¿Quién no ha soñado alguna vez con convertirse en un maestro repostero? Esa figura casi mágica que puede transformar unos simples ingredientes en un manjar capaz de hacer que te olvides del mundo por un rato. Hoy, vamos a adentrarnos en el fascinante universo de Jordi Roca, uno de los mejores reposteros del mundo y un apasionado de la cocina que ha hecho reír y soñar a la audiencia del programa de David Broncano.
El humor en la cocina: lo que no sabemos (pero deberíamos)
El reciente episodio de La Revuelta, donde Jordi Roca fue el invitado estrella, fue una mezcla perfecta de sabiduría culinaria y humor mordaz. En un momento dado, Broncano le lanzó la típica pregunta que todos nos morimos de curiosidad por saber: «¿Cuánto dinero tienes en el banco?». La respuesta de Roca no decepcionó: «Unos 9 o 10 millones… de pesetas». ¡Sí, pesetas! ¿Quién dijo que no se puede ser gracioso mientras se es considerado uno de los mejores del mundo en lo que haces?
Recuerdo una anécdota de mis primeros intentos fallidos de hacer una tarta de chocolate. La receta era sencilla, pero el resultado parecía más una masa de ladrillos que un postre delicioso. A veces, el fracaso se convierte en la mejor fuente de risa y aprendizaje. Y aquí es donde Roca brilla: no solo sabe manejar el chocolate como un maestro, sino que también sabe reírse de las adversidades, convertir el desastre en una risa y continuar creando.
Una historia de familia y chocolate
Hablando de risas, Roca no se limitó a hablar de su carrera como repostero; también presentó un libro que escribió con sus sobrinos, titulado La nevera llena, aquí no se tira nada. Este libro refleja no solo su filosofía de cocina, que aboga por la sostenibilidad y la creatividad en la cocina, sino también el vínculo familiar que lo une a los pequeños Roca.
En un mundo donde muchos de nosotros estamos acostumbrados a tirar comida, la idea de que nada debe desperdiciarse es un soplo de aire fresco. Escuchar a Jordi hablar sobre lo que él llama «platos de supervivencia» me hizo recordar esos días en que mi madre usaba todo lo que había en la nevera para hacer una comida. ¿Te suena familiar esa escena? Abrir la nevera y enfrentarte a un auténtico misterio culinario, preguntándose qué se puede hacer con un poco de arroz, un trozo de pollo y algún que otro cajón de verduras que ya parece estar pidiendo a gritos un tratamiento especial.
Entre chocolate y chucherías: la vida de un repostero
Uno de los momentos más divertidos de la entrevista fue cuando Broncano le preguntó sobre su plato favorito. Roca recordó que cuando comenzó a cocinar a los 20 años, eran platillos básicos, como pasta con tomate y salchichas. Inmediatamente, mi cabeza viajó a mis años universitarios, donde la pasta con salsa de tomate se convirtió en mi plato de cabecera. No sé vosotros, pero esa mezcla de carbohidratos y salsa siempre ha tenido un lugar especial en mi corazón, y con el hambre de estudiante, se sentía como un banquete real.
Sin embargo, lo que me dejó perplejo fue la confesión de Roca sobre su gusto por las chucherías industriales. ¿Quién lo diría? Un maestro repostero que se inspira en golosinas que muchos considerarían de “bajo nivel” para crear exquisiteces. Es un recordatorio de que, en la cocina, la creatividad no tiene límites y que las mejores ideas pueden provenir de los lugares más inesperados.
La realeza también tiene buen gusto
Uno de los momentos más emocionantes de la charla fue cuando Roca mencionó un elogio de la reina Letizia. Ella le dijo que, «además de saber mucho de chocolate, sabe hacer unos postres deliciosos». Si eso no es una validación de su talento, no sé qué es. Imagínate estar en un evento y que la reina en persona diga que tus postres son un deleite. Eso es lo que llamamos salir por la puerta grande. Justo como cuando una tarta sale del horno y esa deliciosa fragancia perfuma la casa.
Lecciones de vida a través de la repostería
Pero más allá de la fama y el éxito, lo que realmente resuena en la carrera de Roca es la conexión emocional que tiene con la comida. Hablar de chocolate y de los postres que crea es hablar de recuerdos, de momentos compartidos con seres queridos alrededor de una mesa. ¿Cuántos de nosotros tenemos historias sobre un postre especial que nuestra abuela solía hacer? A menudo, esos recuerdos nos conectan más que cualquier otra cosa.
Y aquí vamos a una pregunta crucial: ¿no es eso lo que la cocina debería ser, al final del día? Un medio para conectarnos, para compartir risas y recuerdos, incluso cuando nuestra vida diaria se siente un poco caótica.
La importancia del sentido del humor en la cocina
Por último, la combinación de humor y pasión es clave en la cocina. Roca no solo cocina; también entretiene. Al hablar de su viaje en la repostería, dejó claro que el sentido del humor es esencial en su trabajo. Cada intento fallido, cada error en la cocina, es simplemente una anécdota más que contar con una sonrisa en la cara. ¿Y quién no necesitaría un poco de risas mientras intenta replicar esa complicada receta que encontró en Instagram?
En un mundo donde la presión de ser perfecto está en todas partes, recordar que la cocina es también un espacio para disfrutar y reír es fundamental. ¿No es fabuloso que, incluso en los momentos más desastrosos, podamos encontrar una forma de reírnos y aprender de ello? Porque al final del día, como dice Roca, “todo se trata de disfrutar del proceso”.
Reflexiones finales
Así que, la próxima vez que pienses en hacer esa tarta perfecta, recuerda que no hay una única manera de hacerlo, y que, como Jordi Roca, también puedes encontrar inspiración en los lugares más inusuales. Desde el chocolate de los mejores postres hasta la pasta con tomate que refleja tu historia personal, cada ingrediente cuenta, y cada momento en la cocina puede ser divertido y significativo.
Si hay algo que podemos llevar de esta charla con Jordi Roca, es que la repostería no es solo un trabajo; es una forma de vida, llena de humor y momentos que cuentan una historia. Así que ¡a cocinar! ¿Quién se anima a experimentar en la cocina y a seguir riendo, incluso cuando el chocolate se quema?
En conclusión, Jordi Roca es un ejemplo claro de que el buen sabor y las risas pueden ir de la mano, y que la cocina es mucho más que un simple hábito: es un bello arte donde lo dulce, lo divertido y lo emotivo se entrelazan. ¿Te atreves a ser parte de esta experiencia en la cocina? ¡Quizás tu próximo postre también tenga una historia que contar!