En la vibrante pasarela de la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, donde las luces brillan con intensidad y la moda se convierte en un espectáculo deslumbrante, encontramos la esencia de la firma Isabel Sanchís. Este año, Isabel y su hija Paula Maiques nos han dejado ver que la elegancia no es solo cuestión de apariencia, sino un complicado juego de tejidos, cortes y, lo más importante, de sentimientos familiares. ¿Listos para sumergirse en el fascinante mundo de la moda, adornado con anécdotas y una pizca de humor?
Un desfile que huye de la homogeneidad
Imagina que entras en un cubículo del pabellón de Ifema, que cómo suena, parece más una habitación de hotel que un espacio de moda. Allí, los diseñadores dan vida a sus obras en medio de una iluminación violeta que, sinceramente, haría sonrojar a cualquier karaoke nocturno. Y en esa atmósfera, suena la melodía más famosa de Nicholas Brittle, la banda sonora de la aclamada serie Succession. Todo esto sucede mientras un centenar de diseños en blanco, negro y suaves tonos pasteles nos seducen con escotes que desafían las normas del cuerpo.
Lo que comenzó como una pasarela de alta costura, se transformó en una oda a la creatividad y a la familia. Parte del secreto del éxito de Isabel Sanchís, que ha ganado el premio a la mejor colección en dos ocasiones, es la colaboración con su hija Paula Maiques. Esto no es solo un trabajo; es una danza creativa entre generaciones que se respeta, aunque a veces lidian con la necesidad de criticar los diseños de la otra.
Pero, ¿cómo logran equilibrar el trabajo y la familia? Pondría un poco de humor aquí: resulta que hablar de trabajo en la mesa familiar es un poco como llevar la oficina a la casa, solo que en lugar de impresoras y café, hay salsas y pipas de girasol. Paula lo explica: «Podemos hacer comentarios sobre otros temas, pero estamos trabajando todo el día. A veces la parte creativa la hacemos el fin de semana». Una especie de terapia familiar a través de la moda y el diseño, y quizás una razón más para que esta dinámica funcione.
El arte de la elegancia según Isabel Sanchís
La elegancia es un concepto que a menudo se malinterpreta. No se trata solo de lucir como un modelo de pasarela, aunque a veces lo desearíamos. Isabel Sanchís lo explica de manera sencilla: «Un buen tejido es indispensable para que una pieza sea elegante. Y el patronaje». Es decir, si no estás usando un tejido de buena calidad, podría ser el momento de revisar tu armario.
Además, enfatiza que el diseño debe potenciar a la mujer sin caer en lo estridente: «Eso es la elegancia máxima». Pero, seamos francos, ¿quién no ha pasado por el incómodo momento de mirar la ropa y darse cuenta de que, a pesar de sus mejores intenciones, no se ve como un millón de euros? Paula también añade: «La moda no debe ser un disfraz» y nos sugiere que, en lugar de una chaqueta de cada color de la paleta de un arcoíris, bastaría con tener uno o dos abrigos de buena calidad. Al final, todos queremos ser un poco más elegantes, ¿verdad?
La moda rápida: ¿aliada o enemiga?
Aquí es donde las cosas se complican. La moda rápida ha creado un dilema. Isabel, en un tono de “abuelita que se preocupa”, opina: «La gente joven puede verse bien con cualquier cosa, pero a medida que avanzamos en edad, se hace evidente que muchas prendas no están bien confeccionadas». En una cultura donde todo es desechable, la prisa por seguir las tendencias puede llevarnos a pasar por alto la calidad.
Paula añade que vivimos en una sociedad donde el consumismo es rey: «Te dicen que necesitas un abrigo de cada color, cuando con tener un cámel o un negro es suficiente». Es un pensamiento liberador, pero podemos ir más allá, ¿no es así? Imagínate un armario minimalista, con piezas de calidad que puedas mezclar y combinar. ¡Eso sí que sería un sueño!
Mientras ambos diseñadores abordan la slow fashion, se hacen eco de que podría ser una solución viable. Pero, seamos honestos, no estamos a la vuelta de la esquina. Todos hemos caído en la trampa de comprar algo porque estaba en oferta, solo para que acabe en la parte trasera del armario, olvidado y triste como un viejo perro en un refugio.
La identidad española y su evolución en la moda
Cuando hablamos de la moda en España, hay un aire de nostalgia por tiempos pasados en los que la gente se vestía «mejor». Isabel menciona que les «sabe mal» que la gente gaste dinero en ropa que realmente no les sienta bien. Pero, como ella misma apunta, la solución no solo radica en la optación de calidad, sino también en conocer su propio cuerpo y saber qué prendas destacan lo mejor de cada uno. Desde mi humilde experiencia, a veces necesitaríamos un «policía de armario» que nos ayude a tomar decisiones más sensatas en lugar de llenar nuestros armarios con piezas de «no me pongo».
Por otro lado, también hay que considerar que la moda española adolece en ciertos aspectos de marketing. Mientras que capitales como Copenhague brillan en el escenario de la moda, Madrid debe trabajar un poco más en la presentación y la proyección internacional. Paula comparte que «en otras semanas de la moda hay mucha proyección internacional y las firmas desfilan con estructuras enormes que les permiten responder a los clientes».
Nuevas tendencias, nuevos caminos
Así como la vida misma, la moda está en constante evolución. Isabel y Paula buscan inspiración en antiguos libros de diseño y exposiciones de arte, fusionando el pasado con el presente. «Después de terminar una colección, te quedas un poco en blanco», admite Paula. ¿Te suena familiar ese sentimiento de no saber qué hacer después de un gran proyecto? Por eso, buscar nueva inspiración puede ser refrescante.
En la conversación sobre el impacto de diseñadores masculinos y femeninos, se plantea si podemos discernir esa diferencia. Isabel lo resume al decir que las mujeres son, en su mayoría, más conscientes de cómo enfatizar su cuerpo y señalar su personalidad a través de la roupa. La vista de una pieza diseñada por hombres puede no tener la misma funcionalidad o comodidad. Como bien dice Isabel: «Queremos que el vestido te potencie». Es como si ellas estuvieran diciendo que la moda no se trata solo de verse bien, sino también de sentirse bien.
El futuro de Isabel Sanchís
A pesar de los retos en su camino, Isabel y Paula no se rinden. La idea de abrir un taller en Madrid ha estado en su mente, una misión que enfrentan con optimismo. Quizás, algún día, se verán en ese lugar estratégico que desean. Y aunque el camino es difícil, hay algo innegable: su compromiso con la calidad y la innovación es lo que los distingue en un mundo de fast fashion.
Al final, la moda es un reflejo de la sociedad. Nos dice mucho sobre quiénes somos y cómo nos expresamos. Como consumidoras, ¿no deberíamos preguntar cuáles son las historias detrás de las piezas que llevamos puesta? Tal vez sea la oportunidad de reconsiderar lo que queremos en nuestras vidas y nuestros armarios.
Así que aquí estamos, en el cruce entre la elegancia y la prisa, el pasado y el futuro, la familia y la moda. En este mundo tan complejo, quizás lo más importante sea encontrar una manera de hacer que cada prenda cuente una historia, una que nos haga sentir no solo elegantes, sino verdaderamente orgullosos de lo que llevamos. ¿No crees?