En la gente que me rodea, hay un tema que no deja de surgir en conversaciones: la lucha por los derechos LGTB+ y el papel que desempeñan instituciones como la Iglesia. En particular, la reciente investigación del ministerio de Igualdad sobre las denominadas terapias de conversión ha generado un murmullo significativo en el panorama social. ¿Y a quién no le llama la atención algo tan controvertido como la idea de que existen «terapias» que buscan cambiar la orientación sexual de un individuo? Vamos a adentrarnos en este espinoso tema con un tono más conversacional y con un par de anécdotas personales que podrían hacer de esta lectura algo un poco más ameno.

¿Qué son las terapias de conversión?

Las terapias de conversión son prácticas que intentan modificar la orientación sexual de una persona, generalmente promovidas por grupos que sostienen que la homosexualidad es una enfermedad o una desviación. Es un concepto que a algunas personas les suena a historias de terror pasadas de moda, pero sorprendentemente, sigue siendo una realidad en varios países, incluyendo España. Ya me imagino a algunos de ustedes pensando: «¿Qué siglo es este?». La verdad es que parece que nos estamos quedando un poco atrás en cuanto a la aceptación, ¿no?

Situación actual en España

En un contexto donde el mundo avanza hacia la aceptación y el respeto de la diversidad, es bastante alarmante escuchar que el ministerio de Igualdad ha decidido investigar a siete diócesis españolas por supuesto involucramiento en estas terapias. La ministra ha planteado la necesidad de reformar el Código Penal para que actividades de este tipo sean consideradas delito. Pero, hablemos claro: ¿de verdad se puede esperar que investigaciones de este tipo efectivamente cambien algo de fondo? A veces siento que estamos atrapados en un juego de «gato y ratón» donde la gente se manifiesta, pero el cambio real parece quedarse en la superficie.

La postura de la iglesia

Cuando se menciona a la Iglesia en este contexto, las reacciones no se hacen esperar. Hay quienes creen que la Iglesia debe adaptarse a los tiempos modernos y aceptar que la orientación sexual de una persona no debería ser un asunto de debate. Personalmente, creo que es un poco como querer meter un león en una jaula con puertas que no encajan. En el fondo, ¿no hemos aprendido que el amor y la aceptación son virtudes universales?

Uno de los argumentos que se escucha a menudo es que la Iglesia ofrece una visión «medicinal» de la homosexualidad, argumentando que la conversión es posible a través de la fe. Esa es una narrativa que, aunque a algunos les parezca tranquilizadora, para muchos es un llamado a la confusión y al dolor. Después de todo, ¿por qué debería alguien tener que cambiar quién es para ser aceptado?

Las terribles anécdotas alrededor

Recuerdo una conversación con un amigo de la universidad, quien, en busca de su lugar en el mundo, asistió a uno de esos “cursos de conversión”. Para mí, era como ver a un miembro de un grupo de espeleología dentro de una cueva llena de tiburones. En su relato, la presión por «ser otro» era tan abrumadora que el resultado fue un daño emocional que quedó marcado para siempre. A veces, me pregunto si realmente vale la pena arriesgar la salud mental de alguien por adherirse a algo que, en esencia, es sintomático de un miedo irracional a lo diferente.

Más allá de estos relatos personales, es importante reconocer la valentía de quienes se atreven a hablar y compartir sus historias. Estos relatos son un recordatorio de que las políticas sociales y legales, aunque vitales, no son suficientes. La conversación debe incluir la empatía, y estar dispuestos a escuchar y aprender.

La postura de la ministra de Igualdad

La ministra ha evaluado la situación y parece decidida a no dejar que la Iglesia se salga con la suya. Pero, ¿hasta qué punto podemos esperar que una reforma legal cambie la mentalidad de las personas? Lo que realmente se necesita es una transformación cultural que aborde las raíces de la homofobia y la discriminación. Esto nos lleva a otra pregunta: ¿es suficiente luchar únicamente de manera institucional?

Podemos ver el cambio tomando las calles, organizando manifestaciones y participando en diálogos abiertos. Recientemente, se celebró una manifestación en Madrid donde miles de personas se unieron en una cadena humana en resistencia a las terapias de conversión. Me encanta ver a mi ciudad llena de orgullo y aceptación, aunque a veces me siento como un niño que observa a adultos participar en una guerra de globos de agua: todos lanzando, pocos escuchando.

La inquietante reacción de la sociedad y las posibilidades de cambio

Entonces, aquí estamos, dándole vueltas a un asunto en el que las viejas costumbres se encuentran con las nuevas realidades. La reacción de la sociedad a estas propuestas es un espectáculo en sí mismo. Hay quienes están completamente a favor de la medida de la ministra y otros que la consideran un atentado contra la libertad de expresión religiosa. ¿Dónde está la media verdad en esto? Me gustaría imaginar un mundo donde ambas partes puedan coexistir sin que una aplaste a la otra.

Por otro lado, no podemos dejar de lado la importancia de la educación en este aspecto. Educar a los jóvenes sobre la diversidad sexual desde una edad temprana es una herramienta poderosa. Sin embargo, aquí es donde se presenta otro dilema. Imaginen a un niño pequeño preguntando a sus padres sobre la homosexualidad, y los padres respondiendo con una frase de película de terror: “Eso no se habla aquí, cariño”. La realidad es que, mientras las instituciones y la sociedad en general sigan adentrándose en el silencio, el ciclo de desinformación y prejuicio continuará.

Reflexión final: un futuro más brillante

Al final del día, la investigación del ministerio de Igualdad es solo uno de los muchos pasos en el camino hacia una España más inclusiva. La esperanza es que, a medida que avancemos, tanto la ley como la moral deben estar alineadas. Pero, para que eso suceda, es esencial que continuemos la conversación, abordemos las inquietudes, empaticemos con las historias y, sobre todo, recordemos que al final del túnel siempre hay luz.

En conclusión, el tema de las terapias de conversión es de suma importancia y su discusión nos muestra lo lejos que aún estamos de alcanzar una verdadera igualdad y aceptación. Pero no todo está perdido. Algunas veces, la simple voluntad de hablar sobre el tema ya es un gran paso adelante. Así que la próxima vez que te encuentres en una charla sobre derechos LGTB+, no dudes en aportar tu voz… incluso si solo se trata de lanzar chistes sobre el hecho de que a veces, la verdadera terapia que necesitamos es una buena risa con amigos.

Recursos útiles

Si quieres involucrarte más en la lucha por los derechos LGTB+,o simplemente deseas aprender más sobre el tema:
Colegio de Psicólogos de España
Asociación Internacional de Gays y Lesbianas
Plataformas en defensa de los derechos LGTB+

Reflexionemos y trabajemos juntos para que la aceptación se convierta en la norma, no en la excepción.