La vida de los atletas es, sin duda, un viaje fascinante lleno de sacrificios, triunfos y, en ocasiones, un sorprendente cambio de rumbo. En este sentido, Gemma Mengual, quizás una de las figuras más emblemáticas de la natación sincronizada en España, ha logrado no solo colgar sus medallas, sino también reiniciar su vida en aguas menos conocidas. Persona carismática y multitalentosa, el recorrido de Mengual nos enseña que la vida no termina al dejar la competición, sino que, a menudo, comienza una nueva y emocionante etapa.

El legado de una campeona olímpica

Imagina ser una de las mejores en lo que haces, con 47 medallas en tu haber —incluyendo cuatro platas en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008— y que un día decidas que es hora de colgar el traje de baño y dar un giro dramático a tu vida. Eso hizo Gemma Mengual, quien se retiró en 2016 tras un período de intensa competencia. «No echo de menos la competición ni la rutina», dice ella con una tranquilidad que sorprende. En su mente, el viejo y bien conocido sufrimiento de la competencia ha sido reemplazado por nuevas metas y desafíos en su vida diaria.

A menudo me pregunto: ¿qué se siente al mirar en retrospectiva y darse cuenta de que la rutina de 8 horas de entrenamiento ha desaparecido, reemplazada por las responsabilidades de ser madre y empresaria? Gemma comparte esa transición, señalando que el cambio es fácil cuando has decidido que ha llegado el momento. Aun así, es importante recordar que, para muchos, ese cambio no es tan sencillo. ¡Es como vivir una película de acción y luego volver a la vida decorosa de un domingo por la tarde!

Nuevos desafíos: la vida empresarial

Una de las sorpresas que pocos conocen sobre Gemma es su incursión en el mundo culinario. En 2011, decidió abrir su propio restaurante japonés, llamado Sugoi, ubicado en San Cugat del Vallés. La idea surgió de su amor por el sushi y la necesidad de ofrecer algo diferente en su barrio, donde escaseaban las opciones de comida japonesa. Este restaurante se ha convertido en un referente de la gastronomía local y un lugar donde a menudo lleva a sus hijos. Aquí, en la cocina de Sugoi, ella ha encontrado otro tipo de desafío: el arte de fusionar sabores y crear un ambiente acogedor.

Confesando sus habilidades culinarias, Gemma se describe como «bastante básica» en la cocina pero siempre está dispuesta a experimentar. Imagínate a una campeona olímpica haciendo sushi en casa… sí, eso suena como un programa de cocina que necesitaría un público cautivo. Es divertido pensar en ella como una madre que, además de ser una estrella, se aferra a ese lado cotidiano, intentando que sus hijos coman algo diferente. Su amor por la comida, especialmente el queso, se refleja en su vida personal y profesional.

Sin embargo, hay algo más importante que una buena receta. Gemma ha utilizado su plataforma para abogar por mejoras en el deporte español, especialmente en lo que respecta a las ayudas y las becas para aquellos atletas que exportan sus sueños en deportes que no siempre reciben atención. Este es el tipo de compromiso que transforma no solo su vida, sino la de muchos otros.

El activismo y la búsqueda de la justicia social en el deporte

Uno de los aspectos más admirables de Gemma es su compromiso con el activismo dentro del ámbito deportivo. A menudo se siente frustrada por la falta de apoyo a las disciplinas minoritarias, y ha decidido no permanecer en silencio. De hecho, al día siguiente de la entrevista que tuvimos, tenía planeado asistir al Congreso de los Diputados en Madrid para presentar una serie de peticiones que buscan asegurar una jubilación digna para los deportistas. ¡Eso es lo que llamo realmente «luchar por tu causa»!

Cuando se le pregunta cuál es la principal asignatura pendiente en el deporte español, no duda en responder: “Mejorar el nivel de ayudas y subvenciones.” La empatía que muestra hacia sus compañeros deportistas de generaciones anteriores es palpable. Esto demuestra que, a pesar de sus logros individuales, Gemma nunca ha olvidado sus raíces y la comunidad de la que forma parte.

Es fascinante considerar la cantidad de sacrificios que hacen muchos atletas en nombre de la competencia. Para aquellos que entrenan desde una edad temprana, como lo hizo Mengual, dejar atrás esa vida de dedicación y presión puede ser como saltar de un barco de lujo a una pequeña balsa. Pero, como ella menciona, si se tiene un propósito claro y se busca la manera de mantenerse activa y motivada, es posible hacer la transición.

La vida personal: un equilibrio entre la familia, el trabajo y la salud

La historia de Mengual no sería completa sin un vistazo a su vida en familia. A menudo me sorprende cómo los atletas de élite logran equilibrar su vida personal con sus carreras, y Gemma no es una excepción. Criando a sus hijos en un hogar donde la diversidad cultural y la buena comida se combinan, ella no solo es madre, también es una figura modelo.

Su dieta ha tenido que adaptarse a su nuevo estilo de vida después de dejar el deporte. “Al dejar de entrenar tantas horas, mi cuerpo me pide menos comida”, dice, lo cual puede parecer un alivio para muchos que alguna vez se sintieron esclavos de una rigurosa dieta. Y a pesar de ser una experta en nutrición de alto rendimiento, lo que realmente destaca es su enfoque equilibrado: comida sana, pero también darse caprichos y disfrutar la vida. La honestidad en la forma en que aborda la alimentación es refrescante.

¿Y tú, alguna vez has sentido que la presión por mantener un estilo de vida saludable te cierra las puertas a disfrutar momentos con tu familia y amigos? ¡Es toda una travesía encontrar ese equilibrio!

Reflexiones finales sobre la vida de Gemma Mengual

A medida que las lágrimas de la nostalgia se borran de los ojos al recordar los momentos en el agua, la vida de Gemma Mengual hoy en día nos ofrece una valiosa lección. Ser un competidor de élite no es una sentencia de muerte para la vida futura, sino el comienzo de un nuevo capítulo, lleno de posibilidades.

Con su restaurante Sugoi, su activismo en el campo del deporte y su vida familiar, Gemma nos demuestra que las medallas no son el final de la historia. Más bien, son una plataforma desde la cual lanzarse a nuevas alturas. Inspiradora, poderosa y con una sinceridad arrolladora, su historia debería resonar en todos nosotros, recordándonos que siempre hay espacio para crecer, cambiar y encontrar nuevos caminos.

Así que, la próxima vez que veas un competidor en acción, pregúntate: ¿qué habrá detrás de esa medalla? Más allá de lo que brilla, siempre hay historias de lucha, crecimiento y transformación. Porque al final del día, la vida es eso: un ciclo interminable de empezar de nuevo y buscar nuevos horizontes. ¡Y, por si acaso te lo preguntas, seguro que hay un poco de queso en el camino!