El mundo de la política, o de la enfermería en este caso, puede ser un lugar de luces y sombras, de logros y escándalos. En esta oportunidad, el exdiputado regional del PP Alfonso Román López se ha visto envuelto en un mar de acusaciones que lo han llevado a sentarse en el banquillo de los acusados. La causa gira en torno a un presunto delito continuado de apropiación indebida y administración desleal durante su tiempo como directivo en el Colegio de Enfermería de Asturias (Codepa). ¿Qué hay detrás de este caso? Acompáñame en este recorrido lleno de detalles jugosos y un toque de ironía.

Un escándalo que lleva una década cocinándose

Uno podría pensar que diez años es suficiente tiempo para agotar un escándalo, pero, como dice el refrán, «biografía, no contabilidad». Esta situación tan complicada comenzó a gestarse en 2014, y mientras el mundo sigue adelante, la causa ha quedado atrapada en las entrañas del sistema judicial. Es como si todo el caso estuviera tratando de encontrar su camino por un laberinto interminable, donde el Minotauro no es otra cosa que la burocracia en su acepción más abrumadora.

La historia nos cuenta que el Codepa y la Asociación de Enfermeras de Asturias están personados como acusación particular, colándose de lleno en la deliciosa trama de fondos desviados y revistas misteriosas. Todo parece que el tiempo no ha sido el mejor aliado de la justicia.

Un enfoque singular: la revista «Impulso»

Uno de los elementos centrales de la acusación es la revista mensual “Impulso”, que se convirtió en la herramienta perfecta para el supuesto desvío de fondos. Y, seamos sinceros, una revista que no se llama “Compendio de Monstruos” no debería ser motivo de controversia, ¿verdad? Pero aquí estamos: el Codepa le imputó a Alfonso Román López y a otros coacisos la coautoría de un plan que usa la publicación sobre la cual, suponemos, no se imprime “Lo que oculta la enfermería”.

Durante un tiempo prolongado, el Codepa lanzó esta revista a la que nadie parece recordar con cariño, ni siquiera por su contenido o sus artículos que, aunque divulgativos, no eran muy memorables. Una tirada de doce ejemplares al año, colores brillantes y páginas que se perdieron como lágrimas en la lluvia de la memoria. Sin embargo, lo que no se perdió fue el posible desvío de unos 684.003,98 euros. ¿Cómo es posible que los ingresos de algo tan inofensivo hayan sido desviado? Esta pregunta es la que todo el mundo se hace en el caso: “¿Lo habrán usado para pagar franquicias de café?”

Las acusaciones: serios cargos de malversación

Los cargos que enfrenta Alfonso son bastante serios, y eso lo convierte en un personaje digno de una telenovela. La Fiscalía y varias acusaciones piden para él cuatro años y medio de cárcel, algo que sin duda cambiaría la narrativa de cualquier historia política. Pero no solo está él en la lista negra; Bartolomé Navarro Gutiérrez y Marta Elena Losa Iglesias se enfrentan a acusaciones similares. La figura de estos elementos en la “trama de la revista” está tan enredada como un ovillo de lana en manos de un gato juguetón.

La trama se complica aún más cuando la Audiencia Provincial de Asturias señala que los trabajos y servicios que debían ser justificados no contaban con la documentación pertinente. Según el tribunal, no aparecía especificada adecuadamente la naturaleza de las actividades que se pretendían realizar; es como si alguien hubiera hecho un trabajo a ciegas y después intentara recortar en papel.

¿Un sistema de protección para los culpables?

Lo que resulta dramático es que el sistema que debería proteger a los inocentes parece haber estado más preocupado por el debido proceso que por la equidad. El caso se ha alargado por años, con la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Oviedo, María Luisa Llaneza, reconociendo que no se ha fijado fianza para los responsables civiles después de que la Fiscalía no formuló cargos. Pero, ¿cuántas veces hemos visto cómo los culpables se deslizan entre los dedos de la justicia? Esto plantea un dilema: ¿quién realmente está a salvo aquí?

El ingenio de la defensa: correos perdidos y estrategias confusas

Cuando los acusados son arrinconados, a veces se recurre a estrategias que son tan ingeniosas como absurdas. En el caso de Alfonso Román López, se descubrió que había estado reenviando correos electrónicos, pero sin una pizca de contenido. ¿Es eso lo que se considera «trabajo»? No me malinterpretes, entiendo que a veces los emails son más bien una excusa para hacer tiempo en la oficina, pero parece que esto era algo más. Su defensa podría haber consistido en declarar: “Mirad, eran correos con memes, intentaba mantener el humor en el trabajo”. Pero no, en lugar de eso, terminó siendo arrastrado hacia una tormenta judicial.

La justicia llega tarde… y de una forma un tanto peculiar

La reacción de la Universidad de Oviedo fue la de emitir un informe pericial donde los peritos dictaminaron que una considerable cantidad de artículos de la revista “Impulso” presentaban altos niveles de coincidencia con trabajos ya publicados en la web. ¡Un plagio a la vista! Entre otras cosas, el informe concluyó que 68 de 100 artículos revisados tenían una coincidencia del 80 al 100 por ciento con contenido ajeno. Uno no podría evitar preguntarse, ¿estamos hablando de un académico o de un ladrón de palabras? En este caso, parece ser más bien lo segundo.

El legado de Emilio Losa y las sombras del pasado

No se puede hablar del caso sin mencionar a Emilio Losa, quien fue presidente del Codepa por casi tres décadas. RESULTA que las decisiones que él también tomó en vida han contribuido a este torbellino judicial. A pesar de su fallecimiento, sus acciones han dejado huellas que todavía continúan afectando a la institución y sus miembros.

El hecho de que Losa, a pesar de ser un veterano en la organización, tomara decisiones tan cuestionables ha dejado a muchos preguntándose: ¿cómo se manejan en realidad las finanzas de las instituciones colegiales? La relevancia del caso refleja que en el ámbito político y administrativo la ética muchas veces se encuentra en juego.

Conclusiones finales o ¿la historia sigue?

El caso de Alfonso Román López y su vinculación con el Codepa es una mezcla de política, deficiencias administrativas y un presunto uso indebido de fondos públicos. Lo que comenzó como una serie de decisiones cuestionables ha terminado en un escándalo que ha captado la atención del público durante años. Y uno se pregunta: ¿es este el final de una era de corrupción o simplemente otro episodio que quedará como advertencia en los libros de historia?

Las lecciones que podemos extraer de esta historia encapsulan un complejo diálogo acerca de la ética en la política, la responsabilidad en el manejo de fondos y la importancia de mantener la transparencia en todas las instituciones. Al final, lo que queda es un recordatorio de que importa tanto lo que hacemos como lo que no hacemos. Espero que este blog no termine siendo otro ejemplo más de los escándalos de la historia.

Así que, querido lector, la próxima vez que te preguntes si esas revistas institucionales tienen un propósito más allá de ser solo un simple medio de comunicación, piensa en este caso. Y recordemos que la política, como muchas cosas en la vida, es una obra en constante evolución, con personajes, giros y tramas que nunca dejan de sorprendernos.