Los bancos de España están pasando por un verdadero tobogán de emociones fiscales en este momento. Y, como si de una serie de televisión se tratara, el guion no deja de cambiarlos. Si alguna vez has sentido que la vida financiera es un juego de ajedrez donde las piezas se mueven por capricho, te invito a ponerte cómodo y sumergirte en el emocionante mundo del nuevo impuesto bancario, el tremendo tira y afloja entre Hacienda y las entidades financiera, y, cómo no, los beneficios que, como buen amigo, parecen irse de vacaciones cuando más los necesitas.

¿Qué está ocurriendo con el nuevo impuesto a la banca?

Para poner a todos en contexto, el nuevo impuesto que afecta a las entidades bancarias en España tiene una naturaleza transitoria, ¡aunque algunos lo están considerando como el nuevo “coleccionista de impuestos” del Gobierno! Con una duración inicial de tres años, la intención de Hacienda es que se convierta en permanente. Y ya sabemos cómo funcionan estas cosas en la administración pública… ¿Apostamos que este impuesto pasará a ser parte del mobiliario urbano?

Las entidades están lidiando con una confusión legal monumental, algo así como intentar resolver un cubo Rubik mientras te distraen con un espectáculo de magia. Las patronales del sector y los bancos han recurrido a los mejores asesores jurídicos, incluyendo a las famosas cuatro grandes consultoras, para intentar entender cómo encajar este impuesto en sus cuentas. Hablando de cuentas, ¿alguna vez has hecho una compra y al mirar el ticket te has dado cuenta de que está «algo más inflado» de lo que esperabas? ¡Bienvenidos al mundo bancario español!

La danza de las fechas

Un episodio crucial en el guion de este impuesto ha sido el rechazo del Congreso al decreto ómnibus que introducía cambios en la fecha de devengo del impuesto. La redacción original, que era, como se dice coloquialmente, un «coladero», obligaba a las entidades a contabilizar tanto el impuesto del año anterior como el nuevo impuesto. Sin embargo, con el rechazo del Congreso, las cosas se complicaron aún más, porque la fecha volvió a ser el primer día del ejercicio siguiente, que ya ha pasado. Este mándala de fechas es una de esas situaciones que nos hacen cuestionar si los legisladores tienen un sentido del tiempo similar al de un gato explorador.

Los resultados récord que no dejan de impresionar

¿Y qué ha pasado con los resultados de los bancos? Bueno, la manzana de la discordia no es solo el nuevo impuesto, sino que los beneficios son récords. Caixabank, Santander, BBVA, y otros grandes nombres han reportado un beneficio conjunto de 31.768 millones de euros, un asombroso 20,5% más que el año anterior. Te lo juro, si juntos los bancos fueran un país, podrían comprar varios GPS para encontrar el rumbo de la economía.

Los más beneficiados han sido naturalmente los bancos con mayor presencia internacional, como Santander, que, aunque principalmente provienen de sus operaciones fuera de España, reportó beneficios de 12.574 millones de euros. Mientras tanto, Caixabank ganó 5.787 millones, y aquí entre nos, no creo que hayan dejado de celebrar esos números. ¿Quién no lo haría?

¿Un regalo de Hacienda a los bancos?

Sin embargo, lo que parece un puzle elegido para hacer sonreír a las entidades, ha levantado sospechas sobre una posible estrategia para eludir el pago de este nuevo impuesto. Se habla de un “agujero” regulatorio que podría permitir a los bancos librarse de las cargas fiscales. Claro, todo es probable hasta que alguien chequea el manual de instrucciones y se da cuenta de que se han olvidado de un pequeño pero importante detalle.

BNP Paribas, en un ritual digno de un adivino financiero, ha estimado que los bancos necesitarían desembolsar alrededor de 1.720 millones por sus resultados de 2024, pero el sector financiero está haciendo malabares para encontrar una solución. A medida que se van desenvolviendo los acontecimientos, nos preguntamos si el Gobierno encontrará una solución que no cruce en el camino de la inconstitucionalidad. ¿Sería posible que las próximas asignaciones de impuestos en las comisiones de servicio acumulen más drama que una temporada completa de una serie?

Reuniones clandestinas y promesas de solución

Las reuniones entre el sector bancario y el Ministerio de Hacienda han proliferado. Algunos creen que la solución llegará para marzo, un poco como un giro inesperado en un thriller de acción. Pero, a dónde voy a parar, me temo que algunas de estas soluciones ofrecerán más debates que respuestas. La incertidumbre sobre cómo se resolverá este enredo, y si habrá alguna corrección que podría considerarse retroactiva, está en el aire como el olor de unas palomitas recién hechas en un cine.

La naturaleza cambiante de los acontecimientos se asemeja al tiempo que pasamos en una montaña rusa. Un día, estás en la cima disfrutando del paisaje, pero al instante siguiente, estás en picada, preguntándote si es hora de tirar la toalla o seguir la aventura.

¿Qué significa esto para el futuro de la banca en España?

Las respuestas no son sencillas. El nuevo impuesto ha encendido el debate no solo sobre la rentabilidad de la banca, sino también sobre la sostenibilidad de la economía española. ¿Realmente se puede gravar a la banca sin tener repercusiones para el usuario final? Negociar en este espacio es como tratar de leer las intenciones de un gato: impredecible y, a veces, frustrante.

Con la economía nacional en un estado de evolución constante, la supervivencia de impuestos de este tipo podría en última instancia depender de la capacidad del Gobierno para ofrecer un mensaje claro y estable al sector. La intención de convertir este impuesto en permanente habla mucho sobre la perspectiva fiscal del Gobierno, pero también del nivel de aceptación que habrá entre los ciudadanos.

Mirando hacia el futuro: ¿un nuevo capítulo?

Así que, aquí estamos, con un vaivén de fechas, cifras récord y un impuesto que acecha como un fantasma a las puertas de los bancos. Si bien es cierto que los datos de los beneficios en el sector son una buena noticia, también es verdad que este enredo fiscal está lejos de ser drama. Con los bancos preparándose para un año de potencial confusión contable, podemos anticipar un desenlace digno de un thriller.

Las decisiones que se tomen en los próximos meses influirán en el futuro de la banca y, por ende, en la economía de España. Así que ¿qué nos deparará el futuro? Quizás un nuevo impuesto, quizás una adaptación de las reglas del juego, o quizás solo más preguntas sin respuesta.

En este juego de ajedrez financiero, donde a veces parece que el tiempo se detiene, lo único que queda es esperar el próximo movimiento. Mientras tanto, nos quedamos con los números, los beneficios, y un sinfín de interrogantes, con la esperanza de que todo este lío termine bien… O al menos, nos dé algo sobre lo que hablar.


¿Has tenido alguna experiencia similar con el mundo financiero? ¡Cuéntame en los comentarios cómo has navegado por las traicioneras aguas de tus propias inversiones y qué consejos has tomado en cuenta para sobrevivir!