Desde hace algunos años, Hollywood ha estado dominando las conversaciones sobre cine, con sus grandes producciones y secuelas de películas con números romanos que parecen no tener fin. Pero en medio de este bullicio, ha aparecido una joya cinematográfica que nos recuerda la riqueza y profundidad del séptimo arte: «Cerrar los ojos», el nuevo largometraje de Víctor Erice. Director español cuya obra ha sido aclamada a lo largo de las décadas, Erice regresa tras más de tres décadas de silencio cinematográfico. Pero, ¿por qué esta película ha capturado la atención de críticos y cinéfilos en todo el mundo? Acompáñame en este análisis emotivo y humorístico sobre el arte, la memoria y la historia del cine a través de la lente de este maestro.

Un reencuentro con la esencia del cine

Imagínate esto: es un día cualquiera y, casualmente, te sientas en tu sofá después de un ajetreado día, con una bolsa de palomitas al lado y una manta que parece un abrazo cálido. Enciendes la televisión y, de repente, el mundo se detiene. La pantalla se ilumina con los primeros fotogramas de «Cerrar los ojos». De inmediato, el viaje comienza. Esta película es casi un poema visual, donde el cine se convierte en un protagonista por derecho propio. Me hizo recordar los momentos en los que, de pequeño, veía películas en blanco y negro con mi abuelo, sin comprender del todo lo que estaba sucediendo, pero sintiendo que lo que tenía ante mis ojos era grandioso.

Erice presenta una narrativa única que gira en torno a un cineasta retirado, interpretado magistralmente por Manolo Solo, quien se embarca en la búsqueda de una desaparición en el mundo del cine. Es como si el propio director estuviera contándonos una historia sobre su carrera, un resumen de su propia vida proyectado en la pantalla. En un mundo donde lo comercial a menudo eclipsa lo artístico, Erice nos recuerda que el cine puede ser un refugio para nuestra memoria colectiva. Pero, ¿realmente estamos dispuestos a revalorizar estas historias más profundas? Es una pregunta que nos dejamos meditando durante los créditos finales.

La crítica y la aclamación no siempre caminan de la mano

Si bien «Cerrar los ojos» ha sido aclamada por la crítica, una triste realidad a menudo acecha al cine independiente: la falta de reconocimiento en forma de premios. En la reciente ceremonia de los Premios Goya, este filme recibió 11 nominaciones, pero solo se hizo con una. Nos lleva a reflexionar sobre el valor de la verdadera crítica de cine frente al espectáculo superficial. ¿Es el cine arte o simplemente un producto comercial?

A pesar de que «La sociedad de la nieve» de Juan Antonio Bayona ha arrasado con galardones y recaudación, con 80 millones de euros frente a los apenas 500,000 euros de «Cerrar los ojos», el filme de Erice ha logrado algo más significativo: el reconocimiento de su valor espiritual. Como diría mi abuela cada vez que miraba una película de los años 50: «No todo lo que brilla es oro». Aquí, la esencia del cine brilla cuando se apagan las luces.

La ironía de una historia de amigos y cine

Uno de los aspectos más conmovedores de «Cerrar los ojos» es cómo el director juega con la temática de la amistad y el descubrimiento. En un giro interesante, el filme comienza como un thriller—con el cineasta buscando resolver una desaparición—y evoluciona hacia un drama resonante sobre la conexión humana. Es un recordatorio de que, a veces, los misterios más profundos no están en la trama, sino en las emociones que compartimos con quienes nos rodean.

Siempre recordaré una conversación con mis amigos sobre cuál es la película que más nos había impactado. Uno de ellos, apasionado del cine, se entusiasmó hablando sobre un filme independiente que apenas había visto nadie, mientras que el resto de nosotros hablábamos sobre la última secuela de moda. Es como si estuviéramos discutiendo nuestras experiencias en un festival de cine en lugar de un simple encuentro social. «Cerrar los ojos» también invita a la reflexión sobre lo que realmente valoramos en una película, y creo que es un tema universal. Así que, ¿acaso deberíamos estar buscando ese tipo de experiencias en nuestras vidas o en el cine?

