El mundo del turismo y la cultura se dio cita en Fitur 2023, la Feria Internacional de Turismo, que se celebró en el famoso Ifema de Madrid. Si no estuviste allí, permíteme ser tu guía en este recorrido virtual que está lleno de anécdotas, peculiaridades y sorpresas. Desde viajeros empedernidos hasta curiosos, todos encontraron algo que los cautivara, incluso si solo fue un drag queen rifando premios. Pero hablemos de todo eso y más, ¡comencemos esta aventura!

Un escenario vibrante y diverso

Fitur no es solo una feria; es un zoco moderno que convierte a Ifema en un escaparate lleno de cultura, energía y multiculturalidad… donde los encuentros son tan impredecibles como una película de Hollywood. Mientras caminaba entre los varios pabellones, no pude evitar recordar mi primer viaje a España hace varios años. «¡Qué emocionante!», pensé. Aquí estoy, en un lugar donde culturas se entrelazan y se exhiben para atraer a los viajeros de diversas partes del mundo.

Pero vayamos al grano… ¿qué está pasando en la feria? En la entrada del pabellón de Andalucía, la bienvenida fue nada menos que espectacular: una mezcla entre la música de Lola Flores y las pinceladas de Pablo Picasso. Quien lo diría, ¿verdad? Hablar de arte y música con un «pescaito frito» a la vista es uno de los placeres de la vida.

El impacto de la cultura local

La cultura jugó un papel central en Fitur, y no solo porque cuando me acerqué al stand de Valencia, me encontré con una enorme «V» en la que varios visitantes posaban sonrientes. “Verte en Valencia nos alegra el corazón”, rezaba el lema, y la frase resonaba en mí. A veces, una simple fotografía puede ser una ventana a experiencias inolvidables.

La nostalgia, la emoción; ¡son sentimientos que no tienen precio! ¿Alguna vez has colocado un pie en un lugar y has sentido que pertenecías? Pues eso sentí en Valencia, rodeado de personas que compartían sonrisas y sueños de viajes por descubrir.

Recuerdos en tierra andaluza: un chiringuito faraónico

Pero lo que realmente sobresale en Fitur es la diversidad cultural que se encuentra en cada rincón. Andalucía, con su magia y su alegría, no tiene rival. Imagina un chiringuito que parece salir de un sueño faraónico. El aroma de tapas y el sonido de las guitarras flamencas se mezclan en el ambiente. Mientras paseaba, pensé en lo maravilloso que es que, en un solo espacio, puedas vislumbrar al antiguo Egipto y a la cultura andaluza, todo al mismo tiempo. ¡Qué fascinante es el turismo!

En un momento, del pobre “pabelloncito” ni me enteré y casi me voy a llamar a la dirección. Cualquier momento puede ser de puro espectáculo, como cuando vi a un grupo de jóvenes vestidos como mayas precolombinos, disfrutando de un antiguo juego de pitz (una especie de fútbol ancestral). Tuve que reprimir una risa, ya que era todo un contraste ver a ellos interactuando con personas en pantalones de traje y corbata. ¡El futuro y el pasado se enfrentaban en plena competencia!

Entre el arte y el espectáculo

Seguir el camino por los pabellones fue como un juego de «¿Quién es quién?». En cada esquina, había algo nuevo para admirar: desde llamativos carteles que evocaban la Costa del Sol hasta un alpinista que parecía estar suspendido (o en caída libre), retratando la adrenalina de las montañas.

Claro, también había un drag queen que rifaba premios y alegraba el ambiente. ¿Quién no ama la mezcla de glamour y buen humor en un contexto de turismo? Fue un recordatorio de que viajar no es solo visitar lugares; también es celebrar la diversidad y la creatividad del ser humano.

Un homenaje a la gastronomía madrileña

Al final del recorrido, tuve la oportunidad de presenciar a nuestro querido José Luis Martínez-Almeida, el alcalde de Madrid, recibiendo el título de Regidor de Honor de la Cofradía Gastronómica del Cocido Madrileño. «Un Almeida bueno y otro malo», dijo con una sonrisa, y toda la multitud estalló en risas. Las conversaciones culinarias siempre son bienvenidas y, de algún modo, la gastronomía es otro idioma que habla el turismo.

La conexión entre el comer y el viajar es innegable. Recuerdo la última vez que degusté un buen cocido; estaba justo en la Plaza Mayor, sintiéndome como un verdadero madrileño. ¡Ah, el sabor es un recuerdo inolvidable!

Expresiones de respeto y diversidad

Sin embargo, también hay un lado serio en este mundo de celebración. En la entrada del pabellón 3, los quioscos organizaban viajes a Tierra Santa, un área que se visitaba con el lógico respeto que demandan los tiempos. Nos recordaron que el mundo tiene muchas historias y que cada lugar tiene su verdad.

A menudo, reflexiono sobre cómo el turismo puede unir a las personas, pero también es esencial que viajemos con conciencia y respeto hacia las culturas que visitamos. ¿No es nuestro deber aprender de nuestros anfitriones?

Una mirada a Brasil: el espectáculo vibrante

Siguiendo el flujo de la feria, llegué al pabellón de Brasil, que, como país socio de Fitur, se adueñó del ambiente. Allí se mezclaban los aromas del café colombiano con las danzas y vibrantemente coloridas que solo Brasil puede ofrecer. Recuerdo unas imágenes que capturaban la majestuosidad de la Amazonia y sus deslumbrantes paisajes. Ver a bailarinas como Josy, que representaba el «frevo», fue como sumergirme en el alma de Brasil, y yo solo podía sonreír ante lo abrumador de su energía.

La vitalidad de Josy, mientras hacía girar su paraguas en el aire, era el tipo de espectáculo que suele quedarse grabado en la mente. En momentos como esos, es fácil olvidar las preocupaciones del día a día y dejarse llevar por la magia del aquí y del ahora.

Conclusión: Fitur 2023, un portal hacia nuevas experiencias

Al final del recorrido, cada interacción, cada risa compartida, cada danza y cada sabor vivido me hicieron sentir que Fitur es más que una feria; es un portal hacia nuevas experiencias. Viajar, aunque sea de manera virtual, es una invitación a descubrir el mundo y a conectarnos con él de una manera significativa.

Así que la próxima vez que pienses en planificar un viaje, recuerda la esencia que hay detrás de cada destino. Fitur no solo nos mostró países y tradiciones; nos recordó que la diversidad es un tesoro que debemos celebrar y proteger.

Y tú, querido lector, ¿qué historias de viaje has acumulado en tu propia vida? ¿Qué lugar te ha dejado una huella imborrable? La aventura nunca termina; simplemente está esperando a que tomes el primer paso. ¡Hasta la próxima, viajero!