En el mundo de la crianza, hay un fenómeno que suena como un término sacado de una película de ciencia ficción, pero en realidad, es algo que afecta a muchos padres jóvenes: la gramnesia. ¿Te suena? No te preocupes, no estás solo en esto. Con el auge de las redes sociales y la hiperconexión, este término ha cobrado relevancia en el debate sobre la educación de los hijos y la sorprendente amnesia que parecen sufrir los abuelos en cuanto a su propia experiencia de crianza. Así que, acompáñame en este viaje lleno de anécdotas, humor y un toque de empatía mientras exploramos esta fascinante brecha intergeneracional.
¿Qué es la gramnesia y por qué debería importarte?
La gramnesia, como mencionamos, es un término que ha surgido para describir el fenómeno en el que los abuelos olvidan las dificultades y retos que conlleva criar a un niño. Me gusta pensar que es un poco como cuando te acuerdas de tu primer amor: recordamos las mariposas en el estómago, pero olvidamos los momentos de angustia, como las peleas y las lágrimas. ¡Vamos! ¿Quién no ha pasado por eso?
Recientemente, Louise Kerdoncuff, psicóloga infantil y experta en parentalidad, ha expuesto esta idea. En sus talleres y publicaciones en redes sociales, ha señalado que, a menos que haya ocurrido algo realmente traumático, nuestros padres (y abuelos) tienden a olvidar las rabietas, las noches sin dormir y esa fase asombrosamente molesta del «no quiero comer brócoli» (¿quién decidió que un vegetal verde era la comida favorita de los niños?). Esta especie de “amnesia” se traduce en comentarios como “cuando yo era pequeña, nunca hice eso” o “tú saliste del hospital y ya dormías toda la noche”.
Un poco de historia para entender el presente
En la infancia de muchos de nosotros, la crianza se centraba en la disciplina y el control. Las normas eran estrictas y muchas veces se utilizaba el castigo como herramienta principal. Ahora, en cambio, el enfoque ha evolucionado, apostando más por la inteligencia emocional y la conexión entre padres e hijos. ¿Es un cambio tan drástico? Dependiendo de a quién le preguntes, podría parecerlo.
Como he mencionado, yo crie a mis hijos en este nuevo paradigma y, a pesar de lo que digan mis propios padres, nunca hubo un manual que indicara que me convertiría en un experto en ludopatía emocional. Mis amigos se reían al recordar cómo mis hijos solían hacer rabietas en medio de aglomeraciones y yo intentaba disimular el caos mientras buscaba desesperadamente un snack en el fondo de mi bolso.
Siempre que se mencionan las viejas técnicas, no puedo evitar recordar un episodio en el que mi madre argumentaba a favor de que “un golpe a tiempo, a veces es necesario”. Y, claro, ahora me encuentro pensando en cuántas cosas podrían haberse resuelto con un poco de empatía y comprensión (y sin dolor, por favor).
La naturaleza de las críticas entre generaciones
Ser padre o madre en la actualidad no es para nada una tarea sencilla. La presión por ser un “padre perfecto” es enorme y viene acompañada de un sinfín de consejos no solicitados de abuelos, suegras y hasta del vecino que nunca ha cambiado un pañal. Aquí es donde entra en juego la gramnesia: esos comentarios críticos de nuestros mayores a menudo están basados en memorias distorsionadas o en un contexto que ya no se aplica.
Por ejemplo, Lola San Martín, madre de un niño de dos años, comparte cómo en su experiencia, enfrentó críticas de su suegra por sus elecciones durante la lactancia. En su caso, se sintió juzgada por no introducir el agua a su hijo, algo que, según todos los estudios actuales, no era necesario. Ese tipo de situaciones son comunes y reflejan cómo existen normas culturales que necesitan un reinicio urgente.
