La vida nos ofrece experiencias que nos marcan, y en esa galería de recuerdos, hay figuras que se destacan no solo por sus logros, sino por el impacto que tienen en la sociedad. Una de ellas es Federico Mayor Zaragoza, cuyo reciente fallecimiento a los 90 años ha dejado una profunda tristeza en quienes tuvieron el privilegio de conocerlo o de beneficiarse de su extensa obra. En este artículo, exploraremos la vida y el legado de este insigne español, desde su infancia hasta sus logros más significativos, así como el impacto que su obra ha tenido en múltiples áreas.

Infancia y formación: los cimientos de un futuro brillante

Nacido en Barcelona en 1934, Federico Mayor Zaragoza tuvo una infancia marcada por las turbulencias de la época. La Guerra Civil Española y sus secuelas dejaron huellas profundas en la sociedad de aquellos tiempos. Sin embargo, estas dificultades no hicieron más que reforzar su determinación de contribuir a un mundo mejor.

Se mudó a Granada, donde su pasión por el conocimiento lo llevó a estudiar Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid. No era un estudiante cualquiera; Federico encarnaba la curiosidad insaciable del académico. Recuerdo una anécdota de sus años universitarios, donde se dice que desafiaba a sus profesores en debates acalorados, cuestionando no solo lo que se le decía, sino también buscando la verdad detrás de cada afirmación. Este espíritu crítico y su capacidad de liderazgo comenzaban a asomar desde entonces.

Una carrera llena de hitos: de la política a la Unesco

La carrera de Mayor Zaragoza es un verdadero minestrón de logros. Como ministro de Educación y Ciencia del Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo entre 1981 y 1982, puso en marcha reformas que sentaron las bases de la educación moderna en España. Es curioso cómo a menudo recordamos a los ministros solo por sus fracasos, pero él dejó clara su intención por mejorar el sistema educativo. ¿Quién no ha deseado alguna vez tener un educador como él?

Su paso por el Parlamento Europeo y su labor como director general de la Unesco durante 12 años, resaltan su compromiso con la educación y la cultura de paz. No es de extrañar que la actual directora de la Unesco, Audrey Azoulay, destacara su priorización del humanismo y los derechos humanos. La paz puede parecer un concepto abstracto, pero Federico lo convirtió en un objetivo tangible, estableciendo directrices que aún hoy guían los esfuerzos de la organización.

En una de mis charlas con amigos, discutíamos qué figuras contemporáneas han tenido un impacto duradero en el ámbito educativo y, de inmediato, muchos mencionaron a Mayor Zaragoza. Su legado continúa vivo en cada aula donde se enseña el valor de la paz y la convivencia.

Un defensor incansable de la salud pública

Indiscutiblemente, uno de los legados más destacados de Mayor Zaragoza es su contribución al sistema sanitario español, especialmente en los cribados neonatales. El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, mencionó que fue «una de las personas que más trabajó por impulsar el cribado neonatal» en España. Al reflexionar sobre esto, me di cuenta de cuán vital es para un sistema sanitario contar con profesionales que aboguen por los derechos humanos en salud.

La anécdota de cómo llegó a liderar este proceso es igualmente fascinante. Se dice que fue su propia experiencia familiar la que le llevó a interesarse en la prevención de enfermedades; un amor genuino por la vida. ¿A cuántos niños no les debe su salud a su dedicación? En una época donde la prevención es crucial, su legado nos insta a recordar la importancia de cuidar a las generaciones más vulnerables.

Un legado de paz y derechos humanos

El compromiso de Mayor Zaragoza con los derechos humanos fue inquebrantable. También lo es la huella que dejó en aquellos que tuvieron la oportunidad de trabajar con él. Es conmovedor escuchar a sus colegas hablar de su trabajo “en momentos muy trascendentables para la historia” de la Universidad de Granada. No era solo un líder académico; era un mentor y amigo, alguien que creía genuinamente en la capacidad de sus estudiantes para crear un mundo mejor.

A menudo, en nuestras vidas laborales, nos encontramos con líderes que son más jefes que mentores. Federico fue uno de esos raros ejemplos que inspiró a otros no solo a trabajar duro, sino a contribuir a una causa mayor. Recordando sus palabras, muchos de nosotros hemos aprendido que siempre hay margen para mejorar y crecer.

Recuerdos y homenajes: la tristeza del adiós

La noticia de su fallecimiento resonó instantáneamente en el ámbito académico y cultural español. En el conmovedor mensaje del actual rector de la Universidad de Granada, Pedro Mercado, todos sentimos la pérdida de un hombre que no solo fue un gran profesor, sino un verdadero pilar de nuestra sociedad. ¿Quién no ha deseado, en algún momento, ser recordado con tanto cariño?

Las condolencias y homenajes surgieron desde todos los rincones, mostrando la profundidad de su impacto. La directora general de la Unesco lo recordó como un baluarte de educación para la paz, algo que verdaderamente resonó con todos nosotros.

Reflexionando sobre su legado

Es inevitable preguntarnos: ¿cómo continuaremos su trabajo? Federico Mayor Zaragoza no solo nos deja una serie de logros, sino un mensaje claro: el valor de luchar por lo que creemos y defender la educación como un derecho humano fundamental. Debemos preguntarnos cómo podemos aplicar este legado en nuestras propias vidas. ¿Estamos siendo activos en nuestras comunidades?

Me recuerdo a mí mismo, reflexionando después de enterarme de su fallecimiento, sobre cómo cada acción cuenta. Así es como se construye un legado, pequeño paso tras pequeño paso. Mientras tomábamos un café, unos amigos y yo compartíamos ideas sobre cómo fomentar la paz en nuestras comunidades locales, recordando las enseñanzas de un verdadero maestro.

La importancia de recordar y celebrar su vida

La vida de Federico Mayor Zaragoza es un recordatorio poderoso de que deberíamos llevar los ideales de paz, justicia y derechos humanos en nuestro día a día. Al hablar de su vida, no solo celebramos sus logros, sino que también reafirmamos nuestro compromiso de continuar su trabajo.

Es tiempo de rendir homenaje a aquellos que se han ido, pero también de asegurarnos de que su legado no se desvanezca en el aire. Ya sea como educadores, líderes o simplemente como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de esforzarnos por un mundo mejor. Al final del día, todos somos parte de la misma historia, y las semillas que sembramos hoy pueden florecer en un futuro mejor.

¿Cómo recordarás a Federico Mayor Zaragoza en tu vida?

En resumen, la vida de Federico Mayor Zaragoza es mucho más que una línea en los libros de historia. Es una inspiradora trayectoria llena de logros, dedicación y un compromiso constante con la paz y la educación. Su legado perdurará y nos recuerda que todos tenemos el poder de hacer una diferencia, no importa cuán pequeña sea.

Así que, la próxima vez que te enfrentes a un desafío, recuerda el ejemplo de Mayor Zaragoza y pregúntate: ¿qué haría yo en su lugar?


El fallecimiento de Federico Mayor Zaragoza es una pérdida irreparable, pero su legado vivirá entre nosotros. En su honor, comprometámonos a trabajar por un mundo donde la educación y la paz siempre estén al frente de nuestras acciones.