La temporada ciclista de 2024 arrancó con los primeros rayos de sol abrazando el Levante español, trayendo consigo no solo la emoción de las primeras victorias, sino también un preocupante aumento en los accidentes. Con 497 incidentes reportados en las pruebas UCI, tanto masculinas como femeninas, este ha sido uno de los años más difíciles en la historia del ciclismo. En medio de todo este caos, surge una pregunta inquietante: ¿se ha vuelto el ciclismo peligrosamente rápido?
La temporada comienza con éxitos y caídas
Recuerdo mi primer amor por el ciclismo. Era un niño pequeño, viendo a los grandes hacer magia en la carretera mientras yo soñaba con ser uno de ellos. Sin embargo, la realidad de hoy es diferente y algo sombría. La velocidad en el ciclismo ha ascendido a niveles que, a menudo, hacen que mis sueños de infancia parezcan una locura.
El año pasado, en una charla amena con un amigo ciclista, él mencionó cómo cada vez que uno de sus ídolos se caía, experimentaba una combinación de horror y fascinación, como si estuviese viendo una película de terror en la que no podía apartar la vista. Pero, ¿es este un espectáculo que queremos seguir viendo?
Accidente tras accidente: la curva maldita de la Itzulia
En este contexto, la curva maldita de la Itzulia se ha convertido en un símbolo. Tras una serie de caídas en esta singular curva, muchos han comenzado a cuestionar lo que, hasta hace no tanto, era considerado parte del «juego». Cuando los propios Chris Froome y Wout Van Aert, estrellas del deporte y sobrevivientes de caídas que han cambiado sus carreras, alzan sus voces, todos escuchan. Ambos coincidieron en que es hora de poner freno a la tecnología en el ciclismo.
La discusión sobre limitar los desarrollos en los cambios ha tomado fuerza. Froome, quien sufrió un grave accidente en el Critérium du Dauphiné en 2019, argumenta que, con la velocidad creciente, también aumenta el riesgo. Si las velocidades continúan en aumento, las consecuencias de las caídas podrían ser cada vez más severas. Y tiene razón. Cuando vi el accidente de un ciclista en una competencia hace un par de años, me pregunté si realmente estamos siendo responsables al permitir estos desarrollos tecnológicos sin límites.
Tecnologías en el ciclismo: ¿amigas o enemigas?
Una mirada a la evolución técnica
Es fascinante ver cómo ha cambiado el ciclismo en solo 15 años. Recordemos que antes, los grupos de cambios solían tener alrededor de diez velocidades. Ahora es común encontrarse con bicicletas que tienen 13 velocidades y desarrollos como 54, 56, o incluso 60 en las contrarreloj. Lo bueno de esto es que la tecnología ha permitido que los ciclistas sean más rápidos y eficaces, pero ¿realmente estamos listos para asumir el costo en seguridad que ello implica?
Un ciclista famoso por haber perdido varios amigos en el camino a la gloria me contó en una de nuestras charlas post-ruta que «los asfaltos son mejores, los corredores son más habilidosos, y las gomas son superiores». Pero uno no puede evitar preguntarse si este progreso tecnológico es algo que deberíamos celebrar o algo que pone más vidas en riesgo.
Diferentes voces en el pelotón
No todos los corredores están convencidos de que es hora de detener este tren tecnológico. Jesús Hernández, director del Polti VisitMalta y uno de los escuderos más leales que tuvo Alberto Contador, argumenta que el ciclismo es un deporte en el que la evolución es necesaria. «Si todo mejora y evoluciona, es normal que se vaya más deprisa», dice. Pero cuando oigo a un ciclista decir que «las caídas forman parte» del juego, algo dentro de mí se revuelca.
¿De verdad solo tenemos que aceptar las caídas como parte del deporte? Alguien debería recordarle que no todos los deportes permiten que las lesiones sean parte del entretenimiento.
La UCI toma medidas: ¿serán efectivas?
La UCI ha comenzado a implementar nuevas normativas en un intento de mantener a los ciclistas a salvo. Han introducido cosas como las tarjetas amarillas y la expansión de la zona de protección de tres a cinco kilómetros, un cambio diseñado para reducir la tensión en los sprints finales. Algunas voces críticas sostienen que estas medidas son solo una «curita» sobre una herida mucho más grande.
Algunos ciclistas están pidiendo más que simples ajustes. Urko Berrade, corredor del Kern Pharma, ha señalado que todos cometemos errores. En su opinión, «la ambición de los corredores» es un factor que no se puede ignorar. Pero, ¿qué pasa con el hecho de que se les permite correr en condiciones que, a veces, parecen más adecuadas para una película de acción que para un deporte profesional?
Comunicación en el pelotón: el pinganillo en la mira
Un tema candente en la discusión son los pinganillos. Por un lado, se argumenta que son cruciales para la seguridad. Por otro, hay quienes creen que fomentan comportamientos irresponsables y peligrosos. Personalmente, si tuviera que elegir, me inclinaría por la seguridad. Imagínate estar descendiendo a toda velocidad y, de repente, hay un camión parado en el camino. La comunicación podría ser todo lo que se interponga entre una caída peligrosa y llegar sanos y salvos a la meta.
No obstante, algunos ciclistas ven el uso de pinganillos como dos caras de la misma moneda. Mientras algunos abogan por su uso, reconociendo que son una herramienta necesaria, otros se sienten incómodos con la falta de responsabilidad que puede generar.
El rol del respeto en el pelotón
Nunca subestimes la importancia del respeto en el pelotón. David de la Cruz hace hincapié en que la jerarquía y el ego en el pelotón son problemáticos. «Comportamientos mafiosos», como él lo llama, pueden dar la impresión de que la cortesía ha quedado en el pasado. ¿Estamos en un punto donde la competición ha arrastrado al respeto por el camino equivocado?
¿Por qué se ha vuelto tan difícil fomentar un ambiente más seguro y respetuoso? En otras palabras, ¿es la presión de ganar lo que nos está llevando al borde?
Reflexionando sobre el futuro del ciclismo
El dilema que enfrentamos no es fácil. Desde el aumento de la velocidad y la tecnología hasta la necesidad de mantener la seguridad de los ciclistas, estamos en la encrucijada de una evolución necesaria y una responsabilidad moral insoslayable.
A medida que miro hacia el futuro del ciclismo, no puedo evitar sentir una mezcla de esperanza y preocupación. ¿Vamos a permitir que la tecnología nos lleve a un ciclismo más seguro y eficiente, o vamos a seguir hacia adelante a toda velocidad, sin reflexionar sobre las consecuencias?
Si hay algo que he aprendido en mis años de seguir el ciclismo, es que la empatía y la humildad son esenciales. Necesitamos escuchar y aprender de las experiencias de los ciclistas, de sus caídas, y de sus triunfos. Solo así podremos avanzar de manera responsable y construir un futuro en el que el ciclismo siga siendo un espectáculo fascinante, pero también seguro y respetuoso para todos.
Así que la próxima vez que escuches sobre una caída en el ciclismo, recuerda que detrás de cada número hay una historia, un sueño, una vida. ¿Es eso lo que queremos? La respuesta, amigos, la tenemos todos en nuestras manos.
Al final del día, el ciclismo es una mezcla de pasión, ciencia y, sobre todo, humanidad. Si no aprendemos a equilibrar estas esferas, la caída podría ser mucho más que física. Y eso, mis amigos, sería la verdadera tragedia.