Desde que Madrid lanzó su primera candidatura para albergar unos Juegos Olímpicos en 2012, la ciudad ha experimentado una montaña rusa de emociones, expectativas y frustraciones. Aunque logré vivir en Madrid durante un período de mi vida donde la vibrante vida de la ciudad y sus aspiraciones olímpicas estaban en el aire, nunca dejé de preguntarme: ¿qué le falta a Madrid para ser elegida como la sede olímpica soñada? Cada candidatura presentada se ha visto ahogada por la sombra del fracaso, y el reciente deseo de evitar el esfuerzo de intentar de nuevo para 2036 solo añade sal a la herida.

En este artículo, vamos a desmenuzar los fracasos olímpicos de Madrid, evaluar qué ha sucedido detrás de las escenas y analizar cómo la política local ha jugado un papel crucial en la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI). Además, por supuesto, habrá espacio para un poco de humor y anécdotas personales. Spoiler: la mezcla de política y deporte puede ser tan divertida como ver una carrera de tres piernas.

Tres intentos y un mismo resultado: la trinidad del fracaso olímpico

Para aquellos que aún no han seguido de cerca esta saga deportiva y política, la historia de Madrid en su búsqueda olímpica incluye tres intentos: en 2012, 2016 y 2020. En cada uno de esos años, Madrid competía contra gigantes como Londres, Río de Janeiro y Tokio. ¡Menuda competencia! En el fondo, me imagino cómo estarían los delegados madrileños, sudando mientras veían que sus propuestas eran eclipsadas.

1. El primer intento: 2012

La candidatura de 2012 se presentó como una brillante oportunidad para la capital española. La ciudad, llena de vida, cultura y pasión por el deporte, parecía tener todas las cartas sobre la mesa para ganar. Sin embargo, el COI optó por Londres, tal vez atraído por los encantos ingleses. Quizá se pensó que los británicos tenían una conexión mágica con este evento. O, peor aún, que el té y la puntualidad inglesa podrían ser un acto de magia.

2. El segundo intento: 2016

El segundo golpe no fue más amable. Con Río de Janeiro finalmente coronada como sede, Madrid se encontró nuevamente en una situación incómoda, sentada en el banquillo mientras otros se llevaban los trofeos. Una charla de café me recordó un momento similar en una competencia de mi infancia, en la que, a pesar de tener los mejores juguetes, siempre terminaba en segundo lugar solo porque el juez prefería los colores del otro. ¡Ay, qué rabia!

3. El tercer intento: 2020

Ya en 2020, Madrid parecía estar armando una estrategia más sólida, por lo que el golpe fue más duro que los anteriores. Tokio se llevó la victoria, y Madrid se quedó una vez más con las manos vacías. Lo peor de estos fracasos es la repetición del discurso de los funcionarios, que se asemejan a las típicas «perdimos pero somos mejores» que uno escucha en un partido de fútbol donde su equipo no ha dado pie con bola.

¿Qué es lo que realmente ha fallado?

Influencia y poder económico

Una de las claves para entender los fracasos de Madrid es la falta de influencia y recursos económicos del Comité Olímpico Español (COE). Aparentemente, la decisión del COI está más influenciada por poderosas relaciones y conexiones que por la oferta de las ciudades. Según fuentes cercanas, el rendimiento financiero de Madrid no ha alcanzado las alturas meteóricas que otros países como Estados Unidos y Australia emplean para asegurar su victoria. Por lo tanto, Barcelona, a la vista del éxito del pasado con los Juegos de 1992, parece haberse desvanecido del mapa olímpico.

En este sentido, Alejandro Blanco, presidente del COE desde 2005, se enfrenta a un reto que no se resuelve solo con un apretón de manos. De hecho, los comentarios del Presidente del COI, Thomas Bach, subrayan que existen «números de dos dígitos» de países que desean organizar los Juegos, dejando a Madrid en una posición comprometida. ¿Cómo es posible que después de todos esos años, Madrid no haya logrado establecer una conexión más fuerte?

Cambios en la concejalía de deportes

Para agravar la situación, el cambio de gestión de Sofía Miranda a Sonia Cea al mando de la Concejalía de Deportes en Madrid, ha añadido incertidumbre en la organización de competiciones internacionales. Cuando cambiamos de rumbo en medio de este tipo de proyectos, es como cambiar el rumbo de un barco en alta mar: ¡hay muchas posibilidades de que todos los que están a bordo terminen en el agua!

Este cambio ha significado también que el Ayuntamiento ha dejado en la estacada a varias competiciones internacionales programadas, como las finales de las series mundiales de rugby y el Madrid Spain Masters de bádminton. Las federaciones se han visto, por tanto, afectadas económicamente y la reputación de Madrid como ciudad aclamada por el deporte se ha visto eclipsada.

La credibilidad en juego: ¿punto de no retorno?

No solo han tenido lugar eventos deportivos cancelados, sino que los incumplimientos de Madrid han generado desconfianza en el alcalde José Luis Martínez Almeida. Es como si le prometes a un amigo que le llevarás a comer sushi y luego decides que una hamburguesa suena mejor, acumulando más y más deudas en la «confianza» de tus promesas.

La sombra de Alejandro Blanco

Es innegable que la figura del presidente del COE, Alejandro Blanco, despierta opiniones diversas. Sin embargo, el hecho de que, después de más de 20 años en el cargo, aún no haya sido elegido miembro del COI suma incertidumbre a sus aspiraciones. Estar a cargo no equivale automáticamente a tener la influencia deseada. Imagina tener un amigo que siempre organiza fiestas pero nunca es invitado a las que él mismo organiza. Un poco trágico, ¿no?

El presidente del COI ha elogiado a España y ha reconocido la importancia de su deporte a nivel internacional. Pero, al igual que un programa de televisión que siempre es aclamado, la audiencia puede dejar de sintonizar si no se presenta un buen espectáculo. Parece que el COE ha estado atrapado sustancialmente en la presentación de un espectáculo que no cumple con las expectativas.

¿Y ahora qué? Las repercusiones en el futuro próximo

Después del fracaso reiterado de Madrid, el COI ha recomendado que la ciudad ni siquiera intente presentar su candidatura para los Juegos de 2036, lo que se traduce en una espera de al menos 15 años para aspirar de nuevo. Esto plantea la pregunta: ¿estaremos viendo la muerte del sueño olímpico en Madrid? Yo diría que, aunque triste, puede haber luz al final de este túnel olímpico, pero necesita un cambio real en el enfoque.

El nuevo enfoque del COI, al no obligar a las ciudades a presentar candidaturas sin un compromiso claro, es un cambio positivo. Sin embargo, también significa que ciudades como Madrid deberán incrementar su voluntad de inversión y estructura para mostrarle al COI que pueden ser serios candidatos en la próxima ronda.

Reflexión final

El camino hacia la consecución de Juegos Olímpicos no es exclusivo para unas pocas ciudades. Las ciudades deben trabajar arduamente y reevaluar sus estrategias, potenciando relaciones y llevando a cabo la promoción necesaria para demostrar que son candidatas dignas. La historia de Madrid refleja lo que puede suceder cuando la ambición no se sustenta en la infraestructura necesaria o en la capacidad de liderazgo.

Así que, aunque Madrid ha tropezado varias veces en esta travesía olímpica, la lección aquí es que el fracaso puede ser un maestro valioso. ¿Quién sabe? Tal vez en unas décadas, aguante las palmas mientras observamos a la ciudad que una vez luchó por un sueño, finalmente logrando que se haga realidad. ¿No sería una manera épica de cerrar esta historia?