A veces, la vida nos lleva a lugares inesperados, tanto geográfica como emocionalmente. Cuando me detengo a pensar en la vida de Jordi Mollà, un actor, pintor y escritor español con una trayectoria tan fascinante como contradictoria, no puedo evitar recordar las veces en que me he encontrado inmerso en mis propios pensamientos, tratando de dar sentido a mi existencia en medio del bullicio del mundo moderno. A medida que navegamos por un mar de opiniones y distracciones constantes, la búsqueda de la independencia emocional se convierte en un faro que nos guía hacia la autocomprensión. ¿Pero cómo encontramos ese espacio en el que simplemente ser nosotros mismos es suficiente?

Un acto de rebeldía personal

Además de ser un destacado actor de películas y series, Mollà también se ha sumergido en el mundo de la pintura, un campo que él mismo ha calificado como «querido«, en contraste con el cine, que considera como algo «impuesto«. Su faceta artística se manifiesta en su nuevo libro, , una obra que no solo narra sus experiencias, sino que también realiza una defensa del individualismo como base de la vida misma. Durante una reciente entrevista, señalaba que «la pintura me ha salvado muchas veces la vida» porque fue su refugio durante esos largos días de espera en los hoteles.

¿Acaso no les suena familiar? Todos hemos tenido esos momentos en los que nos encontramos atrapados en un espacio confinado, con un mar de pensamientos y la necesidad de salir a flote. En mi caso, recuerdo un viaje en tren donde las horas pasaban lentamente mientras observaba a la gente a mi alrededor. Algunos reían, otros miraban sus teléfonos, y ahí estaba yo, en mi burbuja de reflexión, preguntándome por qué la mayoría de las personas parecen temer experimentar la soledad.

Como bien menciona Mollà, al aprender a estar con uno mismo, muchas preocupaciones y ansiedades desaparecen; a menudo se es más abierto y más capaz de enfrentarse a la vida. Sin embargo, alcanzar este nivel de autoaceptación es fundamental, y no siempre es fácil. Sin embargo, si hay una lección que podemos aprender de su experiencia, es que la independencia emocional permite mirarnos en el espejo sin miedo a lo que veamos.

La soledad como aliada

Sin embargo, la soledad es un tema complicado. Durante la entrevista, Jordi transmite su visión de que la soledad, en su forma más pura, no existe. Para él, el sentimiento de soledad es más bien una «solitud», un momento puntual que puede ser incómodo. Pero al observar su propia vida y trabajar en su arte, también ha llegado a entender que, a través de la introspección, se puede encontrar mucho dentro de uno mismo.

Me pregunto: ¿cuántos de nosotros hemos evitado momentos de «solitud» por el miedo a enfrentar nuestros propios pensamientos y emociones? Muchas veces, el ruido del mundo exterior se convierte en una vía de escape, una forma de evitar el enfrentamiento con lo que realmente somos. En contraste, Mollà se ha sentido cómodo trabajando en su arte, incluso si eso implica pasar tiempo sumido en la soledad.

Su vivencia como actor que ha trabajado en Hollywood y en proyectos internacionales nos muestra que, a pesar de tener todo el éxito del mundo, podría haber optado por una vida más convencional si así lo hubiese decidido. Sin embargo, su elección de permanecer centrado en sí mismo y en su proceso creativo es un acto de rebeldía, una declaración clara de su deseo de no dejar que el éxito defina quién es. ¿No les resulta admirable?

Observador en el caos

A medida que navega por su vida y su carrera, Mollà también ha reflexionado sobre el ruido y la confusión de la sociedad actual. A pesar de ser un individuo introspectivo, es también un observador del mundo que lo rodea. Durante la entrevista, se mostró escéptico sobre la polarización de opiniones que a menudo dividen a las personas. Desde su perspectiva, el verdadero problema radica en que todos están tan ocupados defendiendo sus posturas, que se pierde la oportunidad de colaborar y crear algo significativo.

