Las elecciones alemanas celebradas el 23 de febrero de 2025 han sido un campo de batalla no solo de votos sino de ideas, y se sitúan como un momento decisivo en la historia contemporánea del país. Con una participación del 84%, la mayor desde la reunificación, el electorado alemán se ha manifestado claramente, desdibujando las líneas de la política tradicional y dando protagonismo a nuevas rutas de gobernanza. Así que, siéntate, toma un café (o una cerveza, por qué no) y acompáñame a desmenuzar los resultados, las coaliciones en juego y cómo estos eventos pueden afectar no solo a Alemania, sino también a Europa y al mundo.

Resultados de la elección: victorias y derrotas

La gran noticia de la jornada fue la victoria de Friedrich Merz, líder de la Unión Democristiana (CDU/CSU), quien, con un 28,6% de los votos, se prepara para asumir la cancillería. Sin embargo, esto es todo un rompecabezas de cuántas piezas encajarán en la próxima coalición, ya que necesitará aliados para formar un gobierno estable. La Alternativa para Alemania (AfD), con un sorprendente 20,4%, se consolida como la segunda fuerza política, duplicando su presencia en comparación con las elecciones de 2021. Expertos y analistas están en alerta; ¿podría esto indicar un cambio en la ideología política de Alemania?

Un giro a la derecha

El hecho de que un partido de extrema derecha, como el AfD, haya alcanzado tales cifras, plantea incógnitas profundamente inquietantes. En muchas ocasiones, esos discursos de odio y polarización que una vez se veían con recelo han encontrado ecos en las ansias de cambio de una parte importante de la población. Ya no podemos cerrar los ojos: el temor al cambio climático, la inseguridad económica, y las crisis migratorias han sido caldo de cultivo perfecto para que ideologías más radicales calen en el electorado.

Ahora, escribo esto y no puedo evitar recordar una anécdota personal: cuando viví en Berlín, uno de mis compañeros de clase era un entusiasta de la política que solía despotricar sobre las decisiones de Merkel en su momento, alegando que «la gente necesitaba un verdadero cambio» cuando, en su opinión, esta había llevado al país a un «estancamiento». En su mente, «un aire fresco» significaba vistas nuevas, y no necesariamente más conservadoras o radicales. Pero, ¿realmente este camino es lo que Alemania necesita en este momento?

¿Formar gobierno?: El rompecabezas de la coalición

El futuro de Alemania se encuentra en la habilidad de Merz para negociar y formar una coalición estable. Hasta la fecha, las conversaciones preliminares han dejado entrever ciertas tensiones y desacuerdos. Como se suele decir, para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos, pero los «huevos» en este caso son los intereses y preocupaciones de diversos partidos.

Las posibles alianzas

Merz se enfrenta a la disyuntiva de aliarse con el Partido Socialdemócrata (SPD), que ha registrado su peor resultado histórico (solo un 16,3%), o con los Verdes, que con 12,3% han visto caer sus números en comparación con pasadas elecciones. Aparentemente, el panorama no es simple: a medida que los grandes partidos intentan cerrar filas, emergen discursos contradictorios que podrían dificultar la construcción de una unión efectiva.

Por otro lado, tenemos a Alice Weidel, líder del AfD, que ha mostrado su disposición a formar parte del gobierno, una opción que todos los demás partidos han descartado. Y aquí surge la pregunta: ¿cómo se siente un alemán promedio al ver a un partido de extrema derecha tan dispuesto y tan bien posicionado? No sería raro imaginar que en muchas casas alemanas, particularmente en aquellas con raíces migrantes o con una talante más progresista, este hecho genere una ansiedad similar a la que siente una madre al intentar controlar a un niño hiperactivo en una tienda de dulces.

¿Qué se viene para Alemania?

Después de las elecciones, la gran incógnita que pesa sobre Europa es cómo se traducirán estas decisiones en sus políticas. Con Merz introduciendo un «giro» en la política migratoria de Alemania, y vislumbrando un endurecimiento en las leyes, muchos se preguntan si esto proporcionará la estabilidad deseada o si, peor aún, encenderá una llama de conflicto en la sociedad. El hecho de que algunos italianos también hayan abrazado a líderes de tendencias similares podría inspirar a algunos políticos europeos a creer que este es un modelo de éxito. Pero, ¿realmente se puede sostener una plataforma política que divida a la sociedad en lugar de unirla?

Implicaciones para Europa

Dada la situación, otros gobiernos europeos están observando atentamente. Si estas elecciones en Alemania marcan el camino, podríamos estar viendo un reconfiguración del panorama político en el continente. La capacidad de Alemania para influenciar la política europea es notable: después de todo, no se puede olvidar que la economía alemana es el motor de la Eurozona. Entonces, si los afueras de Berlín podrían comenzar a ver un empuje hacia políticas más extremas, el eco podría resonar en otras democracias europeas, donde las fuerzas populistas están esperando su momento para brillar.

Mirando hacia el futuro

A medida que los días avanzan, será interesante observar cómo se desarrollan las conversaciones para formar un gobierno. Los líderes de Los Verdes, encabezados por Robert Habeck, han expresado su disposición para asumir responsabilidades, y el dilema de si se unirán a Merz o no seguirá en el aire. Habrá que ver si sus intentos de establecer una postura ambiental progresista se ven truncados por las demandas de un electorado más conservador.

Además, la actitud de los partidos más pequeños, como la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) y FDP (que aún no han alcanzado el umbral del 5%), será crucial en el diseño de la sostención del nuevo gobierno. ¡Y para agregar un poco de picante a la mezcla! Queda la emoción de que el tiempo lo dirá: quizás veamos más elecciones anticipadas si las negociaciones no rinden frutos. No es lo que todos desean para un país con un historial de estabilidad, pero en la política nada es seguro.

Conclusión: ¿una nueva era en Alemania?

Las elecciones de 2025 en Alemania han traído consigo no solo un cambio en el liderazgo, sino una redefinición de la política y la demografía alemana. A medida que se cierran las puertas con los candidatos, se abren nuevas posibilidades, y con ellas la incertidumbre. Entonces, mientras Friedrich Merz se prepara para emprender un viaje difícil hacia la conformación de su gabinete, resulta interesante observar cómo los ciudadanos alemanes, las fuerzas de la oposición y, en última instancia, Europa estarán jugando en este nuevo tablero de ajedrez político.

La historia nunca se detiene, y quien sabe, en este continuo vaivén, quizás haya algo que aprender. Cualquiera que sea la dirección que tome Alemania, su influencia en el escenario global seguirá siendo fundamental. ¿Acaso volveremos a ver un ascenso hacia el moderantismo, o el extremismo seguirá ganando terreno? El tiempo, como siempre, lo dirá.