La sociedad actual está llena de matices, colores y, a veces, sombras en los murales que forman nuestras opiniones y creencias. En el vasto terreno de la diversidad sexual, la conversación sobre la homosexualidad y su aceptación ha ganado voz en los últimos años, pero lo cierto es que todavía hay voces que buscan llevarnos hacia atrás. Entre ellas se destacan iniciativas como Transformados y Courage, que, bajo la apariencia de ayudar a personas LGTBI, proponen un retorno a lo que consideran “el estado natural” de la sexualidad. ¿De verdad están ayudando? ¿O es solo un viaje hacia el pasado?

¿Quiénes son Transformados y Courage?

Para quienes no están familiarizados, Transformados es un apostolado católico que se presenta como una alternativa para aquellos que intentan dejar atrás la homosexualidad. En sus conferencias y encuentros, como el organizado en la diócesis de Getafe, se presentan testimonios de personas que afirman haber “dejado atrás” su orientación sexual y que ahora viven en una supuesta felicidad bajo los mandatos de la fe. Por otro lado, Courage, fundado en Estados Unidos, también busca ofrecer “acompañamiento” espiritual a quienes desean vivir en castidad, rechazando su atracción hacia el mismo sexo.

Ah, las redenciones. Suena a un título de una novela de redención o de una película de Hollywood donde el protagonista, después de mucho sufrimiento y confusión, se encuentra finalmente en el camino de la fe. Pero, ¿cuál es realmente el precio de estas “redenciones”?

La iglesia y el camino hacia la heterosexualidad

Cuando leemos sobre estos grupos, es difícil no pensar en el eco de otros tiempos. Aquellas épocas en las que uno podía ser tildado de “pecador” por simplemente amar de manera diferente. Pero en la actualidad se nos demanda hacer un esfuerzo para entender de dónde vienen estas voces. En una entrevista reciente, la psicóloga Marta Sanz, ancla del grupo Transformados, menciona que «la diversidad sexual no es el estado natural de los seres humanos».

Imaginen esto por un segundo: tú, sentado en una reunión familiar, y tu abuelo exclamando esto con la misma fervorosa certeza con la que defiende su receta de guacamole. ¡Ay, las familias y sus tradiciones! Cada uno atrapado entre sus creencias y un mundo que ya no se alinea con sus visiones. ¿Es justo esto lo que estamos viendo?

Testimonios que hacen eco

Uno de los puntos que más destaca en las charlas de estos grupos son los testimonios de hombres que afirman haber dejado su vida homosexual detrás tras un “encuentro con Cristo”. ¿En serio? ¿Un encuentro con Cristo es suficiente para cambiar esa parte fundamental de quiénes son?

Esta narrativa a menudo gira en torno a la idea de que las “heridas” emocionales de la niñez conducen a una orientación homosexual. Para algunos, estas heridas pueden incluir abusos, violencia y relaciones familiares disfuncionales. Pero aquí es donde se complica la conversación. Es fácil señalar el dedo y tratar de culpar factores externos en lugar de reconocer la complejidad de la orientación sexual. Y, como dicen, “de la boca del bruto, lo que escucha el ganso”.

La psicología moderna rara vez respalda la idea de que la sexualidad puede ser “curada” o “transformada”. Sin embargo, Sanz y otros miembros de estos grupos usan terminologías y conceptos que ignoran investigaciones aclamadas en el campo de la salud mental. Entonces surge la pregunta: ¿Realmente están ayudando o están perpetuando un ciclo de confusión y dolor?

Un lenguaje revestido de cariño, pero con un trasfondo confuso

Una de las estrategias más comentadas es el lenguaje que utilizan. Tratan de distanciarse del término “terapias de conversión”, presentándose como una alternativa espiritual que ofrece “acompañamiento” y “apoyo”. Sin embargo, sus métodos y creencias parecen estar profundamente entrelazados con el mismo hilo ideológico que alimenta las terapias de conversión.

