La historia que se despliega en las audiencias del juicio contra Xavier García Albiol, alcalde de Badalona, podría parecer sacada de una novela de intriga, pero no, es tan real como el ruido de las notificaciones en tu teléfono cada vez que se celebra un nuevo juicio. Si eres de esos a quienes les gusta seguir las noticias de la política española, prepárate porque este caso tiene más giros que una montaña rusa. Y si no te interesa, te prometo que al menos te sacaré una sonrisa o dos. ¿Listo?
Un poco de contexto: antenas por doquier
La trama se complica en 2012, cuando dos antenas de telefonía móviles fueron instaladas en terrenos del Ayuntamiento de Badalona sin la debida licencia. Cual película de James Bond, donde todo parece irreal pero a la vez muy real, las antenas, que habrían de ser un soporte para las telecomunicaciones locales, se convirtieron en un conveniente punto de interés para la Justicia. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿cómo una ciudad como Badalona acabó con antenas ilegales en su territorio?
Para entender el caso, recordemos que Xavier García Albiol es un político conocido por su carisma y su confrontativa forma de hacer política. A menudo, como cualquier buen protagonista, se ha encontrado en situaciones bastante tensas que ponen a prueba su oratoria y su capacidad de salir airoso de acusaciones. Sin embargo, esta vez, la soga se ha apretado un poco más.
La sala del tribunal: un escenario digno de sitcom
Imaginemos la escena. La sala del tribunal está repleta de abogados y curiosos, todos con el aire de intriga propio de un drama judicial. Albiol se siente como en una especie de examen, según sus propias palabras, y lo ha hecho saber en su declaración. «Señora fiscal, llevo cuatro años intentando que se me escuche…», comenzó el alcalde, quien, lejos de mostrarse abrumado, se lanzó a la auto defensa como un boxeador en la última ronda. Ah, los políticos y sus metáforas cursis sobre “escuchar” al pueblo… ¡Quizás deberíamos callar a la audiencia y poner a todos a responder un cuestionario sorpresa!
La estrategia defensiva: culpar al secretario de estado
Su principal argumento: la delegación de competencias. Para Albiol, era realmente ilógico pensar que un alcalde, lleno de múltiples responsabilidades como gestionar el Hospital de Badalona (sí, eso también afecta a su capacidad para estar al tanto de las antenas) se diera cuenta de la implantación de antenas ilegales. ¡Imagínate! El alcalde tiene que estar al tanto de cada cm de cable colocado, pero espera, no es su trabajo directo, ¿verdad? Es como pedirle a un DJ que se asegure que cada canción suena perfecta mientras él baila al ritmo. ¿Es posible?
La ironía y el cuestionamiento
Durante su declaración, Albiol se mostró irónico al calificar algunas preguntas de «examen», como si fueran cuestiones matemáticas de secundaria que le pillaban desprevenido. ¡Tanto que pensar, y tan poco tiempo! “Si yo tuviera que estar pendiente de cada una de las gestiones que hace cada una de las sociedades municipales que yo presido, no haría otra cosa en el mundo”, declaró. Ciertamente, un argumento curioso: tal vez esa sea la excusa perfecta para no revisar un proyecto de ley o, mejor aún, para no leer las impresiones de tus empleados internos. “No me fijaba si había antenas o no había cables”, enfatizó sin vergüenza.
La Fiscalía y el drama del interrogatorio
Ahora bien, la fiscal Laura Ricart estaba en modo interrogatorio, y sus incisivas preguntas rejuvenecieron la moral de la sala. ¿Realmente es válido que el alcalde no esté al tanto de lo que sucede en su municipio? Como si la respuesta fuera evidente, el juez tuvo la lucidez de recordarle a Albiol que el Derecho tiene mucho de sentido común. ¡Bingo! Pintando un cuadro de injusticia en el escenario político actual, la fiscalía presentaba su caso, y Albiol no podía hacer otra cosa que intentar salvar la situación.
La responsabilidad y la memoria selectiva
La memoria de Albiol parece reciprocidad con la de un pez. Afirmó no haber tomado conocimiento de la existencia de las antenas hasta 2018, un año crucial, cuando se retiraron. ¿En serio? Y lo mencionó con la misma ligereza con la que uno dice que se olvidó de comprar los ingredientes para la cena. Nos recuerda a esos profesores que juran que no vieron a sus alumnos esperando en la puerta del aula. Además, la afirmación de que no se fijan en las antenas sonaba un poco como: “¿Antenas? No las vi porque no eran de mi interés visual”.
Un sentencia a la vista
Después de semanas de juicio, con todos los interrogatorios, whiskeys (o jugos, según el caso) y momentos de tensión acumulados, el desenlace se acerca: el juicio concluirá con la presentación de informes el próximo miércoles. La fiscalía tiene la opción de mantener la solicitud de dos años y diez meses de prisión y otros diez de inhabilitación. ¿Llegará la justicia en este caso? ¿O simplemente quedará en una anécdota más para las charlas sobre política local? Después de todo, parece que a veces lo complicado también puede ser muy divertido.
Reflexionando sobre la política local
Casos como el de Xavier García Albiol nos recuerdan la complejidad de las responsabilidades en la política local. Nos encontramos a un político en una esquina, tratando de sortear las balas de las acusaciones, y en la otra, una fiscal que simplemente aspira a que las leyes se apliquen sin excepción. Esta batalla retórica es habitual en muchos países, en los que las dimensiones de la política varían enormemente.
Conclusión
Sumando todos los factores y consideraciones, uno se da cuenta de que los juicios políticos pueden ser tanto un espectáculo como un negocio serio. Desde declaraciones absurdas hasta momentos de rabia e indignación, nos dejan siempre con una pregunta al salir de la sala: ¿llegarán a tomar responsabilidad los que deberían?
En cualquier caso, el juicio de Albiol pasará a ser parte del incierto papel de la política del país y de cómo cada uno de sus actores actúa bajo el fuego de la justicia. ¿Aprenderán los políticos de estas lecciones o simplemente verán sus errores como un capítulo más en su historia? Con suerte, la próxima vez que veas a tu alcalde en la pantalla, no solo recordarás las antenas ilegales, sino también la necesidad de que estén más conectados a la realidad… y a las normativas.
Así que ya sabes, sigue disfrutando de la novela política: porque, seamos sinceros, en este escenario, cada capítulo es más emocionante que el anterior.