En un mundo donde a menudo se escucha que las mujeres están luchando por su lugar, hay un sector que, aunque a menudo queda a la sombra, está viendo un cambio notable: el campo. La agricultura y la ganadería se han transformado gracias a la valentía y la determinación de mujeres que están desafiando estereotipos de género, convirtiéndose en verdaderas pioneras en sus áreas. Hoy quiero compartir contigo algunas de estas inspiradoras historias que demuestran que la perseverancia y el pensamiento innovador pueden florecer incluso en los entornos más inesperados.

Las mujeres en la España vaciada: el desafío de una población envejecida

La España vaciada se ha convertido en un tema candente en los últimos años, y no solo por el hecho de que muchas ciudades y aldeas están perdiendo población. Tras la crisis económica de 2008, muchas zonas rurales vieron como sus jóvenes se marchaban a buscar mejores oportunidades en las ciudades. ¿Qué sucede cuando estos jóvenes se van? La respuesta es clara: la población envejece y, a menudo, se hace patente un claro machismo que afecta a las mujeres del entorno rural.

Sin embargo, en medio de esta dura realidad, han surgido valientes mujeres que han decidido quedarse y hacer un cambio. Como Chelo Gámez, catedrática de economía y fundadora de Dehesa Monteros, que a los 60 años encontró su pasión en la cría de cerdos ibéricos. Chelo recuerda que al principio los hombres del campo la miraban como a “una loca”. Pero, ¿qué es lo que hacemos ante el escepticismo? ¡Luchar con más fuerza! Y así lo hizo ella, creando un imperio ibérico que promueve un modelo de alimentación innovador. ¿Quién dice que hay que conformarse con lo que hay?

Emprendimiento y sostenibilidad: el legado de las tradiciones

De la misma manera, Ana Climent, de la localidad de Granja de la Costera, se enfrentó a la falta de rentabilidad de cultivos tradicionales. Como hija del campo que siempre había consumido cacahuetes de su propia cosecha, decidió emprender un proyecto que revaloriza las tradiciones agrícolas. Bajo el nombre de Ca Climent, ha logrado revivir el cultivo del cacahuete en un contexto donde parecía que esto era cosa del pasado.

Y seamos sinceros, ¿quién no disfruta de un buen cacahuete en un almuerzo valenciano? Su determinación ha llevado a Ana a plantar la primera semilla de lo que podría ser un resurgimiento de cultivos autóctonos a menudo olvidados. Su historia es un llamado a todas las mujeres que buscan su origen en lo rural y, al mismo tiempo, son pioneras en reseñar lo que se creía perdido.

La revolución del queso: Alicia Fernández y la tradición quesera

La quesería ha sido tradicionalmente un ámbito dominado por hombres. Sin embargo, con solo 47 años, Alicia Fernández se ha convertido en una de las guardianas del queso camerano, un producto emblemático de La Rioja. Su historia comienza cuando decidió mudarse a Ortigosa de Cameros y encontró su vocación en la elaboración de queso.

Su travesía empezó sin conocimientos previos, pero con una enorme voluntad. Persiguió su pasión, aprendió de otras mujeres del pueblo y logró establecer un negocio exitoso, a pesar de que muchos aún la veían como la “foránea”. Al igual que Chelo, Alicia ha tenido que enfrentarse a la resistencia masculina. ¿No es un poco irónico que, en un mundo donde las mujeres se esfuerzan tanto, a menudo hay quienes no les dan el crédito que merecen?

El campo canario: Dulce Acevedo y la producción ecológica

En las Islas Canarias, Dulce Acevedo es conocida por su brillante trabajo con su finca La Calabacera, donde cultiva plátanos y frutas subtropicales. A menudo, los canarios se enfrentan a grandes obstáculos y prejuicios al intentar introducir prácticas agrícolas más sostenibles. Dulce fue considerada una “loca” por optar por el cultivo ecológico, pero hoy su trabajo es reconocido. Desde chefs hasta publicaciones dan fe de la calidad de sus productos.

Al igual que con las otras mujeres pioneras, la historia de Dulce es un recordatorio de que, aunque el camino esté lleno de críticas y escepticismo, la pasión y la dedicación pueden abrir muchas puertas. ¿No es genial ver cómo alguien transforma una idea en una realidad que beneficia no solo a ellos mismos, sino también al medio ambiente y la comunidad?

La voz de las nuevas generaciones

Cada una de estas historias tiene un hilo conductor: la lucha por el reconocimiento y la igualdad en un sector que tiende a ser muy masculinizado. Cada una aporta valor al entorno rural y demuestra que el patriarcado no tiene cabida cuando se trata de pasión y dedicación.

Agus Ramírez, una emprendora en el cultivo y trenzado del ajo en Las Pedroñeras, comparte cómo ha tenido que superar prejuicios tanto de hombres como de mujeres en el sector. Su historia nos habla de la necesidad de visibilizar exitosamente la labor de las mujeres en la agricultura.

Y Sara Pérez, al frente de Clos Martinet en El Priorato, rompió barreras en el mundo del vino desafiando las expectativas y liderando un cambio hacia la innovación. ¿No es un ejemplo a seguir? Con su trayectoria, demuestra que el hecho de ser mujer no solo no es un impedimento, sino que puede ser un motor de cambio.

Reflexionando sobre el futuro

Todas estas mujeres han reconfigurado la narrativa en torno a su trabajo en el campo, y sin duda marcan la pauta para futuras generaciones. La realidad de la calidad en la producción agroalimentaria está siendo reescrita por sus manos. Una mano que teje ajos, otra que ordeña cabras, y otra que siente el suelo bajo sus pies mientras cultiva con amor.

En el fondo, estas historias nos recuerdan que mientras el mundo avanza, aún queda un camino que recorrer para lograr la igualdad real en todos los sectores. A menudo nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer para ayudar a que estas voces sean escuchadas y sus historias sean conocidas? La respuesta está en el apoyo comunitario, la visibilidad y la educación.

Conclusión: un brindis por lo femenino en el campo

Así que, la próxima vez que disfrutes de un delicioso jamón ibérico, un queso camerano o un puñado de cacahuetes, recuerda que detrás de cada producto hay una historia. Un relato de resiliencia que nos muestra cómo el amor por el campo y la agricultura puede unir a las comunidades y contribuir a un futuro más sostenible.

La próxima vez que escuches a alguien desacreditar la industria rural, recuérdales que hay poder en la pasión y fuerza en la determinación. Brindemos por estas increíbles mujeres que están dando forma a una nueva narrativa en el mundo del campo. ¡A por ello!