Cuando pienso en la vida rural, la imagen que me viene a la mente es algo así como campos verdes, vacas pastando y, claro, algún que otro gallo cantando a las primeras luces del día. Pero hay algo que se ha hecho cada vez más evidente: el mundo rural puede ofrecer mucho más que eso. Puede ser un lugar de conexión, creatividad y renovación. Y tú, ¿te has planteado alguna vez qué puedes aportar al mundo?

Déjame llevarte al corazón de Boal, un pequeño concejo en Asturias, donde Noelia García ha convertido lo que solía ser su granja de huevos ecológicos en un innovador concepto de coliving llamado ‘Acougo de Pita Sana’. Su historia es tan inspiradora que merecería convertirse en un libro, una película o, al menos, un par de post en Instagram.

Un momento de reflexión y transformación profunda

Recuerdo una vez que me senté en el sofá de mi casa, con una taza de café en la mano y un montón de papeles desordenados a mi alrededor. La ansiedad me decía que debía estar haciendo algo, pero mi corazón gritaba calma. Este tipo de momentos son comunes en nuestra vida moderna, donde el ritmo frenético a menudo nos deja exhaustos.

Noelia tuvo ese mismo momento epifánico tras llevar diez años al frente de su granja. A medida que la burocracia se acumulaba y sus números empezaban a delinear un balance poco optimista, una simple pregunta cambió el rumbo de su vida: “¿Qué puedo aportar a este mundo?”. Aquí entre nos, ¿cuántas veces tú y yo nos hemos sentido así? Abrumados, ahogados por la rutina, sin saber realmente qué hacer o hacia dónde ir.

El nació del ‘Acougo de Pita Sana’

La respuesta de Noelia fue el ‘Acougo de Pita Sana’, un coliving que ha florecido en un contexto donde muchas comunidades rurales luchan contra el fenómeno de la despoblación. Aquí, Noelia, junto a su pareja Pablo y su hijo Xurde, han creado un espacio cálido y acogedor, donde la gente encuentra mucho más que un simple lugar para dormir.

¿Qué podríamos aprender de este renovado enfoque hacia la comunidad?

A medida que las personas llegan a ‘Pita Sana’, ya sea para trabajar de forma remota, buscar inspiración artística o simplemente desconectar del ruido de la ciudad, se encuentran con una experiencia donde la conexión humana es la clave. Noelia lo resume perfectamente: “Funciona porque lo hacemos desde el corazón”.

Un refugio para nómadas digitales y buscadores de paz

El ‘Acougo’ no es solo un sitio para hospedarse, es un ecosistema donde conviven profesionales, artistas y aventureros. Durante mi época como nómada digital, anhelaba un lugar como este, donde cada mañana podía despertarme con la vista del campo y no un bullicioso tráfico. Pero no era tan sencillo. La creencia de que un ‘coliving’ es un espacio elitista queda completamente desmentida en Boal.

La diversidad de huéspedes es fascinante, desde nómadas digitales que quieren escapar del ruido de la ciudad, hasta artistas como escritores y músicos que buscan un entorno que favorezca la creatividad. Recuerdo una conversación que tuve una vez con un escritor en un café, hablando sobre cómo el ruido de la ciudad lo distraía tanto que había considerado convertirse en un monje de alguna orden aislacionista.

En el caso de Noelia, las expectativas y la realidad han convergido de una manera mágica. “Es la comunidad cálida y real de Boal lo que ha hecho que algunas de estas personas decidan quedarse”, comenta ella con una sonrisa.

Conexión humana en un entorno mágico

La vida en el ‘Acougo’ no solo se vive entre cuatro paredes. Las dinámicas y actividades que se llevan a cabo son parte elemental de la experiencia. Aquí, la cocina se convierte en el corazón palpitante del hogar, donde se comparten risas y recetas, el ingrediente secreto para crear lazos entre los huéspedes.