No me malinterpretes. No estoy diciendo que nuestros padres no hayan hecho un buen trabajo (todos tenemos una historia), pero ¿acaso alguna vez te has sentido exactamente igual a los que te critican? Como si estuvieras en una ronda de justificaciones, una especie de «yo nunca» en versión parental. ¡Qué divertido y frustrante a la vez!
La desinformación y cómo afecta
Hoy en día, muchas madres enfrentan una avalancha de información contradictoria. Una vez hice un experimento en mi grupo de amigas que eran madres. Todas compartimos artículos de crianza y procedimientos recomendados, y lo que descubrí fue que la mayoría de nosotras estábamos seguramente más confundidas que antes. «¡Pero si mi madre no hizo eso!», solía decir alguna entre las risas y el llanto. El miedo a hacer algo “incorrecto” puede hacer que dudemos de nuestras decisiones y enfoques.
Noelia Extremera, psicóloga perinatal, valida toda esta confusión. Según ella, muchas veces las madres llegan a consultas sin realmente padecer una depresión postparto, sino que, más bien, son víctimas de un entorno que las critica por cómo crían a sus hijos. Nos enfrentamos a la presión de satisfacer las expectativas familiares mientras intentamos tomar decisiones que son mejores para nuestros hijos.
¿Y qué hacemos con todo esto? Bueno, hay algunas estrategias que podrían ayudarte a evitar esos momentos incómodos en las reuniones familiares.
Estrategias para sobrevivir a la gramnesia
Comunicación abierta
Una de las más importantes es la comunicación. Si notas que los comentarios críticos comienzan a amontonarse, intenta tener una charla en la que puedas expresar cómo te sientes y explicar tus razones. A veces, una conversación calmada puede resultar en entendimiento. Pero se honesto, a veces también es cierto que no todo el mundo está listo para escuchar.
Defiende tu estilo de crianza
Recuerda que como padre o madre tú eres el que mejor conoce a tu hijo. Puedes usar frases como “Entiendo lo que dices, pero he tomado decisiones informadas basadas en lo que es mejor para él/ella” o “Yo entiendo que no lo veas así, pero esto está funcionando para nosotros ahora”. A veces, poner límites es la mejor manera de manejar esas críticas.
Practica el humor
Y aquí entra mi consejo personal favorito: cuando todo lo demás falle, intenta reir. Si tu suegra dice que “tú no hacías eso”, podrías responder con algo como “Sí, ¡exactamente! Y por eso estoy agradecido de que estamos haciendo las cosas de manera diferente!” El humor puede ser un eficaz desarmador en estas situaciones.
Haz un plan de acción en familia
Por último, propón una reunión familiar ocasional para que todos puedan discutir las expectativas y compartir críticas constructivas sin que se conviertan en conflictos. Quizás podrías usar tus habilidades de mediador para que todos salgan ganando, o al menos para hacer el intento.
Conclusión: Aprendiendo del pasado
La gramnesia pone de relieve la necesidad de un entendimiento intergeneracional. Nuestros padres y abuelos han pasado por la montaña rusa de la paternidad, pero también han cambiado sus perspectivas. Así que, si sientes que la mamitis de tus propios padres está sacando lo mejor de ti, respira hondo y recuerda: la crianza no viene con un manual, y cada generación enfrenta sus propias batallas.
Si te encuentras en esta posición, no estás solo. Antonio y yo bromeamos a menudo sobre la “sabiduría” parental de nuestra familia nuclear mientras intentamos sobrevivir a la etapa de rabietas, y siempre hay una lección nueva que aprender al salir de la burbuja. La crianza es algo hermoso, complicado y, sobre todo, lleno de amor. Solo recuerda tomarte un momento para sonreír y solidificar tu propia forma de criar, mientras te haces a ti mismo esta pregunta: ¿quién dijo que ser padre o madre no puede ser divertido?
Y aunque sepamos que los abuelos no siempre recordarán lo que realmente pasaba, sigamos construyendo un legado familiar que incluya comprensión, amor y un poco de humor en la crianza de las nuevas generaciones. ¿Listo para empezar?