¿Alguna vez has sentido que las palabras «inteligencia artificial» son como un buffet libre de emociones encontradas? Por un lado, está el tecnooptimismo que nos hace creer que volaremos en coches voladores en un parpadeo, y por otro, el catastrofismo que te hace pensar que los robots se van a apoderar del mundo. La verdad es que, en esta montaña rusa de emociones, no siempre es fácil encontrar un equilibrio. Y aquí es donde entra a escena el libro ‘Cointeligencia’ de Ethan Mollick, que se presenta como una brújula en este caos digital.
¿Qué es la cointeligencia?
La cointeligencia es un concepto fascinante que Mollick introduce, que se basa esencialmente en ver a la IA como una compañera de trabajo. Olvídate de la idea de que la IA es una amenaza que viene a robarnos empleos, o la salvadora que va a resolver todos nuestros problemas. En cambio, Mollick nos plantea una visión más equilibrada y pragmática sobre cómo podemos trabajar con esta tecnología y aprovechar al máximo sus capacidades.
Anécdotas de un aula universitaria
Como profesor en Wharton, Mollick nos comparte ejemplos concretos de cómo ha integrado la IA en su propia enseñanza. Imagínate en una clase de 150 estudiantes dispuestos a usar chatbots para crear textos. Suena como un apocalipsis para algunos profesores, ¿verdad? Pero Mollick lo ve de otra manera. En lugar de ver el uso de chatbots como un problema, él se pregunta: «¿Cómo podemos integrar esta tecnología en nuestras enseñanzas?» ¡Y ahí está el truco! Más que prohibir el uso de tecnologías, debemos encontrar maneras de hacer que trabajen a nuestro favor.
Recuerdo una anécdota de un amigo que, en su intento de enseñar historia a sus estudiantes de secundaria, decidió incorporar Google Earth en sus lecciones. En un inicio, algunos colegas estaban convencidos de que esto solo llevaría a los estudiantes a distraerse jugando. Sin embargo, el resultado fue todo lo contrario: los alumnos se involucraron muchísimo más y aprendieron a contextualizar la información. Y sé que eso suena un poco a cliché, pero a veces, necesitamos una herramienta moderna para hacer que el contenido viejo se vuelva fresco, ¿no crees?
La visión serena de la IA
En lugar de caer en los extremos, Mollick nos invita a ver la IA como un recurso valioso. Por ejemplo, argumenta que en su clase, los estudiantes que usan ChatGPT no solo ahorran tiempo, sino que también pueden redirigir su energía hacia tareas más creativas y analíticas. En cierto modo, es como tener un asistente personal, ¡pero sin el café de la mañana!
Pero no todo es color de rosa: el autor también muestra que esta transformación en el ambiente educativo requiere un replanteamiento de las evaluaciones. Los tradicionales exámenes de opción múltiple podrían no ser suficientes en un contexto donde los estudiantes tienen acceso a herramientas que pueden ayudarles a responder preguntas de manera más eficiente. Pero, ¿quién dice que la educación debe permanecer fija y anclada en el pasado? Quizás es hora de modernizar nuestra manera de evaluar, ¿no crees?
La adaptación empresarial: entre el miedo y la aceptación
Mollick también aborda cómo las empresas deben adaptarse a la irrupción de la IA en su camino. En lugar de ver la inteligencia artificial como un enemigo a combatir, es necesario colaborar con ella. Aquí es donde se siente un eco de las conversaciones que he tenido con varios amigos emprendedores. Muchos de ellos han mencionado su temor a que la automatización y la IA desplacen los empleos, pero lo cierto es que, si se usa inteligentemente, puede ser la llave para mejorar la eficiencia y la innovación.
Imagínate una conversación típica en una office: «Por favor, no más correos. Dame un asistente que filtra mis emails.» Y, ¡sorpresa! La IA puede ayudar a hacer precisamente eso. Aunque el enfoque de tener a la IA como un asistente todavía requiere que las personas tomen decisiones críticas, el esfuerzo de encontrar un equilibrio puede marcar la diferencia. La adaptabilidad no es solo cuestión de sobrevivencia, sino de prosperidad.
Un vistazo crítico: áreas de mejora
Aunque ‘Cointeligencia’ ofrece una amplia información valiosa, no todo son flores y corazones. Hay algunas críticas que pueden hacerse extensivas al libro. Por ejemplo, muchos de los ejemplos que Mollick comparte provienen directamente del ámbito académico, lo que limita la aplicabilidad de sus conclusiones en sectores laborales menos elitistas. Es comprensible, pues como profesor de una universidad de renombre, su experiencia estará mayormente enfocada en sus alumnos.
Sin embargo, es vital que también se incluya un análisis de cómo la IA puede integrarse en pequeñas y medianas empresas (pymes), negocios familiares y emprendimientos. A menudo, es en estos espacios donde la tecnología puede tener un impacto más significativo. Así que, ¿qué tal si dejamos un espacio para las historias de quienes no tienen un máster en la Ivy League? Después de todo, el mundo empresarial no se limita a las grandes corporaciones, ¿verdad?
El dilema del futuro
La premura que se siente en algunas secciones del libro es notable. A veces parece que se ha escrito con la intención de correr contra el tiempo para captar la atención de los lectores en un momento de auge de la IA generativa. Al fin y al cabo, ¿quién puede resistir la tentación de estar a la vanguardia de las tendencias?
Pero, aunque el futuro nos tiene a todos un poco intranquilos —piensa en todo lo que ocurrió con el auge de las redes sociales, donde muchos abogaban por la falta de privacidad— hay maneras de navegar en la incertidumbre. La cuestión más interesante que plantea ‘Cointeligencia’ y, por ende, la realidad actual, es cómo caminaremos juntos hacia ese futuro.
Reflexiones finales
La lectura de ‘Cointeligencia’ es un paso positivo hacia entender cómo enfrentar el crecimiento de la IA en el trabajo y la educación. En lugar de dejarnos llevar por el pánico o la euforia, Mollick nos invita a hacernos las preguntas correctas. Porque, seamos honestos, la única forma de avanzar es teniendo una discusión clara, abierta y equilibrada sobre el impacto de la IA en nuestras vidas.
Entonces, mientras para algunos la IA es un monstruo que acecha, para otros puede ser simplemente un nuevo colega en la oficina. La clave está en cómo decidimos trabajar juntos, asumiendo riesgos, aprendiendo y creciendo. Así que, ¿estás listo para trabajar en equipo con la IA? Al fin y al cabo, quizás no sea una historia de robot versus humano, sino de una nueva era de colaboración.
‘Cointeligencia’ no tiene todas las respuestas, pero eso es parte de su encanto. En un mundo tan incapturable y en constante cambio, a veces lo que más necesitamos es un poco de claridad, sentido común y humor. Porque al final del día, no se trata solo de sobrevivir a la era de la IA, se trata de vivirla a plenitud.