La COP29 se ha convertido en el epicentro de la conversación global sobre el cambio climático en su segunda jornada, y déjenme decirles, quisiera que los líderes mundiales, al menos por un segundo, sintieran la misma urgencia que siento cada vez que veo mi factura de electricidad. ¿Se imaginan? Un grupo de líderes que, más que hacer promesas vacías, decidan hacer algo tangible que transforme nuestra realidad climática. Pero volvamos a Bakú, donde, entre discursos emotivos y advertencias sobre el tictac del reloj, se están forjando las decisiones que influirán en la vida de millones.
Un recordatorio urgente: los líderes mundiales han despertado tarde
El secretario general de la ONU, António Guterres, dejó claro desde el principio que estamos en una «cuenta atrás final». No sé ustedes, pero cada vez que alguien dice eso, me imagino una gran cuenta regresiva en la pantalla, como en una película de acción. La única diferencia es que en esta película, si no actuamos, la trama no incluirá héroes, sino más bien un futuro desolador. Guterres recordó que 2024 va por camino de ser el año más caluroso jamás registrado. ¿Acaso porque las celebridades están utilizando más a menudo sus aviones privados? Bueno, quizás un poco.
La soledad del cambio climático: un problema global que nos afecta a todos
El mensaje de Guterres fue, a la vez, desgarrador y esperanzador. Habló sobre la crisis del cambio climático y cómo afecta a los más vulnerables. Las inundaciones, los cultivos arruinados, el colapso de las comunidades… parece una película de terror, pero es nuestra nueva realidad. Recuerdo una vez que visité un pueblo pequeño que había sido arrasado por una tormenta. Los residentes, debo decir, son verdaderos guerreros, pero las miradas de desesperanza en sus rostros aún me persiguen. Es un recordatorio real de que, mientras nosotros discutimos en conferencias, hay muchas personas que están sufriendo.
Además, el tema de las desigualdades globales fue un punto candente. Guterres resaltó que los «ricos crean el problema y los pobres pagan un precio mayor». A veces me pregunto si los que tienen el poder tienen alguna idea del impacto que sus decisiones tienen en la vida cotidiana de millones. Pero bueno, ahí está la esperanza: la COP29 podría ser el lugar donde todo esto cambie.
La famosa frase de Guterres: “Las emisiones tienen que desplomarse”
Su discurso incluyó estadísticas inquietantes. Oxfam Intermón reveló que «los mil millonarios más ricos emiten en una hora y media más CO₂ que una persona media en toda su vida». ¡Ups! Eso me hace sentir mal por haber dejado el aire acondicionado encendido más de lo necesario la semana pasada. Pero en serio, este tipo de datos hace que uno se detenga y reflexione. Si queremos verdaderamente cambiar las cosas, necesitamos que aquellos que más contribuyen a la crisis climática también sean los que más se comprometan a solucionarlo.
La búsqueda de un “acuerdo desde ya”
Pese a las sombrías advertencias de Guterres, también nos dejó un atisbo de esperanza. La COP28 ya había hecho progresos hacia la promesa de alejarse de los combustibles fósiles y adoptar sistemas de energía neta cero. Y ahí está la pregunta: ¿por qué no hemos visto más acción desde entonces? En mi barrio, los proyectos de energía renovable llevan años en espera. A veces pienso que mi proveedor de energía realmente está compitiendo con un gato perezoso. En algún lugar de mi mente, me imagino a un gato en un sofá, despreocupado, mientras el tiempo corre. Quizá un poco de emoción de acción real podría acelerar las cosas.
Un llamado a la justicia climática
La justicia climática fue otro tema recurrente en las palabras de Guterres. La transición hacia una energía más sostenible debe ser justa para todos. Habló sobre cómo el G20 debe liderar esta lucha. Y es cierto: si los países más contaminantes no toman la iniciativa, ¿quién lo hará? ¡Definitivamente no se puede dejar en manos de las organizaciones de caridad! Recuerdo el maratón que organizamos para recaudar fondos para plantar árboles en mi ciudad. Fue un esfuerzo titánico, pero al final, todos corrimos para conseguir algo, aunque más que todo fue por la pizza. A veces creo que una buena motivación podría lograr mucho más que toda la teoría del mundo.
No más manos vacías
Cuando Guterres terminó su discurso exigiendo que los negociadores no regresaran de Bakú “con las manos vacías”, se sintió como un llamado a la acción. En nuestra vida diaria, cada uno de nosotros puede sentir esa presión de lograr algo, y sería grandioso que los líderes sintieran exactamente lo mismo. Imaginen, tal vez alguna vez, ver a los líderes de las grandes potencias sentados en círculos, discutiendo ideas mientras ellos mismos cosechan vegetales en un huerto comunitario. Es un buen principio, ¿no? ¡Menos palabras, más hechos!
Un pequeño rayo de esperanza: la comunidad global
La comunidad global sigue observando. Y no solo las grandes potencias. Recientemente, vimos un resurgir del activismo juvenil en el ámbito climático, con jóvenes de todo el mundo exigiendo cambios. Ellos no están aquí para escuchar largas sesiones de conferencias, sino que quieren ver acciones reales y rápidas. Esta nueva generación sabe que el tiempo corre y están pidiendo respuestas. ¡Bravo por ellos! Recuerdo cuando mi hermana pequeña se unió a una marcha climática y no paró de recordarles a mis padres cómo sus decisiones influían en el planeta. A veces, mirada inocente de un niño puede impartir más verdad que muchos informes científicos.
Un futuro incierto, pero lleno de oportunidades
Por último, quiero dejar una reflexión sobre la incertidumbre que rodea nuestras decisiones climáticas. La verdad es que, aunque el clima se vuelve incierto, el futuro sigue lleno de oportunidades. Deberíamos tener un enfoque optimista basado en acciones concretas y un compromiso real. La COP29 no es solo una serie de reuniones, es una oportunidad para dar dirección al futuro, tanto para las generaciones actuales como para las futuras. Si todos colaboramos, quizás para la próxima COP podamos presentar un planeta que no necesite tantas advertencias trágicas.
Así que, mientras los líderes discuten en Bakú, yo aquí sigo esperando que sus acciones no solo se queden en palabras. ¿Y tú, qué harás hoy para que nuestro mundo sea un lugar mejor? Recuerda, como siempre dicen, ¡el cambio empieza contigo! Tan fácil como esa primera taza de café en la mañana, pero mucho más significativo.
Reflexión final
Como bien dijo Guterres, «no hay tiempo que perder». La COP29 representa una vital oportunidad para cimentar un nuevo camino en nuestra lucha contra el cambio climático. En vez de perder tiempo, podemos tomar esto como nuestra llamada de acción, nuestra oportunidad para hacer que nuestros líderes efectúen cambios reales. Ojalá el próximo año nos reúnan no solo para evaluar qué se ha hecho, sino para celebrar lo que se ha logrado. ¡Hasta entonces, mantengamos la esperanza y sigamos luchando!