Introducción
¿Te imaginas una sociedad donde las mujeres no solo tenían voz, sino que además eran figuras clave en el liderazgo político y social? Pues, agárrate a tu asiento, porque los investigadores han desenterrado (literalmente) una realidad sorprendente en Gran Bretaña durante la Edad de Hierro. Un equipo internacional de genetistas liderado por Lara Cassidy ha descubierto pruebas que indican que, en ciertas sociedades celtas de aquel entonces, las mujeres consituyeron los pilares de la economía y la política. Vamos a sumergirnos en esta fascinante historia llena de matrilocalidad, poder femenino y, claro, un toque de humor.
Una nueva mirada a la historia
Históricamente, las narrativas sobre las mujeres en la Edad de Hierro han estado empañadas por la visión patriarcal, perpetuada por los romanos que las describían como «salvajes». Sin embargo, como bien dice Cassidy, “… no podemos estar seguros de cuán veraces eran los romanos…” Y si hay algo que he aprendido de los romanos es que tenían un talento innegable para exagerar (¡desde luego, no son los únicos!). Ahora, con el surgimiento de este nuevo estudio, podemos replantear la historia.
Recientemente, Nature publicó los resultados de una investigación que concluye que estas mujeres pudieron ejercer una notable influencia en su comunidad, incluso en la guerra. Sí, así es: ¡las mujeres también estaban al mando de batallas en un mundo que tradicionalmente les había dado un papel secundario!
El enclave de Dorset y sus secretos
La excavación impulsada por la Universidad de Bournemouth en una región conocida como Duropolis, un antiguo cementerio, ha revelado que las tumbas más elaboradas pertenecían a mujeres. Aquí, puedes visualizar grupos de arqueólogos, pasando horas codo a codo, comiendo sándwiches mientras sacan de la tierra restos de mujeres que en su día llevaban joyas y simbolizaban un estatus significativo dentro de su comunidad. “¡Me encanta este trabajo!”, gritaría cualquier amante de la historia mientras se sacuden el polvo de las manos.
Los investigadores no solo analizaron las tumbas superficiales; también se adentraron en el ADN, descubriendo que la mayoría de los individuos enterrados tenían un linaje común que se remontaba a una sola mujer. ¿Imperio matriarcal? No exactamente, pero sí un claro indicio de una matrilocalidad. Es decir, cuando un hombre se casaba, se trasladaba a la comunidad de su esposa. Esta situación es bastante intrigante en comparación con nuestra noción contemporánea de la familia, ¿no?
Matrilocalidad y poder femenino
Definir las características de la matrilocalidad es fundamental para entender el nuevo papel de la mujer en esta sociedad. Implica que las mujeres mantenían vínculos con sus familias de origen, y los hombres dependían de ellas para acceder a tierras y recursos. Imagínate en una reunión familiar: ¡la cena de Acción de Gracias se hace en la casa de la mujer! Mientras que los hombres traen el postre. Al final del día, aquí la matriarca es la que manda.
Como comentan los expertos, esto no señala una sociedad matriarcal (donde las mujeres dominan formalmente), sino un entorno donde “tienen un estatus y una influencia significativa”. Este estilo de vida podría hacer que los hombres se sintieran como los concursantes en un programa de realidad donde deben ganarse el cariño de su suegra. Y, sinceramente, ¡sería un reto!
Brechas de género: el caso de Gran Bretaña
Uno de los aspectos más impactantes del estudio de Cassidy es que sugiere que este enfoque matrilocal permitía a las mujeres tener acceso a mejores oportunidades. “Las brechas de género en educación y participación política eran mucho más estrechas en estas sociedades”, sostiene Cassidy. Así que, quien pensara que las barreras de género son algo reciente, siéntase afortunado: Gran Bretaña de la Edad de Hierro ya estaba rompiendo moldes.
¿Cómo se siente eso, saber que las mujeres tenían más voz de la que apreciamos? ¡Un verdadero soplo de aire fresco en la historia! Y es que, aunque los hombres asumían la mayoría de las posiciones de autoridad, estas mujeres manejaban diáfanas redes de apoyo familiar, convirtiéndose en actores centrales en la economía local.
¿Qué nos dice esto sobre la guerra?
La ausencia masculina, especialmente durante períodos de guerra, podría haber promovido esta matrilocalidad. Imagina a los hombres en el campo de batalla, y mientras tanto, el resto de la comunidad es dirigido y administrado por sus mujeres. “Establezcamos prioridades”, dirían. Lo curioso es que, mientras los hombres luchaban, las mujeres se hacían cargo de la casa, la economía y posiblemente también de la crianza de los hijos. Es un poco como llevar dos trabajos sin que nadie lo note, ¿verdad?
De acuerdo con Cassidy, “la guerra externa promueve las transiciones a la matrilocalidad”. ¿Y quién no ha escuchado alguna vez que “en tiempos de crisis se revelan los líderes”? Así que ahorraremos cualquier chiste sobre “quién cocina la cena”.
Mantenimiento de la mente abierta
Una de las lecciones más importantes que extraemos de esta investigación es la necesidad de mantener una mente abierta. Cassidy advirtió que debemos evitar que nuestras propias normas culturales distorsionen nuestra interpretación de la historia. “Lo extraordinario puede ser, en realidad, bastante ordinario”, dice. Así que, en vez de considerar estos hallazgos como excepcionales, deberíamos empezar a pensar en ello como una parte normal de la diversidad cultural de su tiempo.
La arqueóloga Marga Sánchez Romero, autora de Prehistorias de mujeres, refuerza esta idea. “Es asombroso darse cuenta de que a lo largo de la historia, las mujeres han tenido distintos niveles de poder, aun cuando nunca fueron matriarcales”, argumenta. Y eso es un recordatorio de que la historia está llena de matices.
Reflexiones finales
Así que la próxima vez que escuches historias sobre Boudica, la reina guerrera, piensa en todo el trasfondo social que pudo haber influido en su ascenso al poder. Este descubrimiento en Dorset no solo nos ayuda a reevaluar el rol de las mujeres en la Gran Bretaña de la Edad de Hierro, sino que también es una llamada a la reflexión sobre los roles de género en nuestras sociedades actuales.
¿Dónde estaríamos hoy si hiciéramos un esfuerzo consciente por aprender de esas antiguas tradiciones que celebraban el poder femenino? Quizás en un lugar donde el liderazgo no está determinado sólo por el género, sino por la capacidad y el valor.
Al final del día, el hallazgo en Dorset resuena en cada una de nosotras y nosotros al unir el pasado con el presente. Y, quién sabe, tal vez, apenas estamos comenzando a escribir una historia en la que todos tengamos un papel importante en nuestro futuro. ¡Así que a seguir descubriendo, aprendiendo y, sobre todo, empoderando!