La llegada de una nueva película de Joaquín Phoenix como el infame Joker ha revivido el interés por este icónico personaje de los cómics, pero no solo en la pantalla grande. Recientemente, has podido escuchar que DC Comics ha lanzado una serie de volúmenes, y uno de los más interesantes es el titulado Joker: El mundo, en el que el villano visita distintos países. Pero lo que realmente atrajo mi atención fue la historia que David Rubín nos presenta en Madrid. Así que, acompáñame en este recorrido por la mente retorcida del Joker y cómo sus desventuras se entrelazan con la crítica social de nuestra época.

Un nuevo enfoque: el Joker como turista

Siempre he pensado que los viajes transforman a las personas. ¿Te imaginas cuántas locuras puede hacer un psicópata en una ciudad tan viva como Madrid? En Joker: El mundo, el Joker pasa de ser la némesis de Batman a ser el típico «guiri» que decide pasar unas vacaciones en la capital española. Rubín utiliza este contexto para darnos un vistazo a Madrid desde los ojos de un forastero que no tiene ningún tipo de empatía. Esto, por supuesto, genera situaciones absurdas y a menudo hilarantes.

Permíteme anotar un pequeño chisme: ¿alguna vez te ha pasado algo extraño en un viaje? Como aquella vez que un amigo mío se perdió en un mercado en Marrakech y terminó en un concurso de comer picante. Bueno, con el Joker, las cosas son potencialmente más sangrientas. En estas historias, Rubín nos presenta a un villano que observa los vicios de la ciudad como si fueran exhibiciones en un museo. Y hablando de museos, ¿te imaginas a la reina Sofía y su obra maestra, el Guernica, envejeciendo pacientemente mientras el Joker intenta hacer de la Plaza Mayor su escenario de risas macabras?

Un espejo de la sociedad moderna

El trasfondo de esta historia es igualmente fascinante. Madrid se convierte en un reflejo distorsionado de la sociedad contemporánea, llena de problemas apremiantes: racismo, machismo, y un resurgimiento del fascismo que Rubín retrata de manera incisiva. Y ¿quién mejor que el Joker, quien respira caos y anarquía, para explorar estos temas?

David Rubín menciona en entrevistas que su enfoque no es tanto un ataque a Madrid, sino más bien una llamada de atención. Y es que, ¿cuántas veces hemos ignorado las señales de advertencia que nuestra propia ciudad nos da? En su historia, el Joker utiliza su humor oscuro como una paleta para pintar el estado actual de la sociedad, con su toque habitual de ironía. Nadie se atrevería a considerar que el Joker es un filósofo social, pero su visión, aunque torcida, es cautivadora.

Ya he sentido esta sensación en mi vida. Acabo de recordar cuando estaba en una reunión familiar y un primo argumentaba que todo estaba bien en el mundo porque él tenía su trabajo estable. Mientras tanto, yo veía a la abuela llorar por la situación del abuelo en el hospital. Bueno, el Joker es esa voz incómoda que trae a la superficie lo que preferimos ignorar.

Una crítica social en clave de humor

Rubín ha logrado equilibrar la comedia y la crítica social. En el relato, el Joker se encuentra reflexionando sobre cómo en Madrid «ni siquiera sería noticia». Esta afirmación, que puede provocar una risa nerviosa, es también un recordatorio de nuestra desensibilización ante muchos problemas. Pero antes de que te asustes pensando que estamos ante una obra completamente sombría, debo decirte que el toque cómico es palpable.

Cuando Rubín menciona las manifestaciones en Ferraz, recuerda la tensión en el aire, esos momentos en los que la rabia y la frustración pueden llevar a la gente a hacer locuras. ¿Te suena familiar? A mí me hace recordar las marchas que hemos visto en las noticias, donde es fácil perderse y olvidar que detrás de cada pancarta hay un ser humano con historias y emociones que contar. La narrativa del Joker como un turista perdido en la hostilidad de Madrid es irónicamente cómica y desgarradora a la vez.

