¡Hola, fanáticos de las comedias románticas! Hoy quiero hablaros de un tema que seguramente nos toca a muchos: esos amores platónicos que a veces parecen desafiar toda lógica. ¿Alguna vez has sentido que, con cada nuevo crush, tu vida se convierte en una película? Si es así, definitivamente no estás solo. Para ilustrar este sentimiento, no puedo evitar pensar en la protagonista de nuestra serie del día, Kitty de Besos, Kitty. Pero antes de adentrarnos en la historia, quiero sacar a relucir un pequeño secreto… ¿Te acuerdas de esa vez que escribiste una carta a tu amor secreto y la guardaste bajo la almohada? Yo sí, y tómate mi palabra, esa es, supongo, una historia para otro día.

El trasfondo de Besos, Kitty

Para aquellos que viven bajo una roca (o quizás no tienen Netflix, lo cual, sinceramente, es un misterio), Besos, Kitty es un spin-off de la aclamada trilogía de películas A todos los chicos de los que me enamoré, basada en los libros de Jenny Han. El fenómeno comenzó con A todos los chicos de los que me enamoré, donde la dulzura de Lara Jean (interpretada por Lana Condor) conquista a todos. Pero hablemos de Kitty, la hermana pequeña que tiene un papel más importante en esta serie.

La historia sigue a Kitty, quien se muda a Seúl para estudiar en el KISS (Korea International School Seoul), un lugar que lleva consigo un aire de nostalgia al ser el mismo que su madre asistió. Aquí, la joven comienza a explorar sus propias emociones y, cómo no, los enredos amorosos que desencadenan risas y lágrimas. A veces me pregunto, ¿hay una escuela en el mundo donde no se desarrollen dramas de adolescentes? Tal vez se trate de una conspiración entre los guionistas.

Una protagonista que evoluciona

Lo que me encanta de Kitty es su evolución personal. Claro, todos podemos relacionarnos con los traumas de la adolescencia, los enamoramientos desaforados y el dilema constante de «¿a quién elegir?». Las primeras escenas de la serie no solo muestran su lucha por adaptarse a una nueva cultura, sino que también se sienten increíblemente auténticas. ¿Alguna vez te has mudado a un lugar nuevo? La intervención a la fuerza de la vida adulta puede ser como una taza de café mal preparado: fuerte y difícil de tragar.

En la primera temporada, Kitty enfrenta sus propios conflictos, desde lidiar con un corazón roto hasta entender la complejidad de los nuevos amores. Es como si todo se juntara en un cóctel emocional del que no puedes dejar de beber, aunque preferirías un algo más ligero. ¿Alguna vez te has encontrado en una situación emocionalmente absorbente y te has preguntado qué haces ahí? Pues eso es exactamente lo que experimenta Kitty.

Un regreso inesperado: de Peter a Kitty

El regreso de Peter Kavinsky (no puedo evitar sonreír al decir su nombre, ¡gracias Noah Centineo!) pone a Kitty en una montaña rusa emocional. La historia nos hace reír y llorar a la vez, y es que, seamos sinceros, ver a tu ex, o en este caso a la ex de tu hermana, puede ser un ejercicio de emociones contradictorias. En algunos momentos, no puedes evitar sentir que estás viendo un episodio de tu propia vida. Esos reencuentros inesperados, ¿no son un poco como un episodio de Friends donde todos tienen que volver a hablar después de aquel malentendido?

La serie, aunque presenta un lado ligero y cómico, también toca temas importantes como la identidad y la aceptación del amor en sus diversas formas. Los altibajos de la relación entre Kitty y Peter reflejan las inseguridades que todos enfrentamos en la adolescencia, y es un recordatorio poderoso de que el amor no siempre es fácil ni lineal. La pregunta es: ¿es el amor verdadero, o simplemente un paso en un camino más grande? Ah, el dilema de toda la humanidad.

La serie y su impacto

La primera temporada de Besos, Kitty levantó la bandera del éxito en Netflix y la segunda temporada ha llegado con el doble de emociones. Lo que es fascinante es cómo esta serie ha resonado con los jóvenes de hoy, ofreciendo un espacio donde la diversidad y la exploración del amor en múltiples formas se tratan con honestidad. En un mundo donde el amor parece complicado y a menudo doloroso, este tipo de narrativas son un soplo de aire fresco que nos hace cuestionar nuestras propias experiencias románticas.

Por un lado, Kitty es un personaje que está en proceso de descubrir quién es. Puedes sentir su angustia cuando en el camino se encuentra con la posibilidad de enamorarse de Yuri, lo que aporta un elemento fresco y necesario a la serie. En una conversación reciente con un amigo sobre la serie, le comenté cuánto me gustaba ver representaciones más variadas del amor. Estaba claro que esto resonaba también en él. Después de todo, toda historia de amor tiene algo que enseñar. ¿Acaso no hemos aprendido más sobre nosotros mismos a través de nuestros errores amorosos?

La carga emocional de los personajes

Si analizamos a los demás personajes de la serie, vemos que, aunque son secundarias, tienen momentos de gran profundidad. Al igual que Kitty, ellos enfrentan sus propias luchas personales y profesionales. Dae y Min Ho también tienen sus propios arcos narrativos donde sienten que están buscando su lugar en el mundo. Es como esa época de nuestra juventud donde te preguntas “¿qué demonios estoy haciendo con mi vida?”. De ser un adolescente confundido a un adulto indeciso, todos pasamos por eso.

Al final, lo que hace a Besos, Kitty tan especial es que no es solo sobre un romance juvenil, sino que también explora el crecimiento personal y la autodisciplina que tanto necesitamos a medida que navegamos por la vida. Cada episodio es un recordatorio de que, aunque la vida pueda ser complicada y a menudo dolorosa, siempre hay algo que aprender y un nuevo amor que esperar.

Conclusión: el poder de las historias adolescentes

En un tiempo donde el mundo parece volverse más complejo, Besos, Kitty es un regreso reconfortante a los días de los besos nerviosos bajo la luna y las charlas sinceras sobre las relaciones. Nos recuerda que es natural tener miedo al rechazo, a estar perdidos o incluso a amar en secreto. La serie combina risas, emociones y una dosis de realidad y trae de vuelta esa sensación de la adolescencia que todos en algún momento hemos experimentado.

Así que, si aún no has visto la serie, ¿qué estás esperando? Te prometo que, después de ver a Kitty luchar con su corazón y sus experiencias, te preguntarás sobre tus propios sentimientos y si, tal vez, es hora de desempolvar esas cartas olvidadas. Porque al final del día, cada uno de nosotros tiene una historia que contar, y quién sabe, tal vez ¡estemos listos para nuestro propio spin-off en esta locura llamada vida!

Si estás buscando una buena dosis de amor y diversión, sumérgete en el mundo de Besos, Kitty. ¡Te aseguro que te sentirás como en casa!