La política en España nunca ha sido un camino de rosas, y el reciente congreso federal del PSOE en Sevilla ha puesto de manifiesto las tensiones dentro del partido. Con la ausencia notable de figuras como Felipe González y Emiliano García-Page, el mensaje del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero resonó en un ambiente cargado de críticas y una aguda pelea contra la derecha y la extrema derecha. Pero, ¿qué nos quiere decir realmente todo esto?
Desde la primera fila, Zapatero insistió en la necesidad de «más lealtad que nunca al PSOE y al Gobierno». ¿Acaso lealtad ciega a todo lo que dice la dirección del partido? Esta es la esencia de la política: la eterna danza entre el apoyo firme y la crítica constructiva. En lo personal, recuerdo un momento similar en mí que estaba en un grupo de amigos donde alguien comenzó a difundir rumores absurdos sobre un tercero. La tensión era palpable. Al final, decidí ser el que defendiera la verdad. ¿Fue fácil? No. ¿Lo agradecieron mis amigos? A veces, sí y a veces no.
Una marea de odio y desinformación
La referencia de Zapatero al «maremoto de odio y desinformación» pone de relieve un problema que no es único del PSOE, sino que afecta a gran parte de la política moderna. En la era de fake news, uno nunca sabe si está oyendo una crítica legítima o una barbaridad que al final termina repitiéndose como un mantra. Este tipo de ambiente enrarecido no es nuevo. Durante el atentado del 11M, Zapatero experimentó cómo una narración errónea pudo tener repercusiones devastadoras. La lección es clara: hay que combatir con argumentos.
Sin embargo, hablar de combatir no significa aletargarse en la autodefensa. Es aquí donde las palabras de Zapatero son más que útiles: “A cada fake new, una política progresista”. Imagina que te enfrentas a un troll en internet. La mayoría de las veces, lo mejor es no entrar en su juego. Sin embargo, si decides responder, que sea con datos y argumentos sólidos, no con ataques personales. Es ahí cuando la comunidad te respalda, cuando muestras que hay una razón detrás de la defensa.
La crítica interna: García-Page alza la voz
Por otro lado, la figura de Emiliano García-Page se erige como una voz disonante en este coro. Tras un almuerzo de trabajo con Pedro Sánchez, el presidente castellanomanchego se desmarcó del llamado a la unidad y abordó el “victimismo” del partido. En este punto, es importante recordar que la crítica forma parte del crecimiento. A veces, en la vida, uno necesita que alguien le diga la verdad, aunque no le guste. Yo mismo he tenido esas experiencias; en ocasiones, escuchar palabras duras puede ser el catalizador para el cambio positivo.
García-Page sugirió que la actitud del PSOE podría dar la impresión de falta de autocrítica. Entonces, surge la pregunta: ¿es el victimismo una respuesta válida en tiempos de crisis? Todos hemos estado allí, en algún momento nos sentimos atacados y, en vez de reflexionar, nos ponemos a la defensiva. Pero, al final, una buena autocrítica puede abrir puertas a la empatía y la mejora continua.
La historia se repite: Zapatero comparte sus propias batallas
El expresidente no es ajeno a la crítica, de hecho, ha sido un blanco constante. Su anécdota sobre el 11M es interesante porque recuerda una época en que la calma y el equilibrio eran, quizás, más valorados que la reacción instantánea. “Yo también recibí ataques muy duros. ¿Y qué? Ha pasado el tiempo y aquí estoy. No está mal.” La resiliencia es una de esas virtudes que todos deberíamos anhelar. Es fácil involucrarse en el drama de la política, pero uno debe recordar que el tiempo tiene la última palabra, ¿no creen?
Zapatero se presenta como una especie de maestro zen en medio del caos. Es un recordatorio de que, a pesar de los rumores, la batalla real está en construir y seguir adelante. Durante mis años en la escuela, solía tener un compañero de clase que siempre entraba en discusiones. Cada vez que alguien se sentía herido, él decía: “calma, camaradas, somos más fuertes juntos”. Bueno, no era el mayor filósofo del mundo, pero había verdad en sus palabras.