Pienso que es una reflexión que todos deberíamos tener en cuenta, especialmente en tiempos donde la información es tan accesible y, al mismo tiempo, tan contradictoria. ¿No hemos caído en la trampa de debatir por debatir, sin realmente intentar entender la perspectiva del otro?

La vida no debería ser una competencia de quién tiene la razón. Puede ser más enriquecedor aprender de diferentes puntos de vista en lugar de enfrentarnos constantemente. Tal vez, como dice Jordi, simplemente se requiere «pura observación» para ver más allá de las diferencias y reconocer la humanidad común que todos compartimos.

La fragilidad del éxito

En su vida profesional, la manera en que Mollà ha manejado su relación con el éxito es igualmente reveladora. «El éxito es algo muy menor», afirma con sinceridad. En un mundo donde el estrellato parece ser lo que todos persiguen, él ha encontrado una forma de mantenerse alejado de sus trampas. Esto es algo que no muchos pueden lograr, y es casi inspirador. Al final del día, el entorno y las expectativas que acompañan la fama pueden llegar a sentirse asfixiantes. Con su experiencia, ha aprendido que mantenerse “estable” es también parte crucial del viaje.

A menudo escuchamos historias de artistas y celebridades que caen en desgracia, y es fácil pensar que el camino hacia la cima es un sinfín de fiestas, aplausos y todas las cosas glamorosas que suelen acompañar a las celebridades. Pero, ¿qué hay realmente detrás de esos flashes? Mollà nos recuerda que, tras el telón, hay una lucha constante por la identidad y el equilibrio. Tal vez lo que realmente atrae al público no es sólo el talento, sino también la honestidad con la que se enfrentan a su propio ser.

Un mundo de ilusiones

En otro momento de la entrevista, el actor aborda una pregunta intrigante sobre la imagen de ser un «genio loco». Su respuesta demuestra que tal etiqueta es una simplificación exagerada. Reconoce que, aunque es creativo y tiene muchas inquietudes, su enfoque está más centrado en su arte y sus proyectos, que en encajar en algún molde que la sociedad le quiera imponer. La presión por ser «el artista loco» es muchas veces un mito alimentado por la cultura pop, y eso es algo que debemos recordar.

La vida de un artista no siempre es sinónimo de extravagancia y caos creativo. A menudo, está repleta de momentos de soledad y reflexión, donde las verdaderas ideas se desarrollan en un rincón apartado de nuestro mundo ruidoso. En este sentido, es casi liberador ser honesto sobre lo que significa realmente la creatividad. ¿Acaso todos nosotros tenemos un «artista interior» que simplemente anhela un poco de espacio y paz?

Conclusión: encontrar el camino hacia uno mismo

A través de las experiencias de Jordi Mollà, se nos recuerda que cada uno de nosotros puede encontrar su propia manera de permanecer conectado con nuestra esencia. Al final, lo que vale no es cuánto éxito acumulamos, sino cómo nos sentimos realmente en nuestra piel.

Mientras leía sobre su vida, me di cuenta de que la búsqueda del individualismo no solo es una lucha moderna, sino una travesía que nos permite ser honestos con nosotros mismos. Encontrar esas horas en el día para dedicarlas a lo que realmente nos apasiona y a lo que somos, en lugar de vivir en función de las expectativas que los demás tienen sobre nosotros. Como el propio Mollà ha aprendido, al final del día, todas las respuestas que buscamos se encuentran en el eco de nuestro propio ser.

Así que la próxima vez que te encuentres solo, en un restaurante o en un largo viaje, recuerda que ese silencio puede ser el espacio perfecto para encontrarte de nuevo a ti mismo. Y ¿quién sabe? Tal vez, en el proceso, descubras una nueva faceta de ti que nunca imaginaste, como un nuevo cuadro esperando ser pintado en la lona de tu vida. Y no lo olvides,** estar con uno mismo puede ser la mayor aventura de todas**.