Este inicio de semana ha estado marcado por el juicio del expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, quien se enfrenta a serias acusaciones tras el famoso beso que le dio a la futbolista Jenni Hermoso. Un tema que ha generado un terremoto en el fútbol femenino español y en la sociedad en general. La seleccionadora, Montse Tomé, ha sido llamada a declarar y sus palabras han añadido más leña al fuego. Voy a desglosar los acontecimientos, personajes y el trasfondo en este complejo juicio, en un estilo ameno y conversacional.

Una declaración inesperada

Montse Tomé, que está en el ojo del huracán, se presentó este lunes ante la Audiencia Nacional. No es cualquier escenario; aquí se están decidiendo no solo el futuro de Rubiales, sino también cómo se percibe el ambiente del fútbol femenino en España. La primera sorpresa fue que Tomé declaró que no vio el beso en la final del Mundial. Imaginen a un espectador en un partido crucial mirando hacia otro lado, no sé ustedes, pero yo tengo la nariz pegada a la pantalla en esos momentos.

Tomé argumentó que decidió dejar a Hermoso fuera de la primera convocatoria tras el Mundial debido a que, según su criterio, “no estaba en condiciones deportivas”. Y aquí es donde nos encontramos en un terreno lleno de sutilezas. ¿Era realmente un asunto deportivo o había algo más en juego? Vamos a desmenuzarlo.

La política del fútbol femenino

Ha pasado más de un año desde que se pronunció la famosa frase “quiero que me protejan”, dicha por Hermoso. Siendo honestos, esas palabras han resonado en cada rincón del debate sobre la violencia de género y el abuso de poder en el ámbito deportivo. Tomé, anteriormente la «número dos» del equipo, se ha visto atrapada entre las decisiones deportivas y la inmensa presión social.

Durante su declaración, se atrevió a decir que no tuvo influencia de Rubiales en la decisión de dejar a Hermoso fuera del equipo. “No fue un castigo”, proclamó con cierta vehemencia. Pero, después de escuchar las lágrimas de Hermoso en el vuelo de regreso a España, uno no puede evitar preguntarse: ¿qué es lo que realmente ocurrió en esa fatídica jornada?

Testigos y un sistema en tensión

Las compañeras de Hermoso también han sido testigos clave en este juicio, relatando el ambiente tenso que se vivió durante el vuelo de regreso de Australia. Que te pidan que grabes un video para alinear tus puntos de vista con el de Rubiales, sabiendo que la situación es explosiva, hay que verlo para creerlo.

Me acordé de una anécdota personal mientras leía sobre el testimonio de Ana Ecube, amiga de Hermoso y asistente a esos momentos delicados. En una ocasión, cuando jugaba en un equipo de aficionados, el entrenador pidió a todos que hicieran un video justificando nuestra última derrota. ¡Imagínense el desprecio de mis compañeros! En el caso de Hermoso, el peso de su decisión era aún más trascendental.

La presión de los poderes en el fútbol

Además de Tomé, otros nombres resuenan en este juicio, como el exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector deportivo Albert Luque, y Rubén Rivera, todos enfrentando acusaciones de coacción. Mientras Tomé defendía sus decisiones, la presión que estaban bajo seguramente influía en cada palabra que decía. ¿Quién puede negar que en los deportes, donde el éxito puede ser efímero y los medios son voraces, a veces hay que jugar en la cuerda floja?

Este caso no es solo sobre Rubiales; implica un cuestionamiento profundo de las estructuras de poder dentro del fútbol femenino español. La fiscal del caso, Marta Durántez, preguntó a varios testigos si les sorprendió que Tomé dejara a Hermoso fuera de la lista de convocadas. ¿Era realmente sorprendente? Después de haber sido una estrella brillante en el Mundial, sería como dejar a Messi fuera de la convocatoria para un partido clave. Pero aquí, lo que está en juego es mucho más que el fútbol.

La sombra de la duda

Otra cuestión importante que se ha planteado es si las decisiones de Tomé estaban realmente basadas en el desempeño deportivo o si había motivos subyacentes para suprimir a Hermoso. Las palabras de Hermoso resuenan con una preocupación legítima de que la Federación, que debería ser un espacio seguro, se había vuelto un espacio de riesgo. “¿Para protegerla de quién?”, preguntó Ecube. Muchas de nosotros nos hemos sentido así en algún momento, en entornos donde el juego no es sólo físico, sino también mental y emocional.

Al final del día, el enfoque del juicio va más allá de los actos de Rubiales. Es un espejo que refleja la cultura, el machismo y las estructuras de poder dentro del deporte. En cada testimonio, en cada palabra, emergen más preguntas que respuestas.

El futuro del fútbol femenino en España

A pesar de todo este revuelo, hay esperanza. En los últimos años, hemos visto un crecimiento notable del interés en el fútbol femenino. Las jugadoras están reclamando su lugar, sus derechos y su voz en un espacio que históricamente ha sido dominado por hombres. Pero, ¿será suficiente el cambio de paradigma? Es una pregunta abierta y ha sido un tema constante en las conversaciones sobre el fútbol femenino.

Tomé ha mencionado que su función es proteger a las jugadoras, pero ¿cómo se protege a alguien que está bajo presión y angustia emocional? ¿Acaso los parámetros tradicionales de «ser fuerte» no deberían incluir la salud mental? La respuesta sigue siendo un trabajo en progreso; es algo que todos en el mundo del deporte necesitamos aprender.

Reflexionando sobre los cambios necesarios

En conclusión, el juicio no es simplemente un caso contra Rubiales; es un campo de batalla por los derechos de las jugadoras y un examen de lo que significa ser una mujer en el fútbol profesional. Mientras los ojos del mundo están fijados en la sala del tribunal, nos encontramos en un cruce de caminos. La cultura del silencio y la complicidad tiene que romperse. Las jugadoras merecen un entorno donde puedan jugar al fútbol sin miedo a represalias.

Esta no es solo una historia de fútbol, es una historia de justicia, verdad y, sobre todo, de empoderamiento. Nos toca a todos apoyar este cambio, porque al final del día, el verdadero juego no se juega en el campo, sino en la vida misma.

Y tú, ¿qué opinas de la evolución del fútbol femenino y su lucha por ser reconocido de manera justa?