La imagen de Japón como uno de los destinos turísticos más deseados del mundo es cada vez más resonante. Con un récord de 36,87 millones de visitantes en un año y un impresionante total de 3,49 millones en diciembre de 2024, cuesta imaginar que hay un giro irónico en esta historia. Mientras millones de turistas de todo el mundo desembarcan en tierras niponas, la gran mayoría de los japoneses prefiere quedarse en su hogar. ¿Por qué ocurre esto? En este artículo, desentrañaremos los factores que impiden que los residentes de este increíble país saquen su pasaporte de la billetera.
El poder del pasaporte japonés: ¿para qué sirve si no lo usas?
Es curioso pensar que el pasaporte japonés es considerado uno de los más poderosos del mundo, permitiendo la entrada sin visa a más de 190 países, pero solo el 17% de la población nipona lo posee. ¿Alguna vez te has encontrado con un tesoro en tu casa que no has utilizado? Así es como se siente el pasaporte japonés. A menudo pienso en el mío, ese que lleva años encerrado en una gaveta. No obstante, mientras yo sigo soñando con un viaje a las playas de Bali, en Japón, la situación parece ser todavía más grave. Alrededor del 50% de la población en Estados Unidos y un sorprendente 85% en el Reino Unido tiene pasaporte. Es una desigualdad notable en el deseo de descubrir nuevas culturas.
Un vistazo a los números
Según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, en 2024 se emitieron 3.7 millones de pasaportes, un incremento del 8.8% respecto al año anterior, aunque sigue siendo un 15.2% menor que en 2019, antes de la pandemia. Esto evidencia que, a pesar del crecimiento en las cifras, los japoneses no están redescubriendo el deseo de viajar al extranjero. ¿Se habrán acostumbrado a la comodidad de su hogar con todo lo que ofrece? Esta pregunta es válida, y la respuesta parece ser un cúmulo de factores que no solo incluye la economía.
Factores que frenan las ansias de viajar
Históricamente, la tasa de posesión de pasaportes en Japón ha sido baja, oscilando entre el 22% y el 24% en la década de 2010. Pero recientemente, este número se derrumbó. ¿Cómo es posible? Vamos a desglosar algunos de los factores.
La economía doméstica y el yen devaluado
A medida que el yen se devalúa, los precios de los viajes internacionales se disparan. Para un japonés promedio, salir del país se ha vuelto mucho más costoso, lo que evidentemente ahuyenta el deseo de explorar. Puedes imaginar que, al ver los precios de los billetes de avión, algunos optan por disfrutar de las playas de Okinawa en lugar de aventurarse a Bali. Sin embargo, la devaluación económica no es más que una pieza del rompecabezas.
Impacto de la pandemia
Si bien no podemos culpar a la COVID-19 directamente de todo, sigue siendo una de las razones más influyentes en la cuesta abajo del interés por el turismo exterior en Japón. Las largas restricciones de viaje insertaron una inercia en la mente de los japoneses que exacerbó su ya baja tasa de viajeros. Después de todo, es fácil olvidarse de lo que no se ha hecho en tanto tiempo. En una charla con un grupo de amigos, noté que muchos compartían la misma preocupación: la falta de costumbre para salir al extranjero. ¿No es extraño cómo algo tan sencillo puede volverse complicado después de un tiempo?
La generación Z y la telefobia
Lamentablemente, hay otro fenómeno que afecta a los jóvenes nipones: ¡la telefobia! Según un informe reciente, el 56% de la Generación Z siente que las constantes malas noticias les desanima a salir. Tal vez, no somos los únicos que hemos dejado de salir al bar porque ese “meme” de un amigo nos recordó que la última vez que lo hicimos, fue un desastre. Pero, volvamos a Japón. La situación es preocupante no solo para el turismo, sino para la mobilidad estudiantil.
Las consecuencias en la educación
En el año fiscal de 2023, apenas 58.162 estudiantes japoneses participaron en programas de intercambio académico, una cifra que representa la mitad de los niveles de 2018 y 2019. Esto es un viaje sin salida, un cómodo callejón que limita el desarrollo educativo y cultural de las futuras generaciones. A pesar de que el número de estudiantes extranjeros que eligen Japón está en aumento, la dirección opuesta decrece alarmantemente. ¿Merece la pena importar conocimiento sin exportarlo?
La curva de los estudiantes expatriados
En 2022, solo 41.612 estudiantes salieron de Japón para realizar estudios a largo plazo, muy por debajo del pico de 82.945 en 2004. En mi experiencia personal, participar en un intercambio me brindó la oportunidad de conocer otras culturas y hacer amistades que ni siquiera imaginaba que existirían. A veces siento que el conocimiento es como un viaje en avión: hay que despegar para realmente ver el paisaje desde las nubes.
La brecha entre turismo de entrada y salida
Hiroyuki Takahashi, presidente de la Asociación Japonesa de Agentes de Viajes (JATA), ha expresado su preocupación sobre esta notable disparidad entre el turismo de entrada y el de salida, advirtiendo que es fundamental corregir este desequilibrio. Uno no puede evitar preguntarse: ¿qué pasará con la posición internacional de Japón si sus ciudadanos no pueden expandir su visión del mundo? Solo el tiempo lo dirá, pero la acción debe ser inmediata.
Soluciones y propuestas
Ante esta situación, se han planteado varias soluciones. Imaginen por un momento: ¿qué tal si el gobierno japonés empieza a ofrecer pasaportes gratuitos para quienes viajan al extranjero por primera vez? No solo sería una buena medida para fomentar la movilidad, sino que podría reavivar el deseo de explorar el mundo. Esto ayudaría a equilibrar una tendencia que no solo afecta al turismo, sino que también repercute en la demografía, economía y educación del país.
Mientras tanto, el turismo florece
Volviendo a las cifras positivas, mientras los japoneses se enfrentan a sus propias aprehensiones, el número de turistas que visitan el país no para de aumentar. El gasto de los viajeros alcanzó un récord de 8.1 billones de yenes (51.57 mil millones de dólares) en 2024, un crecimiento del 53% respecto al año anterior. Este auge ha convertido al turismo en la segunda mayor exportación del país. A veces, me pregunto si los japoneses están aprovechando al máximo su increíble gastronomía y cultura.
La dualidad de Japón
Aquí estamos, en un Japón que mira hacia adentro mientras el mundo mira hacia Japón. Un país que, a pesar de su impresionante atractivo internacional, enfrenta un declive preocupante en la disposición de sus ciudadanos a convertirse en viajeros. Es un fenómeno que perdura, y manejarlo será un desafío que requerirá creatividad, acción y quizás un poco de valentía.
¿Qué nos depara el futuro?
Así que, aquí estamos, llenos de preguntas. ¿Logrará Japón reavivar la curiosidad viajera de sus ciudadanos? ¿Se convertirán los habitantes nipones en aventureros una vez más? La verdad es que, aunque el futuro es incierto, es evidente que la aventura está en el aire. Tal vez los jóvenes se den cuenta de que la vida está llena de sorpresas en cada esquina del mundo que esperan ser exploradas. Todos hemos tenido el primer viaje que nos cambió la vida. ¿Veremos a esta nueva generación dar el salto?
La historia de Japón es un recordatorio de que el turismo no solo se trata de visitar lugares, sino de construir puentes, abrazar culturas y disfrutar de la diversidad. Con la acción adecuada, Japón no solo puede seguir siendo un faro turístico para el resto del mundo, sino también abrirse a un futuro vibrante donde sus propios ciudadanos se sientan inspirados a hacer maletas y explorar. ¡Hasta la próxima aventura!