Si hay algo que me gusta más que abrir una botella de vino para compartir con amigos (bueno, tal vez eso y encontrar un buen meme sobre el vino), es conocer la historia detrás de cada bodega. Hoy vamos a sumergirnos en el fascinante viaje de Marqués del Atrio, que recientemente celebró su 125 aniversario. Así que prepárate, porque vamos a destilar un poco de historia, estrategias comerciales y hasta un poco de humor, porque ¿quién dijo que hablar de vino tiene que ser aburrido?
La historia comienza en La Rioja: Un viaje de generaciones
¿Sabías que La Rioja, famosa por sus vinos tintos, alberga más de 20 bodegas que han sobrevivido más de un siglo? Una de ellas es Marqués del Atrio, que nació en 1899 gracias al espíritu emprendedor de Olegario Rivero, el tatarabuelo de los actuales gestores. No sé tú, pero me imagino a Olegario con su sombrero de paja, trabajando la tierra, mientras los vecinos se preguntan si el día de mañana su nombre sería tan conocido como el vino que elaboraba.
Al principio, Olegario vendía localmente, pero su legado se extendió con cada generación. Desde el botero de la segunda generación, pasando por la embotelladora de la tercera, hasta llegar al gran salto internacional de la cuarta. Todo esto se tradujo en la búsqueda de la calidad en un mercado cada vez más competitivo. Digo, ¿quién no quiere tomar vino que sabe a gloria?
La evolución: De comercial a símbolo de calidad
En la década de 2000, la quinta generación al mando empezó a replantear la imagen de la bodega. Jorge Rivero, el actual director comercial y miembro de esta familia de viticultores, nos comparte que la bodega decidió dejar atrás esa imagen de vino comercial que a veces puede sonar a “cómprame, que soy barato” y abogar por la calidad. Es como cambiar de zapato: no encuentras lo que te conviene hasta que decides invertir en algo realmente bueno.
La bodega realizó una inversión de 2 millones de euros al año, lo que les permitió modernizarse y alejarse del concepto de vino de bajo coste de antaño. En 2004, construyeron una nueva bodega en Mendavia (Navarra), un edificio que podría ser considerado como el “castillo de los vinos”. Al parecer, invertir no es solo para casinos, a veces es para hacer vino de calidad.
Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas (o de uvas). En 2015, la Yantai Changyu Pioneer Wine Company, el mayor grupo bodeguero de Asia, adquirió el 90% de las acciones de Marqués del Atrio. Pero, a pesar de la reciente lluvia de inversiones, Jorge asegura que la familia Rivero sigue siendo el rostro visible de la gestión. Es decir, la tradición continúa, aunque ahora con un toque internacional.
Un juego de estrategias: Lavando la cara al vino
Con solo 50 hectáreas de viñedo en propiedad y bodegas en varias denominaciones de origen, Marqués del Atrio ha optado por trabajar con agricultores de otras regiones. En total, producen la asombrosa cifra de 25 millones de botellas al año. ¿Alguien tiene una copa lista? El 50% de sus ventas provienen de los Riojas, y su marca principal, Marqués del Atrio, lidera el segmento con 10 millones de botellas.
Nos encontramos en un punto crucial donde las decisiones que toman hoy pueden afectar su posición en el mercado mañana. Jorge no se corta al hablar de sus deseos de crecer en el DO Bierzo y aumentar la producción de 75,000 a 200,000 botellas de uva Godello. Pero aquí entre nos, ¿no sería genial ver cómo un vino se coloca en el estante y se convierte en la “celebridad” de esa cena?
La sostenibilidad y la ambición: Un producto 100% ecológico
Seguir la curva del mercado actual también incluye lanzarse a lo ecológico. Marqués del Atrio lanzó su gama Conciens, con un enfoque en sostenibilidad, pero aquí viene la parte graciosa: a pesar de ser un vino ecológico, los consumidores aún no están dispuestos a pagar la diferencia en precio. ¿Es el precio del vino la nueva versión del “no tengo dinero”? La verdad es que, a veces, cuando veo los precios en la tienda, me siento como si estuviera intentando comprar un coche.
La ambición por expandirse sigue vigente, y a pesar de los retos de las nuevas generaciones dándole la espalda al vino y la creciente preocupación por el consumo de alcohol, parece que esta familia tiene un plan. Jorge sugiere que si se consumen menos vinos tintos, ¡invertiremos en blancos! Es como si un restaurante en crisis decidiera lanzar un menú vegano solo porque estaba de moda. El ingenio es clave en esto.
Mirando hacia el futuro: Estados Unidos y más allá
Con un 40% de sus ventas fuera de España, Marqués del Atrio ha puesto su mirada en el mercado estadounidense. Mucha gente habla maravillas de este fenómeno, así que no es sorpresa que ellos también se sientan atraídos. Como si eso no fuera suficiente, se han hecho a la idea de que salir de México y trasladarse a Miami les dará más proyección.
La lógica es que desde Miami se podrá pilotar su expansión “Estado a Estado”. Eso sí que suena a un próximo gran lanzamiento. Imaginen que un vino se vuelve la bebida del verano en Florida: las terrazas estarán llenas y las conversaciones girarán en torno a su sabor y aroma.
Desafíos del mercado: La dura realidad
Sin embargo, la vida no es un picnic en un viñedo. Las cifras del pasado ejercicio fueron alentadoras, con 58 millones de euros en facturación, pero Jorge es honesto: “No vamos a crecer igual en este ejercicio”. En sectores como el vino, donde el consumidor se vuelve más crítico, entender que el mercado presenta desafíos es esencial. ¿Quién diría que el vino podría ser afectado por tendencias tan radicales como la salud y los bajos presupuestos de los consumidores?
En regiones vinícolas como Burdeos, donde la sobreproducción ha llevado a subvenciones para arrancar viñas, en La Rioja la estrategia pasa por adaptarse y especializarse. Jorge no duda en afirmar: “Hay que generar valor y marca”. En un mundo donde hay tanto vino y tantas opciones, los consumidores no son tontos; quieren calidad, y Marqués del Atrio está dispuesto a ofrecerlo.
Conclusión: Un legado que sigue en marcha
Marqués del Atrio nos enseña que la historia del vino en España no es solo un relato de raíces profundas, sino una narrativa de adaptación constante. En cada botella de vino que producen hay más de un siglo de historia y un legado familiar que sigue adelante con fuerza. Y como en cualquier buena historia, ¿Quién no quiere un final feliz o al menos un buen brindis?
Así que la próxima vez que levantes una copa de vino, piensa en la historia que hay detrás, desde sus raíces hasta su ascenso en el mundo competitivo del vino. Porque cada sorbo no solo es placer, también es una conexión con generaciones pasadas y futuras. ¡Salud! 🍷