Una noche de verano en Sevilla, la luna brilla con un tono dorado y aromático. El aire huele a mar y a fritura, y, sobre todo, a relaciones humanas. Mientras paseas por las calles empedradas de esta hermosa ciudad andaluza, te topas con un local acogedor que irradia energía y buen rollo: Al Quite, un lugar donde la tradición y la modernidad se fusionan en cada bocado y sorbo.
En este artículo, te haré una inmersión en lo que hace que Al Quite no sea solo otro bar de aperitivos en Sevilla, sino un auténtico proyecto de amistad y sabores que, sinceramente, no querrás perderte. Así que, si estás buscando una experiencia única que combine gastronomía, buena compañía y un ambiente acogedor, sigue conmigo.
La historia detrás de Al Quite: Un sueño hecho realidad
Detrás de este encantador local se encuentran cinco amigos de toda la vida que decidieron dar un salto al agua. Pepe de Las Cuevas, Pablo López, Andrés Carrasco, Roberto Espigares y Luis Baena no solo son compañeros de infancia, sino también soñadores que, después de años de amistad, decidieron abrir este espacio.
Vuelvo a recordar una anécdota de mi propio grupo de amigos. Recuerdo que siempre hablábamos de abrir un bar donde pudiéramos reunirnos todos los fines de semana. ¡Pero claro! Esas citas a las 3:00 am en un bar de mala muerte no se comparan con la idea de un bar propio donde todo esté en su punto… Pero estos muchachos lo hicieron. Para ellos, Al Quite es el lugar donde pueden compartir no solo sus avances personales, sino también sus historias, risas y un buen puñado de tapas.
Una carta de aperitivos que despierta el apetito
Cuando hablas de tapas en Sevilla, está claro que debes hacerlo con pasión. La carta de Al Quite es un poema gastronómico: desde mojama de Isla Cristina acompañada de almendras hasta gambas de Huelva, cada plato parece haber sido creado para acompañar esos momentos de brindis y risas.
Pero, ¿qué es lo que realmente destaca en este menú? Según los mismos dueños, las mejores opciones que ofrecen son las gildas (¡un clásico que nunca falla!) y las tostas. La de bacalao con salmorejo es absolutamente imperdible; imagina a tu paladar dando un pequito de satisfacción. Es como un pequeño abrazo después de un día largo.
Claro que, aunque las gildas son el alma del aperitivo, en esta parte del mundo todo gira en torno a la diversidad. Puedes elegir entre montaditos de pringá, chicharrón con pimentón de la Vera o jamón ibérico con tomate. ¿Quién no se siente afortunado de poder disfrutar de una buena tosta de queso de cabra con miel y romero? ¡Es como llevar la experiencia del aperitivo a otro nivel!
¿Y qué hay de las bebidas, amigos?
Un buen aperitivo no está completo sin una bebida que haga que la experiencia sea aún más especial. En Al Quite, la carta de vinos no es excesivamente extensa, pero hay opciones para todos los gustos. Desde los típicos vinos andaluces hasta las denominaciones más reconocidas, como Rioja o Ribera del Duero.
Pero si hay una bebida que conquista el corazón de todos en el local, esa es el vermut. La combinación de un buen vermut con unos berberechos grandes y una tapa de chicharrón es lo que yo llamo la felicidad en un vaso. Que ni se te pase por la cabeza pedir una bebida industrial cuando hay una Cruzcampo de barril lista para ti.
Un espacio que invita a quedarse
Ahora que has visto el menú, déjame hablarte del local. Al Quite combina una decoración moderna con un toque de calidez. La barra, con taburetes de piel y suelos de madera, te invita a sentarte y disfrutar de una conversación amena con amigos. Aunque no dispone de terraza (que sería la guinda en el pastel en una noche de verano), su diseño acristalado permite que la luz natural inunde el espacio.
Me encanta cómo los dueños han creado un ambiente donde no solo apetecen las tapas. Cuando estás sentado en Al Quite, te sientes parte de una comunidad. ¿Te imaginas? Esa sensación de que estás en el lugar correcto, en el momento adecuado, rodeado de risas y charlas animadas.
¿Dónde está este paraíso del aperitivo?
Ubicado en la calle Canalejas, 10, Al Quite se encuentra en un lugar privilegiado, perfecto para detenerse después de un paseo por las calles de Sevilla o antes de una noche de fiesta.
Recuerdo mi primera vez en Sevilla, tratando de encontrar el mejor lugar para disfrutar de unas tapas. Las calles del centro son un laberinto, pero si me hubieran dado este nombre en ese momento, probablemente habría llegado más rápido. Esta esquina de la ciudad te ofrece lo que todos buscamos: buena comida y buena vibra. ¿Qué más puedes pedir?
Reflexionando sobre el concepto de amistad y gastronomía
A lo largo de este viaje a través de Al Quite, no puedo evitar pensar en el poder de la amistad y cómo se refleja en la comida. Los cinco propietarios no solo comparten sueños y negocios, sino también un amor por la gastronomía que han llevado desde sus años escolares. Esa conexión es palpable en cada plato que sirven.
Me hace recordar a mis propias amistades, aquellas tardes donde nos reuníamos solo para disfrutar de la comida y compartir nuestras historias. Estas experiencias son las que realmente alimentan el alma, ¿no crees? Es como si cada bocado tuviera un poco de amor y risas, además de ingredientes frescos.
Palabras finales: Un lugar que debes visitar
En conclusión, si estás en Sevilla, Al Quite no es solo un lugar donde comer. Es un espacio donde la amistad, la buena comida y la diversión convergen. Puedes disfrutar de un aperitivo que despierta tus sentidos y te mantiene en contacto con esos momentos tan necesarios de conexión humana.
Así que la próxima vez que te encuentres en la hermosa ciudad de Sevilla, recuerda este nombre. Si quieres conocer la esencia de lo que significa compartir la vida a través de la comida y la risa, Al Quite es el lugar. Y si decides ir, no olvides pedir las gildas y una buena tosta. ¡Tu paladar te lo agradecerá!