Por ejemplo, imagina a un Joker que, al igual que muchos de nosotros, intenta pedir direcciones y recibe respuestas que solo llevan a más confusión. ¿Quién no ha sentido eso cuando viaja a una ciudad nueva? La diferencia es que, para el Joker, esa confusión puede tener consecuencias letales, mientras que para nosotros solo puede ser un tema de conversación gracioso durante la cena.

El legado de un villano

Una de las vías más interesantes que explora Rubín es la manera en la que el Joker observa y refleja los aspectos más oscuros de la ciudad. La violencia, la rabia, el descontento social—todo entrelazado en sus andanzas por los rincones emblemáticos de Madrid. Pero es la manera en que nos presenta esas situaciones lo que nos hace reflexionar.

Pensemos en esos momentos en los que nos encontramos con una situación difícil y buscamos el humor como un mecanismo de defensa. En un sentido, el Joker es un maestro en esta técnica emocional. Rubín retrata a un Joker que usa el humor como una herramienta para desatar el caos, pero también puede ser visto como un espejo que nos invita a cuestionar el rumbo que hemos tomado como sociedad. La crítica no se queda en la superficie; Rubín quiere que miremos más allá y entendamos lo que realmente está en juego.

La dualidad del Joker: un icono perenne

Después de todas estas reflexiones, no puedo evitar preguntarme: ¿qué es lo que hace que el Joker siga siendo un personaje tan relevante? Es su complejidad. En muchos sentidos, simboliza una lucha interna que todos enfrentamos en diferentes momentos de nuestras vidas. Es el lado oscuro de cada uno de nosotros, el que puede resurgir en situaciones de desesperación o frustración. Aunque el Joker puede ser un villano, su esencia también captura la esencia humana: la lucha contra la adversidad y la confusión del mundo moderno.

El trabajo de Rubín también invita a pensar: si un personaje como el Joker puede provocarnos risas y reflexiones tan profundas, ¿podemos nosotros también encontrar humor en nuestras propias luchas personales? Quizás solo necesitamos mirar a nuestro alrededor y ver el desenfreno de nuestras propias vidas, con una pizca de sabiduría retorcida del Joker.

Un futuro incierto

No podemos olvidar el trasfondo del futuro que Rubín pinta en su historia. Madrid, como muchas ciudades hoy, se enfrenta a retos importantes relacionados con la política, la sociedad y la calidad de vida. El Joker nos presenta una visión aterradora de lo que podría suceder si ignoramos estos problemas. Su visión de una ciudad hostil nos recuerda que la apatía es nuestro peor enemigo.

Como suelo decir, «las decisiones que tomamos hoy moldean el mundo de mañana». Así que, ¿qué decisiones estamos tomando? Este es un desafío que Rubín acepta y nos lanza con su interpretación de un Joker viajero, exponiendo inquietudes que quizás preferimos no enfrentar.

¿Por qué leer Joker: El mundo?

Al final del día, ¿quién dice que los cómics son solo para niños? La obra de Rubín es un recordatorio de que, en el corazón de la narrativa gráfica, hay historias profundas y reflexivas que merecen ser contadas y escuchadas. Además, es una manera genial de introducir temas densos de una forma ligera, a través del humor y la ironía que el Joker tan hábilmente emplea.

Espero que después de esta charla, te animes a zambullirte en las páginas llenas de locura y humor oscuro. Al hacerlo, quizás puedas encontrar allí un espejo de tu propia experiencia, y tal vez, solo tal vez, una oportunidad de reflexionar sobre el rumbo en el que estamos navegando.

La historia del Joker en Madrid nos recuerda que, ante la adversidad, siempre podemos encontrar un rayo de luz (o, al menos, una buena carcajada). ¿Estás listo para mirar a través de esa lente distorsionada y unirte a esta locura?


De esta manera, amigos, ¡quédense al tanto! La próxima vez que vean un francotirador del caos acechando en las calles de Madrid, tal vez no sea más que un ciudadano promedio en busca de respuestas. ¡A leer se ha dicho!