Empezar un nuevo año es, para muchos, una experiencia refrescante, como abrir una ventana después de un invierno prolongado. Sin embargo, para otros, es más como dar un paso a una habitación llena de gente, tratando de encontrar sentido en las charlas cruzadas. Eso es exactamente lo que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, intentó transmitir en su reciente mensaje de Año Nuevo, un discurso que me hizo reflexionar sobre lo que realmente se necesita en este líquido mundo de política y relaciones humanas.
La esencia de la Transición: lecciones que no debemos olvidar
En su mensaje, García-Page no solo miró hacia el futuro, sino que también se sumergió en los recuerdos de un pasado que muchos desearían olvidar: la Transición española. Un periodo que, sin duda, es un hito clave en la historia de España. Imagínate esos años, de 1975 a 1978, donde la gente estaba más preocupada por pasar de un régimen de dictadura a uno de democracia que por si su café matutino era del tipo que amarraba el estómago. ¡Lo que hubiera dado por tener esa visión perfecta de la historia!
El presidente argumentó que esos tres años fueron «los más decisivos e importantes de la historia de España». ¿Por qué? Porque durante ese tiempo, hubo un esfuerzo mutuo por entenderse, por ceder, por crear puentes cuando lo natural hubiera sido construir muros. Esto es esencial, especialmente en una época donde parece que el «frentismo» y la «crispación» están más de moda que nunca. ¿Quién no ha sentido que a veces se vive en una caricatura política?
Recuperar el espíritu de la Transición
García-Page hizo un llamado a recuperar el espíritu de la Transición para combatir el clima de división actual. Sabemos que la política puede ser polarizante; con eso, no hay discusión. Pero su esencia es, o debería ser, la búsqueda de un bien común. Esto me recuerda de las veces que he intentado convencer a mis amigos de que la pizza es mejor que el sushi. Hablamos, discutimos, incluso nos “cedemos” un par de rebanadas. Pero al final del día, todos queremos disfrutar de una buena comida juntos, ¿verdad?
Esto es lo que debería guiarnos. La necesidad de recordar que los grandes logros de la democracia en España no fueron el resultado de la confrontación, sino de la colaboración. La historia nos enseña que los conflictos en vez de unir, a menudo dividen. Con tantas diferencias en nuestra sociedad actual, es importante preguntarnos: ¿realmente queremos repetimos en el bucle interminable de la división?
La mirada al futuro: economía, igualdad y unidad
Como un buen líder, García-Page no se quedó solo en el pasado. Hizo hincapié en la necesidad de seguir creciendo como sociedad. Habló de «crecer para compartir», lo cual, puedo decir desde mi experiencia personal, es un enfoque absolutamente fundamental. Recuerdo cuando abrí mi propio negocio. Durante los primeros meses, me obsesioné con ganar dinero. Sin embargo, con el tiempo, me di cuenta de que el crecimiento genuino se trataba de crear un ambiente donde todos pudieran beneficiarse.
Del mismo modo, García-Page resaltó que España no se divide en territorios autónomos, sino que somos parte de un todo. Es un recordatorio poderoso, especialmente cuando los debates sobre la financiación autonómica parecen sacado de una serie de comedia trágica. La solidaridad es el alma de la unión, ¡y eso se aplica tanto a la política como a las relaciones humanas!
La tragedia de la DANA y la respuesta colectiva
En su discurso, el presidente también hizo referencia a la DANA que afectó a Castilla-La Mancha el pasado mes de octubre, con daños devastadores y, lamentablemente, la pérdida de vidas humanas. Aquí, García-Page propuso algo crucial: «transformar el dolor en un propósito de recuperación». ¿No es esto, al final, lo que todos anhelamos? La capacidad de tomar nuestras experiencias más difíciles y convertirlas en catalizadores para un cambio positivo.
Es como cuando te lastimas y decides que, en lugar de lamentarte, vas a hacer algo al respecto, ya sea a través de la actividad física o a través de la truncada búsqueda de un verdadero significado en la vida. A menudo, la tragedia puede ser una poderosa motivación para el cambio.
Olvidar el negacionismo climático
Un punto que también resuena en tiempos actuales es la advertencia sobre el negacionismo climático. La forma en que García-Page abordó el tema demuestra que, al igual que la pizza y el sushi, hay ciertas realidades que no podemos ignorar. El cambio climático es real, y las catástrofes naturales son un recordatorio claro de que debemos hacer algo al respecto. La idea de que podemos volver a la “normalidad” mientras ignoramos estos desafíos es un cuento de hadas al que no deberíamos aferrarnos.
Mirando al 2025: ¿celebraciones o conmemoraciones?
De cara al 2025, con motivo del 50º aniversario de la muerte de Franco, se prevén diversas conmemoraciones bajo el lema “España en Libertad”. El desafío al que se enfrenta el gobierno es: ¿podemos hacer esto sin dividir a la gente? Aparentemente, García-Page tiene una respuesta clara: sí, pero no a cualquier precio. La historia no debería ser utilizada como un arma, y esto es algo que todos debemos esforzarnos por lograr.
Conclusión: el camino hacia la unidad
Para concluir, el mensaje de Año Nuevo de Emiliano García-Page es un llamado tanto a la reflexión como a la acción. Nos invita a recordar la importancia de la unidad en tiempos de división, a aprender del pasado y a trabajar juntos para construir un futuro más sólido.
En un mundo donde todos parecen tener algo que decir, a veces hay que recordar que escuchar puede ser el primer paso en la búsqueda de la unidad. La pregunta que queda es: ¿estamos dispuestos a dejar de lado nuestras diferencias y encontrar un terreno común? Como siempre, la respuesta depende de nosotros. Así que, mientras brindamos por el Año Nuevo, hagámoslo con la esperanza de que el espíritu de la transición nos guiará hacia un 2025 lleno de oportunidades y unión.
¿Estás listo para ser parte de este cambio? ¡Vamos a hacerlo juntos!