Imagina entrar y encontrarte con el aroma de una deliciosa tortilla hecha por Eva María, una joven de Elche que busca definir su futuro. ¿Te imaginas cómo de reconfortante sería eso después de un día ajetreado? Lo bueno de la vida en comunidad es que todos colaboran, así que cada uno puede experimentar un poco de la cocina de los demás.

Además, el «panel informativo» de la nevera te hace sentir parte de la comunidad local. Desde anuncios sobre el pescadero de la zona hasta el mercado quincenal en la plaza, es un recordatorio de que, aunque estés buscando paz y tranquilidad, nunca estás solo.

El dilema de la despoblación rural

Uno de los desafíos más grandes que enfrenta Boal es la despoblación. Aunque ‘Pita Sana’ representa un rayo de esperanza, Noelia menciona que faltar de viviendas para alquilar ha impedido que más personas se queden a vivir en el concejo. ¿Quién podría imaginar que una casa cerrada puede significar una oportunidad perdida para una nueva vida?

Las palabras de Noelia resuenan en mi mente: “Nunca merece la pena tener una casa cerrada. Una casa debe ser ventilada, abierta y conservada”. En un mundo donde la oferta y demanda son más abstractas, este mensaje se siente como una verdad universal.

Naturaleza, creatividad y comunidad: el viaje que transforma vidas

El ‘Acougo de Pita Sana’ no se limita a ofrecer un techo; proporciona un estilo de vida. Desde paseos en la naturaleza hasta la práctica de huertos, se fomenta la creación y el bienestar. La naturaleza no solo sirve como telón de fondo, sino que se convierte en un vehículo que transporta a sus huéspedes a momentos de reflexión y crecimiento personal.

La comunidad también se alimenta de actividades y talleres que hacen sentir a la gente como parte de algo más grande. ¿Quién no ha disfrutado de un buen paseo por la montaña? Volver a conectar con la naturaleza es un remedio poderoso. En este sentido, los eventos en ‘Pita Sana’ no son solo mera distracción; son una forma de curación colectiva.

He creado numerosos recuerdos en la naturaleza: desde chapuzones espontáneos en ríos de aguas heladas hasta acampar bajo estrellas titilantes. Estar rodeado de un paisaje que invita a la introspección es una experiencia que no tiene precio.

Un lugar donde siempre serás bienvenido

Catherine Blank, que llegó de lugares tan lejanos como Hawái, lo expresó a la perfección: “Hemos sentido esa maravillosa bienvenida del pueblo”. Noelia y su familia han logrado construir un refugio donde el cariño es el idioma común, y donde el sentirte hogar es casi inevitable.

Cada uno de nosotros puede ser parte de esa transformación, de encontrar un lugar donde realmente pertenezcamos. Y si piensas en la maravilla de que desde un simple acto de acoger a nuevos integrantes en la comunidad se pueda lograr tanto, eso se convierte en un acto revolucionario.

Conclusión: El futuro del coliving y la vida en comunidad

El viaje de Noelia y su familia es un testimonio de que las soluciones a problemas contemporáneos pueden venir de los lugares más inesperados. En un mundo sediento de calma, hay quienes están tomando la iniciativa de crear espacios que fomenten la tranquilidad, la colaboración y un sentido de pertenencia.

Quizás, si nos tomamos un momento para acougar—sí, he tomado prestada la hermosa palabra de Noelia—podemos encontrar nuestro propio camino hacia un futuro más sencillo y significativo, donde la vida rural no solo sea una opción, sino un deseo. ¿Y tú, te atreverías a dar el paso en un viaje hacia la tranquilidad en la comunidad?

Así que, si alguna vez te sientes abrumado por las exigencias de la vida moderna, recuerdas que hay un lugar esperándote en Boal, donde la naturaleza se encuentra con las relaciones humanas, y donde el concepto de hogar puede tener una nueva definición. ¿No sería maravilloso experimentar eso por ti mismo?