En el convulso panorama del 2023, al hablar de Gaza, uno no puede evitar sentir un nudo en la garganta. ¿Cuántas veces hemos visto las noticias, hemos leído informes y nos hemos preguntado sobre nuestra propia humanidad? ¿Es posible que en pleno siglo XXI, estemos siendo testigos de actos que parecen sacados de un manual de la guerra medieval? Pues bien, un reciente informe de Human Rights Watch (HRW) revela una realidad devastadora que nos deja perplejos: la prácticamente total privación de agua a la población gazatí como consecuencia de la guerra que comenzó en octubre de 2023.
La guerra y su rostro más vil: la privación de agua
El informe titulado “Exterminio y actos de genocidio: Israel priva del agua a los palestinos en Gaza” es más que una simple recopilación de hechos; es un grito desesperado que, al leerlo, siento que retumba en mi conciencia. Aquí las cifras no mienten, y la gente sigue sufriendo. Desde el inicio de este conflicto, se ha cortado el suministro de agua a más de dos millones de gazatíes, un acto que no solo es devastador para la infraestructura hídrica, sino que ha desencadenado una crisis humanitaria de proporciones épicas.
Una realidad palpable de escasez
Imaginen vivir en un lugar donde el agua, un bien tan básico, se ha convertido en un lujo. Yo recuerdo una anécdota de mis viajes al Medio Oriente, cuando participé en un programa de voluntariado. En mi tiempo en el país, conocí a niños que hacían largas colas solo para llenar unos pocos litros de agua. Me comentaban que, en su hogar, no podían permitirse el lujo de abrir la canilla, porque ese acto simple podría significar tener que sobrevivir el resto de la semana con sed. ¿Qué ha cambiado desde esos días? La guerra ha llevado esta situación al extremo, y no puedo dejar de preguntarme: ¿hasta dónde estamos dispuestos a permitir que lleguen estos escenarios?
¿Un plan sistemático?
HRW señala que la destrucción sistemática del sistema sanitario en Gaza ha dificultado conocer la magnitud de la crisis real, pero lo que queda claro es que las autoridades israelíes están poniendo en práctica políticas que han llevado a miles a una muerte lenta, cruel e injusta. A partir de ahí surge una pregunta que me acecha: ¿esto es un acto de guerra o un ataque deliberado contra la humanidad?
Testimonios desgarradores
El informe de HRW menciona testimonios de trabajadores humanitarios que se enfrentan a una batalla diaria en estos terrenos desolados. Uno de ellos, cuyo nombre no reveló por razones de seguridad, mencionó que en su experiencia –algo que nunca creí que presenciaría– la situación empeora día tras día. ¿No es una locura que la respuesta humanitaria que debería tener como objetivo salvar vidas, se convierta en un ejercicio de supervivencia para aquellos que intentan ayudar?
La infraestructura: el blanco fácil
El núcleo de esta guerra parece centrarse en la infraestructura de agua, saneamiento e higiene. ¿Un ataque directo a nuestra supervivencia? HRW señala que las fuerzas israelíes han dañado gravemente o destruido las instalaciones de agua. ¿Cómo es posible que en la actualidad se bombardee la infraestructura vital? Esto se ve agravado por el hecho de que han impuesto restricciones severas a la entrada de ayuda humanitaria en Gaza. Es el equivalente a cerrar la puerta a quienes sufren.
La privación de agua como arma
Uno de los aspectos más alarmantes del informe es la revelación de que la privación de agua puede ser clasificada como un crimen de guerra que incluye el uso del hambre como una táctica. Imaginemos esto por un momento. ¿Qué pasaría si despojáramos a nuestras comunidades del acceso al agua potable? ¿No sería un acto de desesperación?
La cantidad de agua potabilizada en Gaza en agosto de 2024 representaba solo el 25% de lo que se necesitaba. ¿Cómo sobreviven las familias? Las organizaciones de ayuda han informado de numerosos casos de enfermedades, desnutrición y deshidratación. La pequeña Asma Taha, enfermera de pediatría, compartió que estaba viendo entre uno y tres bebés morir cada día en su hospital. ¿Cuántas vidas más tenemos que perder antes de actuar?
¿Dónde comienza la solución?
Es un hecho que, si el agua es un derecho humano y estas políticas de privación continúan, nos enfrentamos a una crisis que va más allá de la lucha territorial y política. Desde un enfoque más amplio, podría plantearse la pregunta de cómo la comunidad internacional puede ayudar efectivamente a Gaza. La solución a este dilema, sin duda, no reside en la negación del sufrimiento ajeno.
El papel de organizaciones internacionales
En medio de esta tragedia, las organizaciones internacionales tienen la responsabilidad de presionar a los gobiernos involucrados y actuar. La comunidad global tiene que levantarse. Las promesas diplomáticas deben materializarse en acciones.
La falta de un acceso a bases de datos sobre la privación de recursos básicos también se convierte en un factor complicador. Las organizaciones humanitarias han hecho un llamado abierto para que se implementen planes de transparencia y comunicación que puedan facilitar el acceso a información vital para las comunidades, de modo que la situación no continúe deteriorándose.
¿Qué podemos hacer?
En este punto, la pregunta que planteo es: ¿qué papel estamos dispuestos a asumir como individuos y ciudadanos globales? Aquí entra en juego la magia de la solidaridad no solo a través de buenas intenciones, sino a través de acciones significativas.
El poder de la voz
Las redes sociales han transformado la forma en que contamos nuestras historias. Es más fácil compartir y difundir información. Una simple publicación puede ser un grito de ayuda. Y, ¿qué hay de las donaciones? Hoy en día, existen múltiples plataformas que ofrecen maneras efectivas de contribuir a la causa.
Conclusión: la esperanza a través del cambio
A medida que reflejo sobre esta dura realidad, no puedo evitar sentir una mezcla de tristeza y esperanza. A pesar de la desoladora situación, la resiliencia del pueblo palestino es admirable. Al final del día, la guerra, la escasez y los sufrimientos nos afectan a todos. ¿No deberíamos, como sociedad global, abogar por un cambio? Después de todo, la historia de la humanidad llena páginas de resistencia y lucha. La pregunta que queda es: ¿seremos nosotros parte de la solución o simplemente espectadores pasivos en una historia que sigue en desarrollo?
Tengamos la certeza de que el mundo está mirando. Y, aunque a veces parezca que las voces de muchos son ignoradas, cada palabra cuenta. La historia de Gaza es la nuestra, y la esperanza reside en que pronto podamos celebrar un cambio verdadero.