Siempre me ha fascinado cómo una simple frase, una pancarta o un lema puede cambiar su significado a lo largo del tiempo. ¿Alguna vez has entrado a una conversación sobre un tema y, de repente, alguien lanza una frase que te lleva a otra dimensión? Algo así me ocurrió cuando el mantra «Refugees Welcome» (bienvenidos los migrantes refugiados) volvió al primer plano del debate político en Madrid. Pero esta vez, la protagonista no era Manuela Carmena, la exalcaldesa de Madrid, sino Isabel Díaz Ayuso, la actual presidenta de la Comunidad de Madrid.
Un viaje en el tiempo: de Carmena a Ayuso
Era 2015 cuando las paredes de la Cibeles se llenaron de la frase que acogía a los refugiados con los brazos abiertos. Recuerdo ese momento como si fuese ayer. En una ciudad donde la diversidad está a la vuelta de cada esquina, la iniciativa de Carmena resonó en el corazón de muchos. En una época en la que las imágenes desgarradoras de crisis migratorias ocupaban titular tras titular, Madrid se convirtió en un símbolo de esperanza.
Pero, ¿qué ha pasado en estos casi diez años? La historia ha dado un vuelco, y lo que solía ser un acto de solidaridad hoy se convierte en arma de doble filo. Ayuso, como buena estratega política, ha decidido apoderarse de ese lema y resignificarlo para su agenda. “Refugees Welcome” ha pasado a ser parte de una guerra cultural que polariza el ya de por sí dividido panorama político español.
La anécdota de una conversación en el bar
Recuerdo que estaba en un bar con unos amigos cuando saltó el tema. Uno de ellos, un ferviente seguidor de Ayuso, me decía que las políticas migratorias deberían ser más estrictas. Yo, un poco incrédulo, le pregunté: «¿Desde cuándo la compasión se ha convertido en un problema?» A lo que me respondió con una mirada digna de película de terror. La conversación se volvió acalorada y, mientras yo intentaba argumentar la importancia de la solidaridad internacional, él solo veía el letrero de «Refugees Welcome» como un ataque a la identidad nacional. ¡Qué complejo es el mundo en el que vivimos!
Un análisis del contexto político actual
El contexto político actual es una especie de certificado de nacimiento del conflicto entre “la izquierda pro-migración” y “la derecha cautelosa”. Ayuso no es solo una política; se ha convertido en un símbolo de defensa de la «Madrid de siempre», a costa de deslegitimar a quienes creen en un enfoque más humanitario hacia los migrantes. En una sociedad donde la polarización parece ser la norma, esta manida frase de bienvenida ha sido transformada en lo que muchos consideran una declaración de intenciones de un nuevo tipo de confrontación.
Algunos podrían preguntar: ¿realmente estamos discutiendo lo que significa bienvenida? La respuesta parece ser un rotundo sí. Lo que antes era un gesto de inclusividad se ha vuelto un campo de batalla conceptual. Ayuso ha utilizado ese lema para enmarcar su retórica en torno a una identidad nacional que se siente amenazada. ¿Suena conocido? Por desgracia, sí. Ese tipo de retórica no es exclusivo de España; lo hemos visto en varias partes del mundo.
La legitimación de un discurso
La estrategia de Ayuso en cuanto a la resignificación de lemas como «Refugees Welcome» es un excelente ejemplo de cómo las palabras pueden ser moldeadas para servir a nuevas narrativas. En épocas de crisis, los líderes a menudo recurren al miedo como herramienta de movilización política. En lugar de abordar las complejas realidades que atraviesan a muchos migrantes, se busca un enemigo tangible; y ese enemigo, en muchos casos, se convierte en el propio migrante.
Pero aquí tenemos que preguntarnos, como sociedad: ¿qué tipo de mensajes queremos difundir? La historia de los migrantes es, en su esencia, una historia de búsqueda de oportunidades, de esperanza. No son solo cifras en un informe de la ONU; son personas que buscan un futuro mejor. Así que te pregunto, ¿podemos permitir que la retórica de miedo desplace la compasión y la humanidad?
