Si hay algo que la pandemia nos enseñó es que la vida puede cambiar de un instante a otro. Y en esos giros inesperados, a veces encontramos nuestro verdadero propósito. Este es el caso de Elena Beltrán, una joven de 30 años de Pamplona, que ha transformado su vida de una carrera convencional en el campo de la comunicación a una prometedora trayectoria en la comedia. Pero, ¿cómo llegó esta introvertida a ser monologuista en un exitoso programa de televisión como La Revuelta? Acompáñame en este recorrido lleno de anécdotas, reflexiones y, por qué no, un poco de humor.

El inicio de un cambio radical

Recuerdo cuando comencé a investigar más sobre personas que vivieron transformaciones radiales en sus carreras. Elena, por su parte, estaba atrapada en el teletrabajo y la monotonía. ¿Te suena familiar? Esa sensación de estar acurrucado en casa, mirando la pantalla de la computadora, mientras el alma grita por salir y explorar nuevas oportunidades. Durante la pandemia, y en un arrebato de valentía (o desesperación, como suele pasar), decidió apuntarse a un curso de comedia.

Imagínate estar en un bar de Madrid, con las luces tenues y ese nerviosismo burbujeante en el estómago. Despertar en la noche anterior con un ritual posiblemente inusual: un Lexatin con vino blanco. Así era como Elena se preparaba para sus primeras actuaciones. La combinación de ansiedad y nerviosismo es algo que muchos enfrentan en diferentes áreas de la vida. Sin embargo, también está la chispa de emoción y amor hacia lo que haces, un equilibrio delicado pero hermoso.

¿Por qué hacer comedia?

”Cada vez lo llevo mejor”, dice Elena, con una sonrisa que refleja una mezcla de orgullo y alivio. La comedia no es solo sobre hacer reír; es una forma de explorar y expresar lo que llevamos dentro. Tal vez la mejor parte de este viaje es que, a pesar del miedo y la inseguridad inicial, ha encontrado su voz. ¿Quién no ha anhelado, en algún momento, liberarse de las expectativas y dejar fluir el humor que llevamos dentro?

Quizá, la respuesta sea más que un simple deseo; podría ser una necesidad. En un mundo que a menudo se siente abrumador, la comedia se convierte en una herramienta para lidiar con la realidad. Elena lo sabe y, a través de sus monólogos, ha aprendido a transformar las experiencias cotidianas en risas.

Superando barreras: ser mujer en la comedia

Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. “Se les exige más a las mujeres”, reconoce Elena, mientras reflexiona sobre las expectativas que enfrentan las mujeres en la comedia. En la industria del entretenimiento, la cuestión de la representación femenina es uno de los temas más debatidos. ¿Por qué es más difícil para las mujeres hacerse un nombre en un campo dominado por hombres? La respuesta no es sencilla.

La comediante menciona que, además de la presión externa, a menudo las mujeres nos imponemos normas propias que pueden ser más estrictas. La mayoría de las veces, esto significa que cualquier resbalón se percibe como un reflejo del talento de todas nosotras. ¿No es agotador sentir que, si fallas, no solo fracasas tú, sino a toda una categoría de personas?

Como anécdota personal, recuerdo cuando subí al escenario por primera vez en un evento local. ¡Fue un desastre! Olvidé mis líneas y me quedé en blanco. En lugar de reírme de mi propia torpeza, sentí esa presión interna de querer demostrar que no era solo “la chica que flaqueaba”. Pero aquí está el truco: a veces, los fracasos son los que más enseñan. Y aunque no lo creas, el mismo público que nos observa puede ser nuestro mejor apoyo… si tenemos el valor de reírnos de nosotros mismos.

La búsqueda de un espacio

Elena menciona que, en su equipo de guionistas de La Revuelta, hay tres mujeres cuyas voces resuenan. Este esfuerzo por aumentar la presencia femenina en los medios es un paso en la dirección correcta. Aunque se podría argumentar que aún queda mucho camino por recorrer, la labor de artistas como Elena está apenas comenzando.

