La ciberseguridad no solo se trata de proteger datos o sistemas; en muchos casos, es una lucha por nuestros derechos fundamentales. Y así se sintieron los participantes de la mesa redonda titulada «Tebas a quedar sin fútbol», celebrada en el evento anual RootedCon. Este encuentro, uno de los más influyentes en el mundo de la ciberseguridad en España y el resto del planeta, se convirtió en un verdadero campo de batalla donde se discutieron, nada más y nada menos, que los derechos de los ciudadanos frente a los nuevos retos que trae internet. Pero, ¿qué pasó exactamente? Imaginemos por un momento que el fútbol, ese amado deporte que tantas pasiones despierta, se convierte en el agente que viola nuestros derechos. Paradojas de la vida.
¿De qué estamos hablando? LaLiga y los bloqueos indiscriminados
Todo comenzó a principios de febrero de 2025, cuando los desesperados internautas españoles se despertaron con la mala noticia: sus IPs eran bloqueadas de forma indiscriminada. El culpable, según los primeros indicios, no era un hacker con una capucha en un sótano oscuro, sino nada menos que LaLiga, que intentaba acabar con las emisiones ilegales de fútbol a través de servicios de IPTV. Esto sería un tema cómico si no fuera porque muchos quedaron excluidos de sus sitios web favoritos y perdió su capacidad de trabajar porque, seamos sinceros, ¿quién puede realizar su trabajo en pleno año 2025 sin internet? ¡Es como intentar cocinar arroz sin agua!
En la mesa redonda, moderada por el carismático Omar Benbouazza, se expusieron las voces de varios expertos que ofrecieron sus puntos de vista sobre este lío digital. Y claro, a medida que el debate avanzaba, la ironía fluía con facilidad. Tomás Ledo, cofundador y CEO de Tecnocrática, lo describió de manera sencilla: «Es como cerrar todo un centro comercial porque un bar dentro está poniendo el partido por IPTV». Y, así, sin querer, nos encontramos en una analogía muy válida; está claro que no todos los bares hacen las cosas bien, pero ¿acaso merece la pena castigar a todos los consumidores por las malas acciones de unos pocos?
LaLiga, un monstruo jurídico
Aquellos que se encuentran en el centro de esta tormenta legal son, en parte, los abogados como Javier Maestre, otro de los participantes. Él trajo a la mesa el asunto de la propiedad intelectual en el fútbol. Aparentemente, el conflicto gira en torno a la idea de que LaLiga tiene derechos sobre la grabación de los partidos, pero no sobre el propio fútbol. «Cuando sacas una foto de un paisaje, el paisaje no tiene propiedad intelectual, pero la foto sí». La misma lógica aplica aquí; los derechos de autor aplican a la grabación, no al evento en sí. Pero, ¿no es The Big Show el lugar donde se enfrentan los grandes y donde las reglas parecen estar hechas para ser manipuladas?
Como si el juego no pudiera complicarse más, LaLiga ha intentado a lo largo de los años hacernos creer que tiene derechos sobre el evento mismo, no solo sobre la forma en que se transmite. Esto puede sonar como un argumento de bar un sábado por la noche, pero en el mundo jurídico, tiene profundas implicaciones que nos tocan a todos como ciudadanos y como internautas. Pero, ¿es posible ponerle límites a este tipo de reclamaciones? La respuesta de Maestre fue rotunda: «LaLiga ha hackeado la ley». ¡Toma ya!
El déjà vu de la Ley Sinde
Y como un buen platillo que se cocina a fuego lento, la historia no acaba ahí. Hay una sensación de déjà vu en el aire. Ofelia Tejerina, presidenta de la Asociación de Internautas, subrayó las similitudes con la famosa Ley Sinde, que fue su propio dolor de cabeza para muchos. Tejerina ingeniosamente puso en perspectiva el papel que jugamos todos como internautas, afirmando que en esta batalla, «los hackers somos nosotros; los ciberdelincuentes son ellos [LaLiga]». Esa declaración resonó en la sala y, aunque algunos se rieron, la seriedad del asunto estaba presente.
Esto es un ejemplo perfecto de cómo la legislación puede afectar nuestra vida cotidiana. Internet es un espacio donde se da vida a la libertad de expresión, la creatividad y el acceso a la información. Pero, ¿hasta qué punto deberían las corporaciones tener el poder de censurar? En un contexto donde la vigilancia se intensifica y la privacidad parece un mito, la advertencia de Tejerina acerca de las consecuencias de esta situación debería hacer sonar todas las alarmas: «Esto no se queda solo aquí».
¿Un futuro sombrío para la libertad en la red?
Entonces, si consideramos que vamos hacia un futuro donde la libertad en internet es cada vez más precaria, lo que se está viviendo en España podría ser solo el inicio de un ciclo más oscuro. Román Ramírez, cofundador de RootedCon, hizo énfasis en esta advertencia. «Esto va contra todos los CDN», apuntó, preocupándose por las excusas que pueden surgir para cercenar la libertad de internet.
La amenaza de que se puede usar la propiedad intelectual como un barómetro para regular más que solo el fútbol es real. Desde el blanqueo de capitales hasta la lucha contra las fake news, cualquier justificación parece válida. A medida que la conversación avanzaba, muchos se preguntaban si estábamos en una pendiente resbaladiza que nos llevará a un control aún más férreo del discurso en línea. Y en una era donde las fake news chisporrotean en cada rincón de Twitter, ¿quién controlará qué es información correcta y qué es una mentira?
Si los organismos tienen la potestad de censurar sin una orden judicial, la neutralidad de la red que tanto apreciamos podría desfallecer más rápido de lo que podemos imaginar. Sin embargo, hay quienes están dispuestos a luchar en esta guerra digital. «Lo llevaremos al Tribunal Constitucional si es necesario», afirmó Ramírez con determinación. ¡Un verdadero héroe digital!
Conclusiones: Urge actuar
Lo que nos traía aquí, en última instancia, es la necesidad de fundar una discusión más amplia sobre nuestros derechos digitales. LaLiga puede ser un monstruo de marketing, pero no debería tener el poder de vulnerar nuestro acceso a la información y a la libertad de expresión. Este evento en RootedCon ha sido una llamada de atención: es posible que necesitemos unir nuestras voces, como ciudadanos e internatuas, y defender nuestros derechos antes de que sea demasiado tarde.
Así que, en este teatro digital, ¿quién es realmente el villano? Bastaría con un poco de ingenio legal para cercenar nuestras libertades y presentarlo como un acto de defensa del fútbol. Enfrentémonos a la verdad: vivimos en una época en la que el internet está en juego, y cada vez que un colectivo poderoso intenta jugar con nuestras libertades, tenemos que parar y reflexionar.
¿Cuál será el próximo movimiento de LaLiga? ¿Seguirán intentando expandir su reino bajo la premisa de proteger la propiedad intelectual? La única respuesta que parece evidente es que: la lucha está lejos de terminar. La batalla por internet no es solo de ciberseguridad; es una cuestión de derechos humanos y libertad.
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