El 7 de octubre de 2023 es una fecha que ha marcado un antes y un después no solo para Israel, sino para el mundo entero. La matanza perpetrada por Hamás dejó 1.200 muertos y 251 secuestrados, convirtiéndose en uno de los episodios más oscuros y devastadores en la historia reciente de Oriente Medio. Desde entonces, la escalada de violencia ha sido tal que a menudo me encuentro preguntándome: ¿dónde nos lleva todo esto? La situación actual se complica aún más a medida que Israel intensifica sus ataques contra el Líbano y la Franja de Gaza. Pero, ¿cuáles son realmente las ramificaciones de estos ataques? Vamos a profundizar en esta situación con un enfoque conversacional, lleno de reflexión y, por qué no, un poco de humor para aligerar el peso de la discusión.

Una mirada a la ofensiva israelí

Como un recordatorio escalofriante, el mundo ha sido testigo de cómo las fuerzas israelíes han lanzado una serie de ofensivas en el Líbano y Gaza. En la madrugada del pasado domingo, Beirut fue golpeada por lo que se describió como una de las olas de bombardeos más violentas desde el inicio de la invasión israelí. Este grupo de ataques parece haber sido justificado por Israel como una medida necesaria para destruir “almacenes con armas y escuadrones antitanque” de Hezbolá, esa unidad de élite que muchos consideran como una sombra que se cierne sobre la frontera israelí.

En una anécdota personal, hace unos meses, estaba en un café libanés en Ciudad de México, rodeado de amigos. Mientras saboreábamos unos deliciosos mezze, uno de ellos, un entusiasta de la política internacional, dijo: «Si no hay paz en Oriente Medio, ¿cómo puede haber paz en el resto del mundo?» Y creo que tenía razón. La interconexión de estas situaciones es evidente y nos afecta a todos.

Gaza: ¿la nueva zona de guerra?

Y si hablamos de Gaza, el panorama se torna igualmente inquietante. El Ejército israelí ha ordenado evacuaciones forzosas en el norte de la Franja, donde se estima que unos 200.000 palestinos aún residen. Me pregunto: ¿qué debe sentir una madre palestina que se ve obligada a dejar su casa, la misma casa en la que sus hijos han crecido? Y sin embargo, en el terreno, el caos se intensifica.

Como si eso no fuera suficiente, las fuerzas israelíes realizaron bombardeos en áreas como la escuela Imam al-Shafii, que resultaron en múltiples heridos y fallecidos. Cada número es una historia; cada historia, una tragedia. A veces siento que se nos desensibiliza ante tales cifras, pero debemos recordar que cada número representa a una persona: un padre, una madre, un niño.

El papel de los líderes: Netanyahu y Macron en el escenario mundial

Mientras el fuego cruza las fronteras, los líderes mundiales parecen tener diferentes opiniones sobre cómo abordar el conflicto. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha hecho un recorrido por la frontera, donde dirigió palabras emotivas a sus soldados: «Sois la generación de la victoria». Si tan solo los problemas del mundo pudieran solucionarse con un toque de motivación y un buen discurso, ¿verdad?

La reciente interacción entre Netanyahu y el presidente francés, Emmanuel Macron, también ha dejado mucho que desear. Macron sugirió detener el suministro de armas a Israel, lo que provocó una indignación instantánea por parte del gobierno israelí. Pero aquí viene la pregunta del millón: ¿Hasta qué punto es responsable Francia al armar a una nación en medio de un conflicto? ¿O, por el contrario, debería Israel hacer lo que sea necesario para protegerse, incluso a costa de la vida de inocentes?

La difícil balanza del poder

Es tan fácil ver a los líderes políticos como héroes o villanos, ¿no es cierto? Pero, ¿qué pasa con los civiles atrapados en medio de esta balanza de poder? Las recientes manifestaciones en todo el mundo enumeran lo que todos ya sabemos: el «genocidio» en Gaza sigue, y la paz parece estar más lejos que nunca. En la capital española, miles de personas se manifestaron, clamando por el fin de la violencia, y yo no puedo evitar sentir un destello de esperanza ante tal unidad.

Sin embargo, la respuesta de Israel ha sido clara: el país se siente tenso ante la percepción de que el odio hacia su existencia está creciendo, especialmente en lugares donde debería haber paz y respeto por la vida humana. Esto nos lleva a otro tema: la compleja red de relaciones internacionales que se entrelazan en este conflicto.

El eco del apoyo internacional: tensiones crecientes

Hablando de relaciones internacionales, es aquí donde la situación se vuelve aún más intrincada. A medida que Israel se enfrenta a críticas crecientes, tanto a nivel internacional como local, su voz se endurece. “¡Estamos indignados!”, declaró el Ministro de Asuntos Exteriores israelí, quien calificó a España como «el paraíso para la incitación a la destrucción de Israel». Pero, ¿en serio? Es algo que cualquiera podría haber dicho.

Por supuesto, podemos ver el lado de Israel, quien está cansado de ser el mal amado en esta narrativa. La pregunta es: ¿se puede justificar el uso desmedido de la fuerza en la búsqueda de seguridad? A menudo siento que hay una especie de juego de «quien es el más malo», donde los ganadores son solo los que sobreviven al final.

En medio de la tormenta: ¿dónde están los medios?

Una de las noticias más tristes fue la muerte de Hassan Hamad, un periodista que perdió la vida debido a un ataque aéreo en Gaza. Esto eleva la cifra de informadores muertos en lo que va del año a 175. Un número que, volvemos a recordar, es una colección de sueños y aspiraciones truncadas. En nuestra búsqueda de la verdad, no debemos olvidar la responsabilidad que conlleva contar estas historias.

Una de mis mejores amigas, periodista y reportera de guerra, me contó una vez sobre su experiencia en un conflicto. «Es un trabajo en el que lo que ves a veces te consume, pero es nuestro deber documentar lo que ocurre», me dijo. Y pienso en las voces silenciosas de los que nunca tendrán la oportunidad de contar su propia historia.

Reflexiones finales: ¿qué nos espera en el horizonte?

Con todo esto en mente, ¿qué podemos esperar para el futuro? La única certeza es la incertidumbre. Mientras las acciones de las naciones se entrelazan y los líderes continúan lanzando discursos grandilocuentes, las vidas de ciudadanos comunes están en juego. ¿Qué pasará cuando el ruido de las balas se apague? ¿Habrá un camino hacia la paz o, lamentablemente, solo caeremos en la trampa del ciclo de violencia?

La comunidad internacional podría hacer más por abordar las raíces del conflicto en lugar de solo ofrecer alivio temporal. Y nosotros, como ciudadanos del mundo, debemos exigir cambios, cuestionar narrativas y, sobre todo, recordar que detrás de cada número hay una vida, una historia que merece ser contada.

Así que, mientras estamos aquí, sentados en nuestras cómodas sillas, con nuestras tazas de café en mano, ¡recordemos también levantar la voz por aquellos que no pueden! ¿No es hora de cambiar la narrativa y convertirnos en arquitectos de un futuro más pacífico? La ruptura que se siente en el aire no solo se siente en Gaza o Líbano, sino en todos nosotros.