La importancia de la narración política
¿Y qué pasa con la expresión política actual? En realidad, Zapatero nos deja un punto claro: “Hay que salir a explicar, a defender, a convencer”. Esto evoca la necesidad de una comunicación efectiva. En un mundo saturado de información, es vital tener una narrativa clara y coherente. La política no debe ser solo un gran teatro donde el drama se imponga sobre la razón.
En los días de hoy, las plataformas digitales son el nuevo escenario donde se desarrollan las historias. Desde las redes sociales hasta los blogs, cada tweet y cada post cuentan. Ahí es donde las palabras tienen el poder de construir o destruir. No obstante, muchas veces los políticos se sumergen tanto en la creación de su imagen que olvidan la parte más importante: conectar con la gente. Recuerdo haber leído en un blog de política que a veces el mejor argumento es simplemente ser genuino. ¿Se imaginan un político que se presenta tal como es, con todas sus imperfecciones? Tal vez eso sea lo que muchos necesitamos.
Reformas progresistas: ¿la respuesta ante el ataque?
La mención de más reformas, más leyes, más políticas de progreso es un claro grito de auxilio en medio de esta tormenta. La defensa del gobierno se construye sobre la proximidad y la conexión que se tengan con los ciudadanos. Cuando se habla de políticas progresistas, debemos entender que no se trata solo de legislar, sino de construir un entorno donde las soluciones sean visibles y accesibles.
La crítica hacia el Gobierno puede dar la impresión de una incapacidad para avanzar. En la vida cotidiana, es como cuando un amigo se siente estancado en su trabajo y solo se queja sin proponer soluciones. En lugar de simplemente lamentarse, todos hemos pasado por momentos difíciles donde la creatividad se apaga. ¿Acaso no sería más refrescante tener a alguien que sugiere un nuevo enfoque o manera de hacer las cosas?
La política, como la vida, se trata de una misión de reconstrucción continua. Ante cada desafío, hay una oportunidad de aprender. Aquellos que se atreven a proponer y cambiar son los que marcan la diferencia.
La mirada hacia el futuro: esperanza vs. desesperanza
El mensaje final de Zapatero resulta conmovedor y esperanzador: “Si no construimos y trasladamos esa esperanza en que las cosas pueden mejorar, es cuando los progresistas pueden dudar.” Esta parte resuena profundamente. En épocas de incertidumbre, la desesperanza puede ser un veneno que arrastra a la inacción. ¿Quién no ha sentido alguna vez que todo está perdido? Me acuerdo de una etapa en mi vida en la que la ansiedad me decía que nunca podría salir adelante. Pero aquí estoy, escribiendo y compartiendo experiencias que pueden inspirar a otros.
Este es un llamado a la acción no solo para el PSOE, sino para todos nosotros. Si la política debe ser un espejo de la sociedad, entonces cada persona tiene el privilegio de contribuir a esa narrativa. Así como los partidos deben presentar sus propuestas y defender sus logros, cada individuo también tiene la responsabilidad de fomentar un ambiente de diálogo, en lugar de polarización.
Conclusiones finales: aprendiendo a navegar en tiempos inciertos
El congreso del PSOE ha puesto de manifiesto una lucha interna que no es exclusiva de este partido, sino que se extiende a la política moderna en todo el mundo. En tiempos de desinformación y polarización, la lealtad, la crítica constructiva, la empatía y la autocrítica son herramientas poderosas que pueden Usarse para construir, en lugar de destruir.
En un mundo donde la información vuela a la velocidad de un tweet, la capacidad de mantener la calma, de explicar y de construir esperanza se vuelve vital. Después de todo, en nuestra búsqueda de un futuro mejor no se trata solo de hacer política, sino de hacer humanidad. Vamos a tomar este dilema como un reto y no como una amenaza. Así, quizás, al final del camino, todos podamos encontrar un lugar donde la verdad y el progreso convivan en armonía.