Una crítica que trasciende el tiempo

La percepción de la crítica sobre «Cerrar los ojos» ha sido muy positiva, desde Justin Chang de The New Yorker hasta otros críticos que han resaltado la singularidad de la obra. Chang menciona que el filme respira de una forma distinta, arrojando esperanzas sobre la posibilidad de que el cine no tenga que estar atado a las tendencias comerciales. Y por un momento, me sentí como un niño mirando esos antiguos filmes, convencido de que el cine es un arte efímero que merece ser celebrado, no solo por su éxito en taquilla, sino por su capacidad de hacernos sentir.

Esto me lleva a recordar una anécdota personal. Cuando asistí a un festival de cine local, vi una película que, como «Cerrar los ojos», se centraba en asuntos más existenciales. Al final, la sala estaba en silencio, y todos mirábamos la pantalla como si hubiésemos visto algo que nos impactó hasta lo más profundo del alma. Las luces se encendieron y, en lugar de aplausos, encontramos una nueva forma de conexión entre todos los presentes: una mirada de reconocimiento y de compartir esa experiencia emocional.

Genios en baja estima: El regreso de Víctor Erice

¿Quién puede olvidar «El espíritu de la colmena»? O esa escena desgarradora de «El sol de membrillo»? Por supuesto, la carrera de Víctor Erice ha sido menos prolífica que la de otros directores contemporáneos, pero eso no ha disminuido su impacto. Durante su ausencia, cinéfilos de todo el mundo han anhelado su regreso, y «Cerrar los ojos» no decepciona. Se siente como si Erice nos estuviera recordando que, aunque el tiempo haya pasado, su voz todavía resuena.

Es como esa visita a un viejo amigo que no has visto en años. Al principio hay un poco de timidez en la conversación, pero pronto todo fluye. Y así, el director nos lleva a un viaje que explora la memoria, la identidad y el poder del cine. Este viaje es especialmente relevante en un mundo donde nos bombardean con contenido superficial a cada momento. ¿Cuántas veces te has encontrado desplazando tu pantalla en busca de algo que valga la pena? Esta película no solo vale la pena, es esencial.

Implicaciones actuales del cine post-pandemia

En medio de avenidas desiertas y cines en silencio durante los días oscuros de la pandemia, el cine ha cambiado. Aquellos días de películas en la gran pantalla se convirtieron en anhelos de lo que una vez fue. Pero ahora, con filmes como «Cerrar los ojos», tenemos la oportunidad de reflexionar sobre lo que significa volver al cine en la era post-pandémica. La diversidad de géneros y temas dramáticos presentan otras caras de la realidad y la experiencia humana, llevándonos a reconciliarnos con la experiencia del cine en comunidad.

La lista de «The New Yorker» está complida de películas que han pasado por festivales de cine, señalando que lo que una vez fue un escaparate de grandes producciones, ahora también incluye un espacio para el cine independiente. La competencia es feroz, y cada vez más críticos se atreven a desafiar las narrativas tradicionales. Y así, me pregunto, ¿nos estamos volviendo más receptivos a esos relatos que desafían nuestras percepciones del mundo?

La esencia del cine: Un regreso a lo fundamental

En resumen, «Cerrar los ojos» no es solo un regreso a la dirección de Víctor Erice; es un clamor de amor al cine en su forma más pura. Los grandes cineastas como Erice pueden no ser los más taquilleros, pero su influencia prevalece, y sus relatos habitan en la piel de los espectadores. Mientras los cinéfilos se sumergen en esta obra, se encuentra un rayo de esperanza que nos recuerda que el cine puede ser mucho más que solo entretenimiento; puede ser una reflexión natural sobre nuestra vida, nuestro entorno y nuestra memoria.

Así que, la próxima vez que te sientes a disfrutar de una película, cosa que realmente debería considerarse un acto serio en el hogar, recuerda que te estás embarcando en un viaje en el tiempo. Desde un clásico en blanco y negro hasta el innovador «Cerrar los ojos», cada historia tiene su lugar, cada imagen su significado. Porque al final del día, todos necesitamos esas historias que nos hagan mirar hacia dentro y comprender quiénes somos realmente.

Así que, ¿qué tal si apagas el teléfono, preparas unas palomitas y te sumerges en una experiencia cinematográfica que, como «Cerrar los ojos», trasciende el tiempo y el espacio? Te prometo que no te arrepentirás. ¡Feliz visualización!