El desayuno, esa primera comida del día que muchos aman y otros tantos ignoran, ha sido objeto de innumerables recomendaciones a lo largo de nuestra vida. «El desayuno es la comida más importante del día», nos dicen desde pequeños; y aunque puede sonar a cliché, hay una gran verdad detrás de este argumento. Hoy vamos a profundizar en este tema. ¿Por qué es tan crucial desayunar? ¿Qué deberíamos comer por las mañanas? Prepárense, porque aquí van a encontrar un banquete de información.

¿Por qué es esencial desayunar?

Cuando escuchamos que «desayuno» proviene del latín «des-jeunare», que se traduce como «romper el ayuno», la cosa empieza a tomar forma. Después de dormir, nuestro cuerpo ha pasado varias horas sin recibir nutrientes. Así que, cuando nos despertamos, necesitamos reponer energías. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) lo resume de manera sencilla: «Es fundamental proporcionar al organismo la energía y los nutrientes necesarios para hacer frente a todas las actividades que se realizan en esta parte del día».

¿Qué pasa si me salto el desayuno?

Es una trampa sutil: muchos de nosotros nos encontramos en la vorágine de la mañana, apurados y sin ganas de comer. Entonces, saltamos el desayuno. Pero, como bien indica el Dr. David S. Ludwig del Boston Children’s Hospital, eso puede dejarnos con un déficit de energía. ¿Te suena familiar? Imagínate: todo va bien hasta que, de repente, te quedas sin pilas, la cabeza empieza a girar y esos compromisos laborales se sienten como escalar el Everest.

Y eso no es todo. Adriana Alvarado, nutricionista, advierte que saltarse el desayuno no solo no contribuye a la pérdida de peso, sino que puede llevar a un aumento de peso. Así que, si tu estrategia de «más tarde me lo como» no está funcionando, puede que sea porque tu metabolismo está en modo ahorro, esperando cual ciervo en el bosque.

No desayunar puede traer consigo una serie de problemas adicionales, como un mayor riesgo de infarto y problemas de concentración. ¡Y ni hablar del estómago! Recuerdo una vez que decidí no desayunar antes de una reunión importante. No solo lidie con una terrible ansiedad, sino que acabé intentando concentrarme mientras los rugidos de mi estómago competían con lo que decía el presentador. Terrible circulación de aire, pero no precisamente la buena.

Las consecuencias de un mal desayuno

Pero no todo acaba al no desayunar. A menudo, aquellos que sí desayunan deciden optar por lo más fácil: cereales azucarados, galletas o cualquier otro capricho que les pongan más tiempo en la cama. La nutricionista e influencer Blanca García-Orea nos recuerda que una hora y media después de ese desayuno «rápido» es probable que sientas otra vez hambre. Eso se debe a que tu cuerpo ha recibido un golpe de azúcar seguido de un violento desplome, dejando tus niveles de energía más bajos que antes.

¿Te suena la frase «es que me da ansiedad»? Te entiendo. Cuando optamos por estos productos llenos de azúcares y harinas refinadas, estamos jugando con fuego. Y probablemente, en lugar de ser el rey de la oficina, te conviertas en el dormilón de la sala de descanso.

¿Qué se considera un buen desayuno?

Entonces, ¿qué deberíamos considerar un buen desayuno? Los expertos de Harvard han hecho un par de recomendaciones que suenan a música celestial. Un desayuno óptimo debería incluir:

  1. Proteínas saludables: Como yogur griego o huevos.
  2. Carbohidratos de digestión lenta: Muchos optan por el pan integral.
  3. Frutas y verduras: Siempre son bienvenidas, no solo por sus nutrientes, sino también porque le aportan frescura a nuestra mañana.

Imagina sentarte a disfrutar de un café con una tortilla de verduras al lado, mientras revisas el boletín del día. Suena mejor que un bollo a toda velocidad, ¿no? De hecho, quemarás más calorías si te tomas el tiempo de disfrutar un buen desayuno en lugar de apresurarte a comer algo insípido.

Cómo elevar tu energía a través del desayuno

Los científicos de Harvard también nos enseñan un par de trucos para elevar nuestra energía a través del desayuno. ¡Aquí van!

Elegir cereales integrales

¿A quién no le gusta un buen plato de cereales? Pero hay un truco aquí. Busca aquellos que sean altos en fibra: cinco gramos o más por porción, menos de 300 miligramos de sodio y que tengan menos de cinco gramos de azúcar. La fibra no solo te mantiene saciado, sino que también estabiliza tus niveles de azúcar en sangre.

Incluir proteínas

Los huevos son los héroes de cualquier desayuno. No solo son ricos en proteínas, sino que también puedes disfrutarlos de diversas formas. ¡Y no me hagas hablar de los batidos de yogur! ¿Has probado esos que combinan frutas frescas? Una explosión de energía en un vaso. Claro, ¡no olvides limitarlos a carnes procesadas solo de vez en cuando!

Desayunar en casa

Este punto es oro puro: si desayunas en casa, puedes preparar algo saludable y delicioso. Si decides hacerlo en un bar, son muy pocos los lugares disponibles que ofrezcan opciones de desayuno que no estén llenas de carbohidratos refinados y grasas saturadas. Así que, tu cocina puede convertirse en un laboratorio de energía.

Un batido, por favor

Y si eres alguien que se apura por la mañana, un batido puede ser tu mejor amigo. Si lo prepares con ingredientes como frutas, yogur, e incluso un toque de germen de trigo, tendrás un desayuno refrescante que te dejará lleno de energía. Además, son fáciles de llevar si corres hacia la puerta.

Reflexiones finales

Así que la próxima vez que alguien te diga que el desayuno es la comida más importante del día, ya sabes que no están hablando solo por hablar. Está basado en la ciencia. Desayunar bien significa comenzar el día con un buen pie, lleno de energía y no lleno de ansiedad. Es un pilar en nuestra rutina diaria y puede influir en nuestra salud a largo plazo.

Recuerda que alimentarte de manera consciente no solo es una cuestión de nutrición; también es un acto de amor propio. Así que, ¡a tomar el desayuno más importante del día y a disfrutarlo! ¿Acaso no hay nada mejor que comenzar el día con energía y buen humor?