La gestión de crisis es un tema que, aunque no suele estar en la conversación cotidiana, se convierte en la comidilla a la hora del té tras un desastre natural. En octubre de 2022, la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que azotó la Comunitat Valenciana logró lo que no hacen ni los mejores programas de televisión: mantener a la población en ascuas, cuestionando protocolos, autoridades, y hasta cómo varios políticos parecen especialistas en danza del escándalo. Pero, ¿hasta qué punto estos protocolos de emergencia son realmente «meridianamente claros»? Hoy, te invitamos a un recorrido por este laberinto político y natural donde las decisiones (o la falta de ellas) pueden tener consecuencias dolorosas.
Los antecedentes: La DANA y su estela de controversias
Primero, un poco de contexto. La DANA se presentó como un sistema meteorológico de usanza antiquísima (¿por qué nadie le habló del cambio climático?) que trajo consigo lluvias torrenciales y desbordó ríos como si fueran simples charcos. Carlos Mazón, el entonces líder de la oposición y actual presidente de la Generalitat, afirmó en 2022 que los protocolos de emergencia estaban claros y listos para ser usados. Pero, tras el caos, esas palabras han volado como hojas secas arrastradas por el viento.
Las contradicciones en la respuesta política
Una anécdota que me viene a la mente: cuando era niño, mi madre siempre decía que «más vale prevenir que curar». Pero, al parecer, esos consejos de la infancia pueden pasar desapercibidos para algunos políticos… Carlos Mazón cuestionó la gestión del presidente socialista, Ximo Puig, argumentando la falta de respuesta ante situaciones críticas. ¿Es posible que no se hayan dado cuenta de que el tiempo no se detiene y las emergencias no esperan?
Cuando el PP lanzó duras críticas hacia el gobierno por el envío tardío de alertas a móviles de las áreas afectadas, es difícil no preguntarse: ¿cuántas veces hemos escuchado esto en la política? Si algo hemos aprendido al ver partidos en acción, es que las acusaciones vuelan más rápido que las sirenas de una ambulancia.
La tragedia del tren atrapado en Bejís
Pasemos a un incidente que jamás olvidaré, aunque desearía poder borrarlo de la memoria colectiva: la historia del tren atrapado entre llamas en el incendio de Bejís. El 16 de agosto de 2022, un tren que, con la confianza ciega de la rutina, salió de la Estació del Nord de València, se vio cara a cara con un fuego que se comportaba más como un dragón enfadado que como un fuego de campamento. Atrapado a las 17:54 horas entre las llamas, el tren estuvo a un paso de convertirse en una tragedia mayor.
La maquinista, con una heroica actuación digna de película, logró dar marcha atrás y salvar a los pasajeros. ¿Pero por qué el tren salió en primer lugar? Al igual que cuando me encuentro en una sala llena de gente y no sé a quién saludar, parece que alguien no tomó la iniciativa de asegurarse que el camino estaba libre.
La responsabilidad de los protocolos
Después del desastre, Mazón volvió a la carga, pues ¿qué es la política sino un juego de «la culpa es tuya»? La disputa sobre quién tiene la culpa de lo sucedido se agudizó. Mazón mencionó en una rueda de prensa que la responsabilidad de haber evitado que ese tren saliera de València recaía en la Generalitat, lo cual abre un debate fundamental sobre el papel que juegan los protocolos en emergencias.
Pero para los que gustamos de jugar a abogado del diablo, podríamos preguntarnos: ¿realmente hay protocolos perfectos? ¿Es la clave de una gestión de emergencias efectiva tener reglas estrictas, o la flexibilidad es lo que salva vidas en estos casos?
Taller de emergencias: ¿qué podemos aprender?
Parece que la gestión de emergencias podría ser el tema perfecto para un taller comunitario. Imagina esto: diferentes organizaciones, desde los bomberos hasta las autoridades locales, se sientan en un círculo y comparten anécdotas sobre los errores que cometieron y lo que aprendieron de ellos. Mientras tanto, en la esquina, un joven con suútil humor lanza alguno de esos comentarios ingeniosos que podrían aliviar la tensión del momento.
Implementación de tecnologías modernas
¿Y si les dijéramos que en lugar de dar gritos cuando hay una emergencia, podríamos utilizar aplicaciones que envíen alertas en tiempo real? Esta idea no es tan lejana; de hecho, ya se está implementando en algunos lugares del mundo. Quizás no lo resolvería todo, pero podría ser un paso en la dirección correcta. Además, podríamos tener acceso a información en tiempo real sobre lo que está sucediendo en nuestras cercanías.
¿Qué piensas? ¿Estás dispuesto a confiar en una app justo cuando un incendio está arrasando las colinas cercanas?
Reflexiones finales: Hacia una gestión más efectiva
Es el momento de preguntarnos: ¿cómo podemos mejorar nuestra respuesta a emergencias? La situación en la Comunitat Valenciana es un recordatorio de que el juego de dedos acusadores puede hacer que los problemas se tripliquen. En vez de un maratón de culpas, necesitamos trabajar juntos para poner en marcha iniciativas que hagan más seguras nuestras comunidades.
Este es un llamado a la empatía. Cuando vemos a los que están en el poder, debemos recordar que son seres humanos que toman decisiones en el calor del momento. Pero también tenemos derecho a exigir que esas decisiones sean lo más informadas posibles.
La honestidad en la política es un lujo que muchos no pueden permitirse, y es necesario un cambio en la narrativa. Como ciudadanos, estamos en un viaje complicado y lleno de altibajos. Nos vemos obligados a preguntar: ¿estamos haciendo lo suficiente para garantizar que nuestros líderes escuchen y aprendan de los errores del pasado? La respuesta podría determinar la línea entre la vida y la muerte en situaciones futuras.
Así que, mientras esperemos que el mundo cambie para mejor, armémonos de conocimiento y preparemos nuestras comunidades para los desafíos que puedan venir. Al fin y al cabo, la gestión de emergencias no es solo un asunto de protocolos; es un asunto humano. ¿No te parece?