Se habla de “vivir vidas castas” y de invitar a la pareja de sus hijos a casa para Navidad, siempre y cuando se mantengan separados, como si fuera una escena sacada de una serie de televisión sobre las costumbres navideñas de familias disfuncionales. Todo esto mientras se considera que tener una orientación homosexual es algo “objetivamente desordenado”.

¿Alguna vez has estado en una reunión y sientes que estás en el lugar equivocado? Esa incomodidad que se asienta en el pecho cuando escuchas afirmaciones que no resuenan con tus propias experiencias. Eso es lo que muchos sienten al escuchar estos discursos.

El dilema del acompañamiento vs. terapia

La diferencia que intentan establecer entre sus propuestas y las terapias de conversión se vuelve difusa en la práctica. En esencia, lo que proponen se asemeja mucho a lo que se consideraría una terapia restrictiva. Este tipo de “acompañamiento” se logra a menudo a través de la negación de una parte fundamental de la identidad de una persona, abrazando la castidad y el sacrificio como un camino hacia la aceptación social y espiritual.

El concepto de vivir en castidad, en un contexto donde el deseo es visto como algo negativo, puede llevar a una profunda frustración. ¿Qué pasa con el deseo humano básico de amar, ser amado y vivir en plenitud? Es difícil ignorar la sensación de que se está tratando de poner en una caja algo que, simplemente, no encaja.

La respuesta de la comunidad LGTBI y del marco legal

No se puede desestimar la respuesta de la comunidad LGTBI ante estas iniciativas. La Asociación contra las Terapias de Conversión ha señalado que estos grupos contribuyen a la estigmatización y el rechazo de la diversidad sexual. En un contexto donde el mundo avanza hacia la inclusividad, estas voces suenan como una especie de canto del cisne de épocas pasadas. La validez de estas iniciativas se ha visto cuestionada en muchas esferas, y se encuentran en un deficiente equilibrio legal debido a las leyes que prohíben las terapias de conversión en España.

La Ley Trans, que ahora prohíbe explícitamente estas prácticas, es un indicador de que el tiempo de la negación y la represión ha quedado atrás en muchas partes del mundo. Sin embargo, los intentos de organizaciones como Transformados y Courage de disfrazarse de “acompañantes espirituales” en lugar de “terapeutas de conversión” evidencian que hay un largo camino por recorrer en la aceptación plena.

Algunos podrían preguntarse: ¿por qué tantas personas sienten la necesidad de buscar este tipo de «ayuda»? Por lo general, la respuesta reside en un contexto social más amplio de discriminación y bullying sistemático contra las personas LGTBI, lo que puede hacer que algunos busquen soluciones potentes a lo que sienten como un conflicto entre su identidad y su fe.

Reflexiones finales: un viaje hacia la comprensión

La conversación sobre la homosexualidad dentro del contexto religioso es a menudo polarizada. Mientras algunos abogan por la aceptación y el amor incondicional, otros persisten en promover una narrativa que aboga por la “transformación” de las identidades. Este tira y afloja entre el amor y el temor, entre la aceptación y el juicio, es un reflejo de la lucha interna que enfrenta cada individuo que se encuentra en medio de estas corrientes.

Si bien aquellos que han vivido en la fe y han experimentado una crisis de identidad pueden tener experiencias válidas, el camino hacia la aceptación debe ser uno de amor y no de rechazo. Las historias de redención son hermosas, pero ¿realmente el propósito de un encuentro espiritual debería ser cambiar a alguien en lugar de abrazarlo tal como es?

Definitivamente, la conversación sobre estos temas no se detendrá aquí. La lucha por la comprensión y la aceptación de la diversidad sexual es una pelea que necesita más corazones y menos doctrinas rígidas. Por último, el amor debería ser el norte que todos seguimos, un amor que celebra la riqueza de la diversidad en lugar de intentar excluirla o transformarla.

Y tú, ¿qué opinas? ¿Podemos encontrar un camino hacia la aceptación verdadera en un mundo que parece dividirse cada vez más?