Lecciones de la historia
Si miramos hacia atrás, nos damos cuenta de que lo que está sucediendo ahora no es nuevo. A lo largo de la historia, los lemas han sido utilizados para desnaturalizar y reconfigurar compromisos humanos básicos. Recordemos a los inmigrantes europeos que llegaron a América en busca de refugio. Con el paso del tiempo, algunos se convirtieron en los mismos que rechazaban a posteriores oleadas migratorias. La historia tiende a repetirse, ¿no es así?
Habiendo crecido en un hogar donde la solidaridad era un pilar, me duele ver cómo se manipulan las palabras para dividirnos. En lugar de abrir las puertas, hay quienes parecen empeñados en cerrarlas y aupar a una narrativa de exclusión. Ahora me pregunto, ¿es también este un reflejo de nuestras propias inseguridades? ¿Por qué tememos tanto al «otro»?
El papel de los medios de comunicación
No podemos hablar de esta transformación sin mencionar al papel fundamental que juegan los medios de comunicación. A menudo, se convierten en el eco de las narrativas de poder y, en este caso, están alimentando la polarización. Cada vez que un periódico sensacionalista decide usar la palabra «invasión» para referirse a los migrantes, está, en efecto, impulsando un vocabulario que deshumaniza.
Imagina la diferencia que podría hacer un titular más empático. En lugar de «Invasión de migrantes a Madrid», ¿qué tal «Buscando oportunidades: las historias no contadas de los migrantes»? Aunque no me invitarían a escribir los titulares de esa manera, quizás sea algo que todos podamos tener en cuenta cuando pensemos en qué tipo de narrativas queremos promover.
La reacción de la sociedad civil
Por suerte, no todo el mundo se deja llevar por esta marea de miedo. Vemos a grupos de activistas y ONGs trabajando incansablemente para mantener viva la llama de la solidaridad. En muchas ocasiones, estos grupos han llevado a cabo campañas que recuerdan a la sociedad la importancia de la empatía y la ayuda humanitaria. Ellos luchan todos los días contra la desinformación y el cinismo.
Tomemos, por ejemplo, iniciativas como «Las puertas de Madrid». Estas agrupaciones no solo invitan a la gente a permanecer conscientes sobre la realidad de los migrantes, sino que también les ofrecen recursos e información. Después de todo, la información es poder, y es vital para contrarrestar el miedo.
Mirando hacia adelante: ¿qué podemos aprender?
Si hay algo que podemos llevarnos de esta experiencia es que las palabras tienen un gran poder. Al final del día, los lemas son solo eso, palabras, si no van acompañadas de acción. En este contexto, podemos reflexionar sobre cómo usar nuestras voces en lugar de dejar que otros nos las roben.
Y aquí es donde la responsabilidad individual entra en juego. Cada vez que compartimos una historia, un artículo o un meme, ¿estamos contribuyendo a la polarización o estamos fomentando el entendimiento? La próxima vez que escuchemos el lema «Refugees Welcome» transformado en un grito de guerra, recordemos que detrás de cada frase hay un peso, una historia, un ser humano.
¿Nos quedaremos en silencio mientras se transforma un mensaje de esperanza en uno de división? La respuesta debemos hallarla colectivamente.
Reflexiones finales
A lo largo de este viaje a través de las palabras y la política, me he dado cuenta de que la empatía es lo que verdaderamente puede cambiar la narrativa. ¿No sería genial si pudiéramos reescribir el final de esta historia? Quizás la próxima vez que pasemos por la Cibeles, no solo veamos una pancarta, sino también un recordatorio de lo que significa ser verdaderamente humanos.
Entonces, mientras la historia de Madrid continúa desarrollándose, recordemos que la solidaridad no es un acto de debilidad, sino una poderosa manifestación de fuerza. Hay un mundo por descubrir si solo elegimos abrir la puerta.
Así que, amigos, la próxima vez que vean un lema, no lo olviden: ¡las palabras importan! Y tal vez, solo tal vez, podamos convertir una frase que divide en un motivo para unirnos.