La vida es una montaña rusa de emociones, ¿verdad? A veces estamos llenos de felicidad, y otras veces, la tristeza parece cernirse sobre nosotros como un gato que busca la posición más cómoda en nuestro regazo. Pero, ¿qué sucede cuando no solo sentimos nuestras emociones, sino que también absorbemos las de los demás? Esta es la realidad de aquellos que experimentan hiperempatía. En este artículo, conversaremos sobre lo que implica ser hiperempático, sus ventajas y desventajas, y cómo gestionar este rasgo que puede ser tanto una bendición como una carga.

¿Qué es la hiperempatía?

Cuando hablamos de empatía, nos referimos a la habilidad de comprender y resonar con las emociones de los demás, como un eco en un vacío emocional. Es algo que todos experimentamos a diferentes grados. Sin embargo, la hiperempatía lleva esta capacidad a otro nivel. Aquellos que poseen este rasgo sienten las emociones ajenas con tal intensidad que pueden llegar a experimentar dolor físico y emocional por lo que otros están pasando.

Rodrigo Martínez de Ubago, psicólogo clínico y colaborador docente en la UOC, lo describe claramente: «La hiperempatía no solo implica entender el dolor ajeno, sino sentirlo como si fuera nuestro». En ocasiones, busco este tipo de conexión con un amigo y, de repente, me doy cuenta de que estoy compartiendo su tristeza, su ansiedad, e incluso su frustración, como si todo eso me perteneciera. ¿Te suena familiar?

Cuando la empatía se convierte en tormenta emocional

Imagina que estás en un café, disfrutando de un latte (porque, seamos honestos, un buen café puede cambiar el día). De repente, ves a alguien llorando en una mesa cercana. Si eres empático, puedes sentir tristeza por esa persona. Pero si eres hiperempático, es probable que te sientas abrumado por la emoción de ese extraño, sintiendo como si el mundo entero estuviera en crisis. ¿Alguna vez te ha pasado? Sí, a mí también.

La ciencia detrás de la hiperempatía

Según investigaciones, la hiperempatía puede tener componentes genéticos. Aunque siempre me he preguntado si es un rasgo adquirido por las experiencias vividas. Tal vez mis padres simplemente me enseñaron a ser sensible al dolor ajeno, o puede que esa carga venga directamente del “paquete” genético. Martínez de Ubago menciona que hay una superposición genética entre la hiperempatía y el autismo, así como con las personas altamente sensibles.

Ventajas y desventajas de la hiperempatía

Los hiperempáticos pueden ser vistos como personas maravillosas que comprenden profundamente las emociones de los demás. Es esa capacidad de percibir el giro de una boca en una sonrisa o una mirada que dice más que mil palabras. Sin embargo, como en toda historia, hay un lado oscuro.

Ventajas

  1. Conexión emocional: Los hiperempáticos tienden a establecer vínculos profundos. Esta conexión emocional puede llevar a relaciones más significativas y satisfactorias.
  2. Habilidades profesionales: Muchos hiperempáticos se destacan en profesiones relacionadas con la salud, la educación o la psicología. Su capacidad para percibir las emociones ajenas les hace excelentes en la mediación y resolución de conflictos.

  3. Creatividad: Este rasgo está a menudo relacionado con una alta creatividad. Al explorar emociones tan profundas, la expresión artística tiende a florecer.

Desventajas

  1. Fatiga emocional: La sobrecarga emocional puede convertirse rápidamente en ansiedad y agotamiento. Aquellos que sienten todo el tiempo lo que los demás sienten pueden perder el control de sus propias emociones.

  2. Problemas de identidad: La línea entre lo que es propio y lo que es ajeno se difumina, llevando a confusión y desorientación.

  3. Relaciones problemáticas: Los hiperempáticos pueden volverse dependientes emocionalmente de aquellos cuyo sufrimiento han absorbido, generando dinámicas de codependencia en sus relaciones.

La vida con hiperempatía

Durante mis años escolares, siempre fui el que se emocionaba al ver una película con un final triste. Creo que todos hemos tenido ese amigo que parece llorar más que el protagonista de El Rey León. Esa era yo. Recuerdo que una vez vi una serie dramática en la que un personaje perdía a su mascota. Siendo un orgulloso amante de los animales, terminé llorando desconsoladamente en el sofá. Mis amigos me miraban como si estuviera loco. “Es solo una serie”, decían. Pero, para mí, la carga emocional era real.

Consecuencias a lo largo de la vida

La hiperempatía puede manifestarse de diferentes maneras a lo largo de las etapas de la vida. Por ejemplo, en la infancia, los niños son increíblemente sensibles. Se emocionan más fácilmente y pueden llorar por el sufrimiento ajeno. En la adolescencia, cuando las emociones están al máximo, este rasgo puede intensificarse, llevando a verdaderas crisis emocionales. En la adultez, puede dar lugar a la fatiga emocional y la dificultad para establecer límites.

Martínez de Ubago señala que se puede desarrollar ansiedad cuando no se tienen las herramientas adecuadas para gestionar estas emociones. Tal como un pesado abrigo emocional que llevamos a todas partes, puede volverse agobiante.

Cómo gestionar la hiperempatía

La buena noticia es que hay formas de gestionar la hiperempatía para no ser arrastrado por su torrente emocional. Aquí algunas estrategias que podrían ser útiles:

1. Conciencia del problema

El primer paso es reconocer que se siente más que los demás. Aceptar que tienes este rasgo puede ser liberador. Así, puedes empezar a aprender a manejar tu reacción emocional hacia los demás.

2. Transición a la empatía cognitiva

Martínez de Ubago sugiere desarrollar una empatía más cognitiva. En lugar de absorber las emociones del otro, intenta pensar: “Puedo entender lo que sientes, pero no tengo que sentirlo igual”. Puede ser tan simple como ver una «serie de Netflix» y recordarte que, aunque el drama es cautivador, no necesitas vivir el sufrimiento.

3. Establecimiento de límites

Es esencial aprender a establecer límites emocionales. A veces, esto significa alejarse de situaciones o personas que son demasiado emocionalmente cargadas. Crear un espacio sano puede ayudar a evitar la fatiga emocional.

4. Práctica del mindfulness

La práctica del mindfulness puede ser increíblemente útil. A través de la meditación y la atención plena, puedes aprender a observar tus emociones sin sentir que necesitas absorber lo que otros están sintiendo. A veces me tomo un momento solo para respirar, y me pregunto: “¿Esto es mío?”. Esa simple pregunta puede ser como una bocanada de aire fresco.

5. Terapia

Finalmente, si la hiperempatía se convierte en un obstáculo significativo en tu vida, la terapia cognitivo-conductual puede ofrecer herramientas muy útiles para distinguir entre las emociones propias y las ajenas.

En conclusión

Ser hiperempático es un viaje emocional a veces complicado, pero también puede ser increíblemente gratificante. Hace que nuestras conexiones sean profundas y significativas, pero también puede ser una carga pesadísima. Con la autoobservación y las estrategias adecuadas, aquellos que viven con este rasgo pueden aprender a navegar por sus emociones y disfrutar de las maravillas de la empatía sin ahogarse en el mar de las emociones ajenas. Así que la próxima vez que sientas que el mundo pesa sobre tus hombros al escuchar una noticia triste, recuerda: no estás solo, y hay maneras de equilibrar esa pesada carga.

Porque, al final, ¿no es eso de lo que trata ser humano? Sentir, comprender y también saber cuando es hora de tomar un respiro y cuidar nuestra propia alma. ¡Y cómo no! Seguir disfrutando de ese latte en el café.