Si alguna vez te has sentido abrumado por la variedad de tés que existen en el mundo, no estás solo. Créeme, cada vez que entro en una tienda de tés, me siento como un niño en una juguetería, pero en lugar de juguetes, estoy rodeado de hojas secas que prometen transportarme a diferentes rincones del globo. ¿Qué es un buen té? ¿Cómo lo distingo del que sólo es un «tésito» más? Hoy, exploraremos el apasionante mundo del té a través de la mirada de una sumiller, Verónica Hegar, quien ha encontrado su camino en esta profesión poco convencional y fascinante.

¿Qué hace un sumiller de té?

Empecemos por dejar en claro qué es un sumiller de té, porque, seamos honestos, muchos de nosotros sabríamos definir a un sumiller de vino antes que a uno de té. Según Verónica, la sumillería de té na no solo se ocupa de seleccionar las diferentes variedades, sino que juega un papel crucial en la educación y la divulgación de este delicioso brebaje. En este sentido, se asemeja más a la figura de un sumiller de vino en Occidente, donde el sommelier (sí, más francés, menos oriental) es el encargado de encontrar la combinación perfecta para cada tipo de comida.

Personalmente, cada vez que asisto a una cata de té, me encuentro en un mar de aromas, colores y sensaciones. La primera vez que visité una tienda de té, me sentí como si estuviera en una película de Indiana Jones, con cada paquete de té prometiendo una aventura diferente. ¿El secreto? Un buen sumiller de té sabe cuál es la variedad adecuada para cada ocasión, algo así como el ‘cupido’ de los maridajes.

La historia personal de una sumiller

Verónica Hegar comenzó su historia con una curiosidad genuina y un amor por los aromas. En su casa, el té era prácticamente un desconocido, y su abuela prefería las típicas infusiones. Pero un día, mientras paseaba por su ciudad, tropezó con una tienda de tés que cambiaría su vida para siempre. La mezcla de aromas la hipnotizó. ¿No es divertido cómo a veces las pequeñas decisiones pueden llevar a grandes destinos?

Hoy, Verónica prueba, selecciona y, crucialmente, cata tés para su empresa, Tesuko. A través de su trabajo, Verónica busca desmitificar el emblemático producto que ha ido ganando reconocimiento en la cocina. Pero no todo es brillo y glamour; ser sumiller de té implica un compromiso profundo con la calidad y la sostenibilidad. Así que, la próxima vez que pienses que disfrutar de una taza de té es algo simple, recuerda que hay todo un mundo detrás de cada sorbo.

Identificando un buen té

Ahora bien, ya sabemos que no todos los tés son iguales, pero, ¿cómo podemos distinguir un buen té de otro que solo parece estar tratando de engañarnos? Aquí es donde entra en juego la trazabilidad. Lo que Verónica sugiere es algo que podría parecer sencillo, pero requiere atención. Cuando compres té, ¡no te limites a leer la etiqueta! Pregunta de dónde proviene, cuál es la variedad, y, sí, incluso si hay azúcares o colorantes añadidos. A veces parece que estamos comprando un vino, pero ¿por qué no deberíamos exigir la misma información para el té?

Ciertamente, el color y el aroma son indicativos de la calidad. Si abres un paquete de té y el olor es rancio o mohoso, corre. Al igual que esa última galleta en una caja, no merece la pena arriesgarse. Además, ¿sabías que puedes ‘oír’ el té? Suena raro, pero al quebrar las hojas, el sonido seco puede indicarte su frescura.

¿Qué pasa con el té de supermercado?

Ahora, no voy a ser lo que se conoce como un «snob del té» aquí, pero la realidad es que muchos tés que encontramos en los supermercados enfrentan un dilema. En su mayoría vienen en esas comillas «prácticas» bolsas de infusión que parecen convenientes, pero ¿cuánto estamos sacrificando con eso? La mayoría de los tés de calidad, al igual que un buen vino, se encuentran en hojas sueltas, no amontonados en una bolsita.

Si alguna vez tomaste un té en bolsita que sabía a… bueno, a nada, ahora sabes por qué. Esa técnica de «CTC» (cortar, rasgar y enrollar) puede dar como resultado un producto final de menor calidad. En lugar de una experiencia transcendente, te quedas con algo que probablemente hubiera sido mejor en contexto de “y si no hay café, está bien”.

La relación entre el té y el café

Ah, el café, ese querido amigo que despierta nuestras conciencias por las mañanas; no podemos olvidar que el té no está compitiendo por el mismo público. ¿Sabías que en Europa, el consumo de té ha aumentado un 5% en los últimos años? Dicho esto, siempre existe esa sombra de “el café es el rey”. Esto no significa que el té se quede atrás; hay una creciente apreciación, especialmente por productos de alta calidad como el matcha, que está de moda.

Ahora, no me malinterpretes: el té no está aquí solo para ser el segundo plato del café. Hay algo muy especial en su esencia y versatilidad que compartiendo la mesa con bebidas como kombuchas y cervezas artesanales. Imagínate una tarde de verano, un delicioso té helado, y un ambiente lleno de risas. ¿Quién necesita café en ese momento?

Cambio climático y su efecto en el té

Algo que tal vez no sepamos es cómo el cambio climático ha empezado a afectar el cultivo de té. Como menciona Verónica, el clima extremo puede arruinar la delicada planta. Necesita un cuidado especial, y si las condiciones climáticas no son las ideales, la calidad de la producción se ve afectada.

Los cambios en la temperatura y la cantidad de lluvia son un reto constante, especialmente para los tés de gran calidad. Es algo que nos toca a todos. Así que, el próximo té que disfrutes, piensa en el arduo trabajo que implicó.

Beneficios del té en la salud

Además de la delicia del sabor, es importante hablar de los beneficios del té. Con alto contenido en antioxidantes, el té puede ayudarnos a mantener un estilo de vida saludable. ¿Quién no quiere vivir más tiempo bebiendo algo que se siente tan bien? Por ejemplo, el té verde es conocido por sus propiedades inmunológicas gracias a sus polifenoles y catequinas.

Consejos para preparar el té perfecto

Ah, la preparación del té, donde los errores son comunes y los sabores perdidos son un lamento. Uno de los errores más comunes a la hora de hacer té es el tipo de agua que utilizamos. Un agua de baja calidad resultará en un té insípido y triste. ¡Es como hacer un sándwich de mantequilla de maní con pan viejo!

Generalmente, el agua debe estar fresca y el té debe infusionarse a la temperatura adecuada. Un té verde se beneficia de agua a temperaturas más bajas, mientras que los tés negros pueden manejar temperaturas más altas. Si no estás seguro, prueba el ‘mizudashi’, la infusión en frío que permite disfrutar de un té refrescante y delicioso sin los cinturas altas de temperatura. Después de mis fracasos anteriores, te aseguro que no hay nada como un té frío en un caluroso día de verano.

Conclusión: más que una bebida, un arte

La historia de Verónica Hegar resuena con todos nosotros. Hay una belleza única en lo que ella hace, no solo al seleccionar tés sino al educar. Como cualquier arte, el mundo del té necesita ser explorado, apreciado y, sí, disfrutado.

Así que la próxima vez que prepares esa taza de té, recuerda que no solo es una bebida. Es el amor, el tiempo, la pasión y la dedicación de muchas manos que participan en el proceso de su creación. Al final del día, ¿qué es la vida más que una colección de tazas y sorbos, marcando momentos de amor y amistad?

Ahora, me pregunto, ¿cuál será tu próxima taza? ¿Te atreverás a explorar el vasto universo del té?