La justicia es un tema que toca las fibras más sensibles de nuestra sociedad. Y cuando hablamos de violencia vicaria, nos adentramos en un terreno aún más delicado, donde las víctimas no son siempre las que están en primera línea. Este es el caso de Juana Rivas, una madre que ha enfrentado una lucha titánica en el sistema judicial español e internacional en búsqueda de protección para ella y sus hijos. Es una historia que trasciende las fronteras y nos muestra el fallo de un sistema que aún no tiene claro cómo lidiar con la complejidad de la violencia vicaria y los malos tratos.

En este artículo, profundizaremos en el contexto del caso de Juana Rivas, la reciente decisión del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Granada y las implicaciones de este archivo en su lucha continua. Así que, ¡sigue leyendo!

¿Qué es la violencia vicaria?

Primero, pongámonos en antecedentes. La violencia vicaria es un término que se refiere a la violencia que se ejerce sobre los hijos de una pareja para hacer daño a la otra parte. En el caso de Juana Rivas, esto implica que su expareja, Francesco Arcuri, no solo la ha maltratado a ella, sino que ha utilizado a sus hijos como herramientas para someterla psicológicamente.

Esto me recuerda a una conversación que tuve con una amiga, quien también es madre y pura energía positiva. Un día me dijo: “Si alguna vez llego a tener problemas con mi expareja, lo último que quiero es que mis hijos se conviertan en piezas de ajedrez en un juego donde sólo se estarían haciendo daño”. Tenía razón. Es casi como si se tratara de un juego macabro que solo hace que todos salgan perdiendo. Pero volviendo al caso de Juana…

El contexto del caso de Juana Rivas

La historia de Juana Rivas ha sido un torbellino de eventos desafortunados desde 2017, cuando, tras negarse a entregar a sus hijos a su expareja, se convirtió en el centro de una controversia mediática y judicial. Es triste pensar que en lugar de recibir apoyo, muchos padres en situaciones similares se ven atrapados en un laberinto legal. Rivas no solo enfrentaba la presión de un sistema judicial que la obligaba a entregarle a sus hijos a Arcuri, sino también los riesgos latentes para su seguridad y bienestar emocional.

En su reciente resolución, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Granada archivó la denuncia presentada por los abogados de Rivas, alegando que los hechos denunciados eran ya materia de otros procedimientos. ¿De verdad? ¿Es eso suficiente para desechar una denuncia que, de acuerdo con los defensores de Rivas, aborda violencia vicaria de carácter internacional? Aquí es donde la empatía y la humanidad parecen perderse entre el papeleo burocrático.

El archivo de la denuncia: un golpe bajo

“¿Cómo es posible que se archive un caso donde hay niños de por medio?”, podría ser la pregunta que cualquier padre o madre, o incluso cualquier ser humano, se haría al conocer esta noticia. Al final del día, son niños quienes están sufriendo las consecuencias de decisiones que se toman detrás de un escritorio.

La defensa de Juana Rivas argumenta que esta resolución refleja una falta de aplicación real de la normativa sobre violencia vicaria en España. La inquietud es evidente. ¿Cuántos casos similares son archivados cada día sin un análisis profundo? Para aquellos de nosotros que nos preocupamos por estas cuestiones, es hora de alzar la voz.

Las repercusiones para el futuro de los hijos de Juana Rivas

Independientemente de la decisión del juzgado, el futuro del hijo menor de Rivas, Daniel, aún permanece en un limbo emocional. La situación actual deja mucho que desear. La Audiencia Provincial de Granada ahora tiene en sus manos la decisión del destino del joven. Pero aquí surge otra pregunta: ¿quién está realmente mirando por el bienestar de estos niños?

Es fácil ver que Rivas y sus hijos han sido víctimas de una cadena de decisiones que, en lugar de proteger, parecen estar diseñadas para perpetuar el sufrimiento. Los abogados de Rivas no sólo están luchando contra el sistema, sino que también intentan proteger a Daniel. En sus palabras: “Cada vez detectamos más casos donde algunos padres maltratan a sus hijos para lastimar a la expareja. Es una grave forma de violencia”. ¿Hasta cuándo seguirá este ciclo?

La lucha de Juana Rivas: un grito de justicia

Juana Rivas representa no solo un caso aislado, sino a muchas mujeres en situaciones similares que enfrentan una batalla en varios frentes: emocional, legal y, en muchos casos, financiera. Cuando miramos más allá del caso de Rivas, nos encontramos con un problema más amplio: la invisibilidad de la violencia vicaria en la legislación española.

Aún hay quienes creen que, al no haber un «herido físico», no hay violencia. Esto es completamente erróneo. Desgraciadamente, vivimos en un mundo donde los efectos de violencia emocional pueden ser tan devastadores como los de la violencia física. Esto lo sé porque, aunque parezca un cliché, mi madre siempre decía que “las cicatrices internas son las que más duelen”.

Urgencia de una reforma en la legislación sobre violencia vicaria

Los abogados de Rivas también comparten esta visión. Ellos han declarado que la justicia tiene la obligación de aplicar efectivamente la normativa sobre violencia vicaria. Lo que está en juego aquí es más que un caso; es la vida de niños y madres que necesitan desesperadamente la protección del sistema.

¿Es realmente tan difícil para las instituciones judiciales ver que cuando se ignoran estos casos, se perpetúa la violencia? La respuesta a esta pregunta debería ser ‘no’, pero una vez más, el archivo de la denuncia de Rivas revela una dura realidad que necesitamos cambiar.

Es evidente que el Pacto de Estado contra la Violencia de Género aún no ha dado frutos tangibles en muchos aspectos. Quizás necesitaríamos una nueva serie de campañas para sensibilizar sobre la gravedad de la violencia vicaria. Tal vez una llamada a la acción a los políticos, los educadores y la sociedad en general para unirse en esta causa.

Conclusiones: ¿una lucha sin fin?

En suma, el camino por recorrer para Juana Rivas y su familia sigue lleno de obstáculos, y el archivo de su denuncia es solo un capítulo en un libro difícil de leer. Su historia es un recordatorio de que, en ocasiones, los que buscan justicia son aquellos que se ven más atrapados en el sistema que nunca. Mientras tanto, Daniel espera su destino en un mundo donde la justicia debería ser sinónimo de protección.

Si hay algo que podemos aprender de todo esto, es que una “madre leona” como Juana Rivas no se rendirá fácilmente. Ella sigue luchando no solo por sus hijos, sino también por todas las mujeres que se ven atrapadas en situaciones similares. Y al final, eso es lo que verdaderamente necesita nuestro apoyo. La próxima vez que escuches sobre un caso de violencia vicaria, recuerda que no se trata solo de estadísticas, sino de vidas reales que necesitan ser defendidas y escuchadas.

Así que, ¿qué crees que podemos hacer como sociedad para evitar que casos como el de Juana Rivas se repitan? La discusión es esencial y, aunque la respuesta no sea sencilla, está claro que debemos empezar a escuchar y actuar. Porque, al final, no se trata solo de ella, se trata de todos nosotros.