La risa no tiene género, y eso es algo que muchas veces olvidamos. La comedia, como cualquier otra forma de arte, debería ser un espacio donde la diversidad se celebre y enriquezca el escenario.

Trabajando con David Broncano

En esta aventura, hay una figura destacada que ha influido en el crecimiento de Elena: David Broncano. Su nombre resuena en todas partes en la esfera del entretenimiento en España, y no es para menos. Más allá de ser un excelente presentador, ha demostrado confiabilidad y un respeto genuino por su equipo.

“¿Broncano es un mejor jefe o presentador?” Esta pregunta flotó en el aire durante la conversación. La respuesta es: no tiene que ser uno u otro. En ocasiones, las mejores experiencias de trabajo provienen de un liderazgo que no solo dirige, sino que también confía. Y eso parece ser una de las cualidades que más valora Elena.

El respeto que confiere Broncano se traduce en un ambiente de trabajo colaborativo. Es curioso pensar que, a veces, la clave para un buen show se encuentra más en la confianza y el apoyo que en el talento individual. Y hablando de talento, ¿quién no ha tenido un jefe que, en lugar de inspirar, genera más confusión que claridad? ¡Menudo alivio debe ser trabajar en un entorno positivo!

La imagen personal: un impulso para la confianza

“Ponerme muy guapa antes de un monólogo me da mucha paz”, confiesa Elena mientras se prepara para subir al escenario. Curiosamente, muchas veces nos subestimamos al pensar que nuestra apariencia no debería ser un factor en nuestro desempeño. Pero seamos honestos: sentirnos bien con nosotros mismos puede marcar la diferencia en una actuación.

Si me permites compartir una anécdota, una vez decidí usar unos zapatos increíblemente incómodos para una presentación. Acabé más preocupada por la incomodidad física que por mi actuación. Desde entonces, aprendí a valorar el sentido de vestirme no solo para impresionar, sino para sentirme cómoda y poderosa. ¿No es curioso cómo unas pocas prendas pueden influir en nuestra confianza?

Consejos estilísticos de una comediante emergente

Elena, que ahora cultiva su carrera en la comedia, entiende que la confianza es un juego de imagen y actitud. Generalmente, la preparación psicológica a menudo se traduce en una especie de ritual personal. Para aquellos que aún no lo han probado, te aconsejaría experimentar con tu vestuario y ver cómo influye en tu desempeño. Tal vez, puedes comenzar la próxima vez que vayas a dar un discurso o subir al escenario para un monólogo.

La vida es demasiado corta para que estemos atados a un armario que no refleja nuestra esencia. ¡Deja que tu ropa sea una extensión de ti!

Reflexiones finales: abrazar la vulnerabilidad

El viaje de Elena Beltrán es un hermoso recordatorio de que a veces, las oportunidades más inesperadas pueden surgir de momentos de incomodidad. La forma en que lidia con la ansiedad, el lugar que ocupa como mujer en un entorno exigente, y su capacidad para encontrar consuelo en la imagen que proyecta, son lecciones valiosas para todos.

A veces, las expectativas sociales nos crean un peso adicional. A pesar de que a menudo nos sentimos presionados a actuar de ciertas maneras, es esencial que aprendamos a abrazar nuestra propia vulnerabilidad. Quizá, el verdadero poder resida en nuestras imperfecciones y en los momentos en que decidimos ser auténticos.

Así que la próxima vez que te sientas abrumado o inseguro en un escenario o en la vida en general, recuerda el nombre de Elena Beltrán. Tal vez, su viaje te inspire a saltar a tu propia comedia o, al menos, a reírte de ti mismo/a. Al final del día, se trata de encontrar la belleza en la risa y aceptar que somos todos un poco “pringados” en esta locura llamada vida.

Si esta historia resonó contigo, ¿qué parte de tu vida te gustaría transformar? Recuerda, después de todo, si Elena pudo hacerlo, ¡tú también puedes!