa o evasiva

En respuesta a las críticas, la Xunta ha manifestado que su objetivo principal es dar la mejor proyección posible al libro gallego. Según algunos comunicados de prensa, el departamento de Cultura se defiende afirmando que “programa cada año la participación en eventos culturales de primer nivel a los que asiste con un expositor propio y la participación de profesionales seleccionados en virtud de su relevancia y calidad”. Pero, ¿será que “relevancia y calidad” significan solo unos pocos nombres conocidos en el ámbito literario?

Es importante recordar que ser un autor reconocido no es sinónimo de ser el único digno de representación. A menudo, son los escritores emergentes y aquellos que continúan trabajando en la sombra quienes deben ser elevados en tales oportunidades. Una vez más, la pregunta latente se queda en el aire: ¿cómo lograr que todas las voces sean escuchadas?

La tradición literaria gallega: un legado olvidado

La mayor crítica hacia la Xunta no solo es la elección de autores, sino que también se ha ignorado a un grupo significativo de escritores gallegos –las escritoras–, quienes, a pesar de sus contribuciones valiosas, son menos visibles en esta representación. La Asociación de Escritoras en Lingua Galega, que agrupa a 550 socias, ha expresado su decepción y su sensación de deslegitimación. Cesáreo Sánchez Iglesias, su presidente, lamenta que la Xunta nunca haya querido contar con ellos, a pesar de la rica historia que representa su asociación.

La presencia de las mujeres en la literatura gallega

Este desfase de representación no puede dejar de llamar nuestra atención en un momento donde el feminismo aboga por la igualdad en todas las esferas. Si bien existen autoras reconocidas que han sido premiadas recientemente, como Chus Pato y Beatriz Lema, su ausencia en la delegación a Guadalajara puede sendar un mensaje preocupante sobre lo que realmente se valora en el ámbito literario.

La lucha por la representación en la literatura es una historia larga, misteriosa y a menudo llena de matices. Como lectores, ¿qué podemos hacer para asegurarnos de que todas las voces sean escuchadas y que la riqueza que aportan nuestros autores, hombres y mujeres, no se pierda en el camino?

El futuro de la literatura gallega: un trabajo colectivo

A medida que nos adentramos en la celebración de la literatura gallega en Guadalajara, es fundamental tener en cuenta que el cambio no ocurrirá de la noche a la mañana. La estrategia de internacionalización deberá ajustarse y se necesitará un esfuerzo conjunto entre la Xunta, la AGE y las asociaciones de escritores.

Las sugerencias abogan por una cooperación y gestión compartida del stand del libro gallego, algo que no solo aumentaría la representación de todos los sectores -incluyendo a las escritoras que en ocasiones son olvidadas-, sino que también fomentaría un entorno de colaboración. ¿No sería genial que todos los autores, independientemente de su notoriedad, pudiesen representar sus obras?

Conclusión: un cambio necesario para la literatura gallega

En conclusión, la participación de la Xunta de Galicia en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara presenta una oportunidad dorada para la literatura gallega, pero también ha expuesto las grietas en el sistema actual. La administración, las asociaciones de editores y los escritores deben trabajar juntos para que la riqueza y la diversidad de la literatura gallega sean adecuadamente representadas. Porque al final, cada voz importa y cada historia cuenta.

Ahora más que nunca, es momento de abrir el diálogo y encontrar un modelo que beneficie a todos, no solo a unos pocos. Imagínate cómo sería si todos los que aman la literatura en Galicia se uniesen para hacer de cada historia una narrativa colectiva, donde los autores emergentes y aquellos que ya son conocidos disfruten de la visibilidad que merecen.

Así que, si estás por Guadalajara o simplemente amando la literatura gallega desde lejos, recuerda que el compromiso también requiere acción. La historia aún no ha terminado, y cada uno de nosotros tiene un papel que jugar en esta narrativa en evolución. ¿Te unes?