En la vasta y a veces espinosa conversación sobre el patrimonio cultural, pocas voces son tan relevantes como la de la profesora francesa Bénédicte Savoy. Recientemente, ha estado en el centro del debate por su cátedra en el Museo del Prado y su incansable labor sobre la restitución del patrimonio saqueado, un tema que, seamos sinceros, ha estado en el limbo de la conversación durante demasiado tiempo. A medida que avanzamos, hagamos un viaje para explorar por qué es vital abordar el expolio cultural, qué está sucediendo actualmente y, tal vez lo más importante, cómo esto afecta nuestra percepción de la historia.

Un poco de contexto: el patrimonio y el expolio

La historia nos dice que los grandes museos europeos, en su mayoría, se han nutrido de obras de arte provenientes de colonias y territorios invadidos. Bénédicte Savoy menciona que “no podemos separar los proyectos de los grandes museos nacionales de la barbarie”. Esto sugiere que cada obra de arte tiene una narrativa compleja detrás, y a menudo, muy oscura. ¿Alguna vez has mirado un cuadro en un museo y pensado en cómo llegó allí? La respuesta no siempre es una historia de amor entre el artista y el coleccionista, a menudo involucra guerras, conquistas y, claro, el expolio.

La reciente obra de Savoy

A lo largo de su carrera, Savoy ha debatido las devoluciones de arte y ha creado un puente entre la historia y la actualidad. En 2018, junto con Felwine Sarr, elaboró un informe sobre la restitución del patrimonio africano que fue un parteaguas en la discusión sobre la devolución cultural. Sin embargo, a pesar de los progresos, la pregunta persiste: ¿por qué ha sido tan difícil avanzar en las últimas décadas?

La “cara oscura” de los museos

Savoy se refiere a la “cara oscura” de los museos, y ¿quién puede culparla? Cada vez que visito un museo, me maravillo ante la belleza de las obras, pero al mismo tiempo me pregunto: ¿cuál es el precio de esta belleza? Es como tener un amigo fabuloso que, descubres, ha acumulado sus riquezas a través de esquemas dudosos.

A menudo se dice que la cultura y la barbarie van de la mano. Así lo señaló el filósofo Walter Benjamin. Esta afirmación puede ser una dura realidad, pero también es un recordatorio de que el arte, aunque hermoso, tiene sus raíces en la historia y en contextos que a menudo preferimos olvidar.

¿Recuperar el pasado?

Las exigencias de restitución

En un contexto contemporáneo, los países africanos han comenzado a exigir la devolución de sus tesoros culturales. Savoy subraya que esta demanda ha sido históricamente ignorada. La sociedad occidental, a menudo indiferente a estas necesidades, ha bloqueado la conversación. Sin embargo, hoy en día, gracias a las redes sociales, la narrativa ha cambiado. La discusión se ha vuelto pública y no se puede silenciar.

Cuando hablamos de la restitución, algunas palabras son más potentes que un balazo, y cada declaración puede romper tabúes. ¿Hemos llegado al punto de no retorno donde se exige justicia por las atrocidades culturales del pasado?

Una apuesta por la transparencia

Savoy, en su búsqueda de justicia, sugiere que la transparencia histórica debería ser una prioridad. Si escondemos los capítulos oscuros de nuestra historia, estamos realizando un acto de autoengaño. La memoria es fundamental, y en vez de ser “discapacitados de la memoria”, como ella menciona, deberíamos enfrentar las verdades incómodas. ¿De qué otra manera podemos aprender de nuestros errores?

La vuelta a las raíces de los objetos museísticos no es solo una cuestión de devolver el arte. Se trata de reconocer que la cultura europea ha crecido sobre un tejido de violencia, y sin esa conciencia, estamos condenados a repetir los mismos errores.

Museos en evolución: entre el arte y la política

Un equilibrio frágil

Los museos son, por definición, instituciones que representan a sus países. Con el tiempo, se convierten en símbolos no solo de arte, sino de poder y de defensa política. La polarización política actual en Europa, mencionada por Savoy, ilustra que cuando no hay consenso incluso en temas culturales, el proceso de restitución podría verse afectado.

¿Es posible que las tensiones políticas influyan en cómo se perciben y manejan estos temas dentro de nuestras comunidades? Absolutamente. Las decisiones sobre arte y cultura no son meros dilemas estéticos; están enraizadas en la historia, en el poder, y, sobre todo, en la memoria colectiva.

La disponibilidad del patrimonio

Una de las excusas más habituales para no devolver obras es el argumento de que ciertos países no tienen la capacidad de cuidar de su patrimonio. Pero, ¿no es un poco como decir que un niño no debe tener juguetes porque sus padres son pobres? La desigualdad es abrumadora, y es un tema recurrente en diferentes ámbitos. Savoy sugiere buscar un enfoque más equitativo, donde los patrimonios se compartan, en lugar de acumular.

El Gran Museo Egipcio, por ejemplo, es un esfuerzo monumental para mostrar que las obras pueden regresar, acogidas en su hogar original. Aun así, la lucha continúa.

Reflexiones finales: hacia un futuro compartido

La restitución del patrimonio cultural es un tema complejo que definitivamente no se resolverá de la noche a la mañana. El diálogo es crucial. A medida que compartimos experiencias en museos como el Prado y el Louvre, recordemos que cada pieza de arte tiene una historia que contar.

Como alguien que ha crecido con un amor por el arte, puedo entender la necesidad de los museos de conservar sus colecciones. Sin embargo, la pregunta que deberíamos hacer es: ¿cuándo hemos llegado al límite? En un mundo donde el acceso a la información es más fácil que nunca, la conversación sobre la restitución del patrimonio debe seguir creciendo.

Así que la próxima vez que estés en un museo, echa un vistazo más allá del arte. Pregúntate cómo llegó allí y qué historia realmente está contando. La verdad puede ser incómoda, pero también puede ser el primer paso hacia un futuro más justo e igualitario para nuestro patrimonio mundial.

Es un momento emocionante y lleno de esperanza. Nos estamos moviendo hacia una era donde la empatía y el entendimiento pueden abrir las puertas de la memoria y el arte. ¿Estás listo para formar parte de esta conversación?


¡Eso es todo por hoy! Espero que hayas disfrutado de este viaje a través del mundo del patrimonio cultural y la restitución artística. Mantente curioso y sigue explorando las historias que se esconden en cada rincón de nuestras instituciones culturales. ¡Hasta la próxima!