La vida pública a menudo parece una novela llena de giros inesperados, y el reciente episodio en el que se encuentra involucrada Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, no es la excepción. A medida que avanza el caso de doble fraude fiscal que destapó el diario elDiario.es, diversas personalidades han entrado en un escenario que mezcla intriga, estrategia legal y la siempre presente figura de los medios de comunicación.
Pero, ¿cómo se llega a una situación así? ¿Qué rol juegan los periodistas en este entramado? Estoy aquí para explicártelo todo, y lo haré con un tono conversacional como si estuviéramos tomando un café en una de esas terrazas de Madrid, mientras hablamos de la vida, de política y de las rarezas que esta conjura nos ofrece.
El juez Hurtado y su decisión crucial
El juez del Tribunal Supremo, Ángel Hurtado, ha decidido poner un freno a los intentos de la pareja de Díaz Ayuso de acceder a las comunicaciones de los periodistas que investigaron su caso. Como si se tratara de una serie de televisión, Hurtado pone en marcha nuevas diligencias para investigar el contenido del teléfono del fiscal general, pero deslinda claramente los caminos, negando el acceso a las relaciones que puedan haber tenido los periodistas de elDiario.es con los investigados. Este mismo juez ha afirmado que la medida podría afectar la confidencialidad esencial del trabajo periodístico. ¿Acaso no estamos ante una defensa del secreto profesional?
Este aspecto me recuerda una anécdota de mis años de estudiante de periodismo. Siempre nos repetían la importancia del secreto. Un profesor, con todo su estilo de orador, nos decía: “Recuerden, amigos, que las fuentes son como los gatos, a veces sólo se muestran cuando ellas quieren”. Y vaya que era cierto. Cada vez que un periodista logra que una fuente le hable, se construye una especie de contrato no escrito que involucra confianza y respeto mutuo.
Los intentos de acceso a las comunicaciones
Todo comenzó con la solicitud de Alberto González Amador, quien, en un intento de esclarecer las comunicaciones del fiscal general y la fiscal provincial de Madrid, propuso acceder a los teléfonos de varios periodistas de elDiario.es. A este grupo se le había solicitado investigar las conversaciones del director del medio y de los autores de la exclusiva que lanzó al estrellato el caso de fraude fiscal.
Parece que González quería ser el Sherlock Holmes de la situación, tratando de unir los puntos en un sombrío y enredado juego de comunicaciones. Pero, ¿realmente se puede poner a prueba la independencia de un periodista al intentar acceder a sus fuentes? Una vez más, el juez Hurtado