Desde tiempos inmemoriales, las leyendas han fascinado a la humanidad. Sin embargo, hay algunas que son más difíciles de desmentir que otras. ¿Cuántas veces has escuchado la famosa historia de que el vidrio de las catedrales góticas es en realidad un líquido extremadamente viscoso que, con el tiempo, se descompone y se deforma? Puede que, en un momento de distracción en clase de ciencias, te lo hayan mencionado, y tu mente juvenil haya quedado completamente atrapada por la historia, al punto de pensar que en realidad estás contemplando un río de vidrio que se desliza lentamente por las ventanas. Acompáñame en este viaje en el que desentrañaremos este mito y descubriremos los secretos de un material que es, en esencia, más complicado de lo que parece.

El clásico mito del vidrio líquido

Antes de entrar en los detalles científicos, permitámonos una pequeña anécdota. Imagínate una visita a una catedral gótica. Las luces se filtran a través de las impresionantes vidrieras, creando un espectáculo de colores vibrantes. Miras esas piezas y, de repente, recuerdas la teoría de que son líquidos que han corrido a lo largo de los siglos. ¿No es un poco poético pensar que el vidrio tiene una vida propia? Pero, ¿acaso un material que parece tan inerte y sólido realmente podría estar escapándose en lentas corrientes?

No te preocupes, no estás solo. Muchos de nosotros hemos caído en la trampa de esta fábula. Sin embargo, la ciencia tiene una respuesta más precisa. De acuerdo con los expertos, el vidrio no es un líquido en el sentido clásico. La leyenda proviene de la observación de que las vidrieras góticas presentan algunas irregularidades, lo que puede dar la impresión de que el material ha fluido con el tiempo. En realidad, estas variaciones son el resultado de técnicas de fabricación y no del paso del tiempo.

La complejidad de los estados de la materia

Cuando hablamos de materia, por lo general categorizamos en tres estados: sólido, líquido y gaseoso. Pero la materia puede ser mucho más complicada; lo sabemos por los plasmas y otros estados menos comunes que los científicos han catalogado. Una de las voces más destacadas en esta discusión es Paddy Royall, un académico de la Universidad de Bristol, quien investigó el peculiar papel del vidrio en esta narrativa.

¿Te has preguntado alguna vez por qué el agua se convierte en hielo rápidamente y sin aviso? La cristalización es un proceso que sucede casi de la noche a la mañana. Pero, en el caso del vidrio, no se puede marcar un momento preciso en el que se convierte en un sólido. En términos sencillos, el vidrio es un material engañoso que nos lleva a preguntarnos: “¿Qué es realmente?”

La respuesta es que el vidrio no se comporta como otros sólidos. Edward S. R. Hummel, experto en materiales, explica que el vidrio es un estado de materia no-equinibrado y no-cristalino. Es extraordinariamente viscoso y, por lo tanto, sus átomos no se agrupan en una estructura ordenada como los cristales.

La viscosidad y su papel en el vidrio

¿Alguna vez has jugado con miel? Si es así, sabes que se siente densa y pesada en tus manos. Esa es la esencia de la viscosidad. Cuando se enfría, el vidrio nunca alcanza el estado sólido convencional porque sus átomos se quedan atrapados en un estado desordenado. Según John Parker, profesor en la Universidad de Sheffield, “el vidrio se enfría rápidamente, pero debido a su alta viscosidad, los átomos no se pueden mover con facilidad para formarse en una estructura sólida más ordenada”. En este sentido, es sólido mecánicamente, pero su estructura es más cercana a la de un líquido.

Imagina un baile, donde todos los participantes tienen sus propios pasos, y no hay una coreografía clara. Así es como se comportan los átomos en el vidrio. Este fenómeno se convierte en un enigma científico que ha desconcertado a muchos.

El experimento más lento de la historia: la gota de brea

Si alguna vez te has divertido con la ciencia, deberías echar un vistazo al famoso experimento de la gota de brea. Este evento es conocido como “el experimento más lento de la historia”. Los científicos colocaron brea en un embudo y, tras tres años de espera, dejaron caer su contenido en un recipiente. Diez años después, ¡solo cayó una gota! En total, desde que se puso en marcha el experimento, han caído ínfimas nueve gotas. ¿Ves la imagen? Te imaginas esperando décadas para ver algo caer. Si esto no es paciencia, ¡no sé qué lo sea!

Este intento de medir la viscosidad y las propiedades del líquido ha revelado un aspecto fascinante: las condiciones ambientales influyen en la viscosidad del líquido. En los años 80, tras la instalación de aire acondicionado en la Universidad de Queensland, la brea comenzó a caer más lentamente. Esto subraya lo complejo que es comprender cómo funcionan los materiales, incluida la forma en que se comporta el vidrio a través de los siglos.

Vidrio: entre el sólido y el líquido

Entonces, volvamos a la pregunta original: ¿es el vidrio un sólido o un líquido? La respuesta no es sencilla. El vidrio parece solidificarse a nuestra escala de tiempo cotidiana, pero si se observa a lo largo de periodos más largos, revela su naturaleza más líquida.

John Mauro, de Penn State University, lo deja claro: “El vidrio no es ni un líquido verdadero ni un sólido verdadero. Tiene propiedades de ambos y puede ser considerado un estado de la materia único”. Escuchar esto me recuerda a esas personas que intentan encajar en dos categorías de personalidad a la vez; a menudo aterrizan en un extraño punto medio entre lo organizado y lo creativo, lo que en el mundo de la ciencia es bastante emocionante.

El tiempo como factor clave

La naturaleza del vidrio también nos lleva a reflexionar sobre el tiempo. A menudo, utilizamos el vidrio como una metáfora del paso del tiempo: los recuerdos se embotellan como el agua en una fresca botella; los eventos se vuelven nebulosos y distantes, como una imagen reflejada en un cristal. Pero con el vidrio gótico, este concepto adquiere un sentido literal. Según Royall, para observar la transición del vidrio a lo largo del tiempo, tendríamos que esperar una enormidad de siglos, más allá de cualquier escala de tiempo humano.

Así que, mientras nuestras dudas sobre el vidrio continúan, son esas irregularidades en las vidrieras, la gracia en su imperfección, lo que nos conecta con historias y recuerdos, el arte y la ciencia, que han coexistido durante siglos.

Conclusión: la ciencia y la leyenda convergen

Así que, la próxima vez que te encuentres frente a una vidriera gótica, recuerda que el vidrio es un estado de la materia enigmático que, al igual que nosotros, no encaja fácilmente en categorías definidas. Entre el mito y la realidad, entre lo sólido y lo líquido, es posible que el vidrio nos ofrezca una lección sobre la complejidad de la existencia y la impermanencia.

Y, a pesar de todo esto, quizás sea mejor dejarlo en un terreno intermedio, donde tanto la ciencia como la leyenda puedan coexistir. Después de todo, un poco de misticismo en nuestras vidas no hace daño. ¿No es reconfortante saber que, así como el vidrio, nosotros también somos un poco de todo a la vez?

Referencias:
– Royall, P. (2020). Understanding the mystique of glass. The Conversation.
– Parker, J. (Octubre 2023). Properties of materials: A detailed analysis. LiveScience.
– Mauro, J. (2023). Glass: A unique state of matter. Penn State University.

Así que ahí lo tienes: el vidrio, un material que, a pesar de ser uno de los más comunes en nuestras vidas, guarda un enigma tan profundo como los secretos del universo. ¡Y eso es lo que lo hace absolutamente fascinante!