En el vertiginoso mundo económico de hoy, donde las cifras bailan como bailarinas en una pista de baile y los pronósticos cambian más rápido que la moda, es natural preguntarse: ¿realmente necesitamos nuevos presupuestos del Estado en España? Este es un tema que ha vuelto a la palestra tras las palabras del gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá. Durante un almuerzo informativo (sí, esos eventos donde los economistas se reúnen y hablan de cosas que nos afectan a todos mientras degustan tapas), Escrivá minimizó la importancia de no tener un nuevo presupuesto aprobado para el 2025. Vamos a desglosar lo que esto significa para nuestro futuro.

¿Qué dijo Escrivá sobre la situación actual?

En esencia, Escrivá dijo que la cuarta economía de la eurozona (creo que eso suena muy importante, ¿no?) tiene suficientes mecanismos en su lugar para seguir operando sin mayores problemas. Dijo que, a diferencia de Francia, España cuenta con recursos significativos provenientes de los fondos europeos. Sí, esos mismos fondos que son como el premio de consolación después de un programa de televisión de telerrealidad, pero que en este caso son esenciales para el Plan de Recuperación y Resiliencia que debemos desarrollar hasta 2026.

Seamos sinceros: a veces, la política y la economía pueden parecer una serie de Netflix llena de giros inesperados y personajes impredecibles. Nos preguntamos: ¿cuánto nos afecta esto realmente en el día a día? ¿Es necesario entrar en pánico o podemos simplemente relajarnos con una buena copa de vino y esperar que las cosas mejoren?

¿Qué implica la falta de nuevos presupuestos?

Uno de los temas candentes es cómo la ausencia de un nuevo presupuesto puede impactar la economía. Escrivá restó importancia a esta preocupación. No obstante, parece que en el fondo tenía un punto: a pesar de que es importante contar con presupuestos para manejar las reglas de déficit, eso no siempre significa que el mundo se va a caer encima. Es un poco como tener un paraguas en un día nublado: puede que no llueva, pero sentirse preparado nunca está de más. Puede que tengamos que volver a aprender a vivir con este tipo de incertidumbres.

Así que, ¿qué significa tener una prórroga de los presupuestos actuales? Simplemente, los gastos del gobierno seguirían haciéndose bajo las mismas normas que en años anteriores. Pero, ¿es esto sostenible a largo plazo? ¿Qué ocurriría si las necesidades del país cambian drásticamente y los presupuestos no pueden adaptarse?

La opinión de la AIReF

Otra pieza importante en este rompecabezas es la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). Cuando Escrivá fue preguntado acerca de si está de acuerdo con su visión sobre la necesidad de ajustes adicionales, él apuntó que la AIReF no dice exactamente eso, sino que sugiere que el plan fiscal del gobierno necesita ser más concreto. Es como decirle a un adolescente que su habitación está desordenada, pero sin ofrecerle un plan para limpiarla. Explicar los porqués es crucial.

Un impuesto en el aire: el реnsamiento sobre el sector bancario

Uno de los puntos más llamativos (y que puede hacernos reír si no fuera tan serio) fue la crítica de Escrivá al diseño del combustible fiscal que el gobierno quiere aplicar a los bancos. Bajo la mirada atenta de Alejandra Kindelán, la presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), Escrivá aclamó la complejidad del impuesto, calificándolo como «difícil de entender». Lo que en realidad está indicando es que, en su opinión, este impuesto podría, irónicamente, penalizar la inversión en la concesión de créditos a PYMES y autónomos. Hablando claro: es como si se quisiera castigar a los que intentan hacer crecer su negocio.

Para aquellos de nosotros que no somos economistas, esto podría parecer muy técnico. Pero aquí está el resumen: el diseño del impuesto tiene el poder de cambiar la forma en la que los bancos deciden prestar dinero. Si su interés principal es evitar pagar impuestos altos, podrían optar por no arriesgarse a ofrecer créditos a emprendedores o pequeñas empresas. ¿No suena eso preventivo en lugar de proactivo? La economía necesita innovación, y la innovación requiere inversión.

Un camino incierto hacia el futuro

La pregunta es: ¿cuál es el camino correcto hacia la sostenibilidad económica en España? Escrivá y el gobierno enfrentan un dilema. Por un lado, están los fondos europeos, que ofrecen un camino hacia la recuperación. Por otro lado, el apego a presupuestos estáticos que pueden no reflejar las necesidades cambiantes del país. La lógica nos dice que debe haber un equilibrio. ¿Pero cuándo se logrará?

Puede que a veces sientas que tu futuro financiero no está claro; yo lo he sentido. La incertidumbre trae consigo ansiedad, y a veces, el deseo de comprender todo puede resultar abrumador. Sin embargo, aquí es donde la empatía juega un papel crucial. Todos queremos seguridad económica y estabilidad, y cuando las figuras de autoridad hacen declaraciones confusas, puede ser frustrante.

Reflexiones finales: el arte de la economía en constante cambio

Desde la perspectiva de Escrivá, es evidente que no hay lugar para el pánico. La afirmación de que «hay circunstancias que hacen que los efectos no sean tan dramáticos» nos da una pequeña esperanza. ¡Como un buen chiste que te toma por sorpresa pero que también te deja pensando!

Pero, ¿qué opinamos nosotros, el ciudadano común? ¿Deberíamos estar tranquilos confiando en que las autoridades están manejando las cosas de la mejor manera? ¿O es hora de alzar nuestras voces y exigir un mayor compromiso por parte de nuestros representantes políticos y económicos?

Al final del día, la economía es un reflejo de nuestra sociedad. La forma en que se diseñan las políticas, la manera en que se concretan los presupuestos, y la gestión de los impuestos a los sectores relevantes no solo afecta a los grandes números, sino también a nuestro día a día. Si una PYME no obtiene un crédito, esto se traduce en menos puestos de trabajo. Si no se priorizanlos sectores emergentes, la innovación puede estancarse. Y al final, todos sabemos que más vale una buena tapa que dos de las que vienen con el café.

La pregunta es, ¿estamos listos para el futuro incierto que nos aguarda? Porque si hay algo que hemos aprendido es que, en la economía, lo único constante son los cambios. Puede que haya una solución en camino, pero todo depende de cómo decidamos actuar colectivamente. Es verdad que en materia de presupuestos, el tiempo dirá.

Así que en lugar de preocuparnos, podríamos optar por informarnos, participar y quizás, ¡organizar una buena cata de vinos para hablar de presupuestos! ¿Quién se apunta?